Actualmente, los fármacos se evalúan en ratas por vía intravenosa, con vista a pruebas por vía nasal para facilitar su entrada a los pulmones, así como proteger el tracto respiratorio con nebulizaciones. Luego de finalizar las pruebas, el equipo utilizará la técnica de Reacción en Cadena de la Polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo real (RT-PCR) para confirmar la disminución del RNAm de ACE2 y TMPRSS2.
Ciudad de México, 27 de julio (SinEmbargo).- Con la intención de contribuir en la emergencia sanitaria de COVID-19 que afecta a la población, investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) diseñaron y desarrollaron un total de cuatro medicamentos profilácticos sintetizados, actualmente en evaluación preclínica, para reducir el riesgo de contagio o disminuir la gravedad de la enfermedad en el organismo de los pacientes.
Por medio de técnicas de silenciamiento génico, el equipo de expertos conformado por Sandra Cabrera, Citlali Blancas Nápoles (doctorado), Vanessa García Rubio, Sergio Ocampo Ortega, Janet Siles Guevara (maestría), y liderados por el doctor Santiago Villafaña Rauda, consiguió que los fármacos resultantes eviten la síntesis de proteínas al momento del ingreso del virus SARS-CoV-2 a las células humanas.
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“Mientras otros grupos de investigación centran su búsqueda en disminuir la replicación del virus o vacunas, esta terapia denominada Oligonucleótidos antisentido (ASO) la usamos para inhibir el ingreso del virus a la célula, es decir, mediante la reducción de la síntesis de proteínas implicadas en la entrada del virus a la célula buscamos que las personas tengan menos riesgo de infección o que la severidad sea menor”, explica Villafaña Rauda, Jefe del Laboratorio de Terapia Génica Experimental.
Apoyados por el análisis bioinformático del genoma humano y sus transcritos, los científicos hallaron los sitios susceptibles de degradación del Ácido Ribonucleico mensajero (RNAm) de dos proteínas, con las cuales diseñaron y sintetizaron los oligonucleótidos.
Para su replicación, los virus se anclan a receptores (proteínas) de las células, que en el caso del SARS-CoV-2 es la Enzima Convertidora de Angiotensina 2 (ACE2), presente en la mucosa del tracto respiratorio y a nivel de los neumocitos tipo II (células pulmonares) que ayudan a mantener abiertos y ventilados los alveolos, detalla Sergio Ocampo en un comunicado de la institución.
La intención de esta terapia antisentido es reducir la expresión de dicha enzima para mermar la entrada y replicación del virus en los pulmones, incidiendo en el riesgo de contagio.
“Existe evidencia científica de que la concentración de ACE2 es baja en niños y esto podría estar relacionado con menor probabilidad de contagio, por ello creemos que al haber menos cantidad de esta enzima a nivel del tracto respiratorio se reduciría la tasa de contagios y la severidad”, señala Ocampo.
Por su parte, Vanessa García dice que la Proteasa Transmembrana de la Serina 2 (TMPRSS2) es fundamental para que el receptor ACE2 y el SARS-CoV-2 se reconozcan, ya que ésta es capaz de activar la proteína S de la COVID-19. “Mediante silenciamiento génico interrumpiremos dicho proceso de reconocimiento, debido a que se evitará la activación de la proteína S y como consecuencia el ingreso del coronavirus a la célula para su replicación”.
“Después de ocho horas del proceso y con el propósito de garantizar la calidad y pureza de los fármacos, sometimos las secuencias a diversos tratamientos químicos como: desprotección, purificación y cuantificación”, expone Sandra Cabrera.
Actualmente, los fármacos se evalúan en ratas por vía intravenosa, con vista a pruebas por vía nasal para facilitar su entrada a los pulmones, así como proteger el tracto respiratorio con nebulizaciones. Luego de finalizar las pruebas, el equipo utilizará la técnica de Reacción en Cadena de la Polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo real (RT-PCR) para confirmar la disminución del RNAm de ACE2 y TMPRSS2.
“La idea es incorporar los cuatro fármacos en una sola formulación, que podrá administrarse a personas sanas para reducir el riesgo de contagio y en las primeras etapas de la COVID-19 para evitar infecciones graves”, apunta Villafaña Rauda.
En el caso de las pruebas de toxicidad, el investigador apunta que confían en la posibilidad de que una farmacéutica colabore con el proyecto para la producción del medicamento. “Esperamos terminar los experimentos antes de concluir el año, el apoyo de alguna empresa es lo que marcará la pauta para iniciar el ensayo clínico”, concluyó.