La televisión tradicional en México, y las empresas que la controlan, han padecido en los últimos cinco años sus peores resultados tanto en ventas como en audiencia, ante la aparición de nuevas plataformas digitales que ofrecen no sólo un contenidos innovador, sino que le dan al usuario alternativas para organizar sus propios horarios de consumo e incluso interactuar con ellos para mejorar o resolverles problemas en el servicios, coinciden especiales en telecomunicaciones y académicos que estudian el fenómeno de comunicación de masas.
Para Guillermo Orozco Gómez, académico especializado en recepción de medios, el rating de las grandes televisoras bajó por esta competencia, pues hace un quinquenio tener una buena audiencia significaban 30 puntos y hoy va de 15 a 18. Eso no implica, añade, que las personas no vean el contenido de los canales de televisión, puesto que aún no se puede medir cuántos usuarios se mudaron a otras pantallas. Sin embargo, las nuevas ofertas en las OTTs –como Netflix, Amazon Prime, Blim, Claro Video, etcétera– sí se han llevado a las nuevas audiencias, particularmente a los jóvenes con capacidad de pago.
Además, en 2017, México alcanzó el 79.1 por ciento de cobertura de Internet, lo que implica una penetración de 67 por ciento entre la población de personas mayores de seis años. Durante 2016, los usuarios de Internet representaron el 70 por ciento de esta misma población y en 2015 fueron 65.8 por ciento de internautas; es decir, hay una tendencia a la alza en el acceso a la Red, y por tanto más audiencia para las plataformas digitales y sus contenidos.
Ciudad de México, 27 de junio (SinEmbargo).– La televisión como la conocimos va en declive. Hoy las grandes audiencias, hambrientas por mejores contenidos y con libertad para elegir, exigen un menú más amplio de ofertas y comodidades para disfrutar de entretenimiento y descanso frente a su pantalla, que no es necesariamente lo que se llamó “La caja idiota”.
A lo largo de la historia, la televisión ha sufrido grandes cambios y en los últimos años, con la irrupción de la Internet y de la mano de las OTTs (Over The Top en inglés, que se refiere a las plataformas de libre transmisión como Netflix, Amazon Prime, Blim, Claro Video, etcétera), una nueva reestructuración se le vino encima. No se trata de una sustitución, pero sí existe una caída de la televisión tradicional en el mundo y, por supuesto, el mismo fenómeno se vive en México afecta los intereses económicos de las dos grandes televisoras del país: Televisa y TV Azteca.
“Hay una caída de un modelo de televisión, que es el de la televisión analógica. La televisión tradicional que conocemos como televisión abierta presenta un desplazamiento que es cada vez mayor no solamente en México, sino a nivel global. Es una tendencia que se marca desde 2013 a la fecha, y que en México se aceleró de 2015 a la actualidad, con una pérdida de 14 por ciento de la audiencia para la televisión abierta”, comenta el escritor y periodista Jenaro Villamil, autor del libro “La rebelión de las audiencias”.
Las grandes televisoras que lideran en México, Televisa y TV Azteca, ahora son muy distintas a lo que fueron hace seis años. Los factores son muchos, pero para el especialista sobresalen dos.
En sexenio periodo rodaron tanto cabezas como ingresos, pasaron factura la cercanía política de ambas televisoras con el actual Presidente de la República y un nuevo hábito para ver televisión a través de las OTT, que ofrecen a cualquier día y hora servicios de audio y video a través de la Internet.
“Las televisoras mexicanas tienen dos problemas, dos grandes desafíos: por un lado, el tecnológico, que es el que tienen todas las cadenas mundiales de ponerse al día y de enfrentar la competencia que representan las OTT y el streaming; por el otro tienen el desafío de falta de credibilidad, que no es solamente del del desplazamiento de pantallas. […] La crisis de credibilidad en el caso de las televisoras mexicanas está unida o va de la mano de su apuesta por el Gobierno Enrique Peña Nieto, por la defensa de un modelo de gobierno”, explica Villamil.
Mientras las cifras que Televisa y Tv Azteca enviaron a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) durante estos años eran rojas y mostraban una crisis financiera, Netflix ha reportado sólo bonanza.
Año con año y trimestre con trimestre, los cambios realizado por ambas compañías de televisión mexicanas no dieron los frutos esperados.
En el segundo trimestre de 2015, cuando Televisa y Tv Azteca concentraban el 96.5 por ciento del mercado de la televisión abierta en México, comenzó su debacle con la caída en las ventas de publicidad por contenidos poco atractivos para la audiencia.
El reto fue entonces llegar a la población que tiene la capacidad adquisitiva para pagar por información y contenidos, y no depender de la programación lineal, aquella que tiene comerciales y horarios definidos.
De manera paralela, el mayor agente de ese mercado, que es Netflix, reportó un crecimiento general de 157 por ciento.
En México, cada reporte trimestral de Televisa y Tv Azteca enviado a la BMV mostraba los mismos números y además las mismas causas: bajas en televisión abierta, también en ingresos de los segmentos de Cable por la TV en streaming.
Televisa realizó diferentes planes estratégicos para recuperar su rating: sacaron a sus presentadores de noticias clásicos, como Joaquín López Dóriga, Lolita Ayala y Víctor Trujillo, y programas como el de “En Familia con Chabelo”; renovó en el último año –y en varias ocasiones– su barra nocturna, en un afán muy claro de integrar a la audiencia de jóvenes, pero no le alcanzó para recuperarse, ya que en los demás sectores y, particularmente, en uno los más importantes, el de la televisión restringida, registró una caída de 1.1 por ciento o de 5 mil 445.2 millones en comparación con los 5 mil 505.8 millones reportados en el tercer trimestre de 2016.
Los indicadores financieros más recientes de Televisión Azteca muestran que al arrancar 2018 registró una caída de 57.1 por ciento en la utilidad neta, al descender a 173 millones 604 mil pesos, cuando la utilidad que reportó un año antes fue de 404 millones 207 mil pesos.
Con base en los estados financieros son notables los altibajos, pero hubo algo que se mantuvo constante y esos fueron sus ingresos por publicidad oficial.
EPN Y LA PUBLICIDAD
De acuerdo con datos de SinEmbargo y de la organización civil Fundar Centro de Análisis e Investigación, durante la administración de Enrique Peña Nieto ambas televisoras recibieron en total 10 mil 692 millones 560 mil pesos a cambio de difundir publicidad sobre los logros del sexenio.
En 2013 se les pagaron 2 mil 061 millones; en 2014, el monto fue de 2 mil 722 millones; en 2015 se les asignaron 2 mil 761 millones y en 2016 recibieron del Gobierno federal 3 mil 148 millones 280 mil pesos. Es decir, entre el primer año de la gestión de Peña Nieto y hasta el cierre del año pasado el monto asignado a los gigantes televisivos en México creció mil 087 millones de pesos, es decir un 52.7 por ciento.
El informe más reciente elaborado por Fundar es directo en este sentido: de 2013 a 2016, los proveedores que más recibieron dinero para publicidad fueron Grupo Televisa, con el 17 por ciento total del presupuesto gastado en ese periodo y que asciende a 37 mil 725 millones. A Tv Azteca le tocó el 9.8 por ciento.
De la distribución del gasto en publicidad oficial en general, el Gobierno federal invierte más en televisión que en cualquier otro medio: en 2013 se le otorgó el 35.5 por ciento del gasto y en 2016 el 37.8 por ciento. En radio, para cada uno de los cuatro primeros años de esta administración, se destinó alrededor del 20 por ciento del total de la publicidad y los medios impresos alcanzaron el 17 por ciento cada año.
LOS MEXICANOS, ¿ESTÁN DEJANDO DE VER TV?
De acuerdo con Tercer Informe Trimestral Estadístico de 2017, realizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que es además el más reciente, el nivel de exposición a la televisión a través del promedio de las pantallas que están encendidas en un intervalo de 24 horas fue 14.7 por ciento en promedio a nivel nacional, una cifra que creció respecto al mismo periodo de 2016, que registró 13.4 por ciento.
Los adolescentes de entre los 13 a 18 años son el grupo que registró menos tiempo de exposición frente al televisor con 4:42:21 horas, mientras que las personas mayores de 45 años son los que dedican más tiempo a ver tele, con un promedio de 5:44:07 horas, según consignan los datos de 2017.
“Las audiencias más jóvenes han dejado de ver televisión porque las ofertas que tienen no les parecen atractivas. […] La oferta de contenidos que hay en televisión es muy limitada respecto a la que hay en Internet. Jamás un canal de televisión le va a ganar a la oferta de contenidos que hay en la Red porque los contenidos son muy amplios y variados”, dice Rubén Vázquez, catedrático de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y consultor en Comunicación Digital.
Ahora bien, respecto al uso de Internet en México, la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) revela que en 2017 México alcanzó el 79.1 por ciento de internautas, lo que implica una penetración del 67 por ciento entre la población de personas mayores de seis años.
Durante 2016, los usuarios de la Red representaron el 70 por ciento de esta misma población y en 2015 fueron 65.8 por ciento de internautas; es decir, hay una tendencia a la alza en el acceso.
En tanto, la penetración de banda ancha fija en México fue de 50 accesos por cada 100 hogares, de acuerdo con el Tercer Informe Trimestral Estadístico de 2017. Esto representa 16 millones 745 mil 332 de hogares a nivel nacional, lo que indica un crecimiento de más de 7 por ciento con respecto a 2016.
En cuanto a las telecomunicaciones móviles, datos que arroja este mismo estudio plantean que en el territorio mexicano existen 90 líneas por cada 100 habitantes. El número de líneas telefonía móvil fue de 11 millones 880 mil 621, de éstas el 83 por ciento fue por prepago y el 17 por ciento de pospago.
CAMBIAN CONTENIDOS Y FORMA DE HACER TV
Los especialistas consultados por este diario digital coinciden en que las grandes televisoras mexicanas, Televisa y TV Azteca, no desaparecerán, incluso ven un futuro largo para éstas. Sin embargo, admiten que han tenido que empezar a adaptarse a los nuevos desafíos, puesto que la manera en que las audiencias consumen los contenidos se transformó por completo.
“La forma en la que estamos consumiendo los medios ha cambiado muchísimo. Ya no nos gusta esperar. Eso de esperar, ahí una vez a la semana, para ver una serie o estar viendo el canal para ver qué oferta de contenidos hay, ya no tiene mucho sentido. ¿Qué es lo que pasa? Si quieres ver un programa te metes a Internet, lo ves cuando quieras, donde quieras y cuantas veces quieras”, destaca Vázquez Romero.
Jenaro Villamil explica que la televisión como medio de comunicación se ha estado reinventando a través del streaming o de las OTTs, que ganan cada vez más mercado gracias a que promueven un modelo de televisión bajo demanda y porque permiten la participación de las audiencias.
“El streaming, es decir la transmisión en vivo en directo e interactiva, está ganando todavía muchos más adeptos porque permite la incidencia de las audiencias en los contenidos o en la interacción. El nombre del juego que está cambiando todo esto es la interacción”, destaca.
Mary Carmen Albarrán, consumer manager para México y Latinoamérica de Netflix, coincide en que la interacción de la audiencia con la plataforma es una de las cualidades de las OTTs, como lo es su modelo de distribución de publicar todos los episodios de una temporada a la vez y que permite al usuario la libertad de ver el contenido de su interés cuando lo desee.
“Eso generó algo muy particular en nuestro consumidores, porque de venir de un formato muy lineal en donde tenías que estar a cierto horario frente a la televisión para ver algo, pasamos a darle total libertad al consumidor. Nos dimos cuenta que sí querían esa libertad”, expone.
Para Guillermo Orozco Gómez, académico especializado en los estudios de la recepción y la alfabetización audiovisual, asegura que los servicios streaming sólo amplían la oferta a los usuarios, y la “caída” de la televisión es sólo en la forma en que la vemos, pero aún le queda un futuro por delante.
“Es una caída en la forma de ver la televisión de manera tradicional. Antes de todo el streaming y demás, la audiencia encendía el televisor para ver el programa que les gustaba, después con la televisión de paga aumentó el verla y ahora no es que haya disminuido, simplemente que ya no se ve en el televisor, se ve en cualquier otra pantalla”, considera el también doctor en Educación por la Universidad de Harvard.
Villamil dice que el potencial que existe en Televisa es un músculo importante para la producción de contenidos. Esta empresa, detalla, produce 50 mil horas de contenidos el año, un nivel muy elevado en el mundo, mientras que TV Azteca produce 23 mil horas. Sin embargo, afirma, ya no consiste sólo cuánto van producir, sino cómo y a qué audiencia se van dirigir.
El principal desafío de estas empresas para competir con las OTT es la búsqueda por encontrar sus propias audiencias.
El periodista expone que lo que ya no es rentable para Televisa el modelo de laceración de contenido para “una clase media jodida”, como en 1993 lo afirmó su entonces presidente Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre”.
“México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil”, dijo el hijo del fundador de Televisa, Emilio Azcárraga Vidaurreta, y también padre del actual presidente de la firma, Emilio Azcárraga Jean.
Pero Rubén Vázquez opina lo contrario y plantea que en lugar de que las grandes empresas sigan produciendo contenido deberán apostar por comprarlo, para entonces ellas administrarlo.
“Son empresas tan grandes, tan verticales, que adaptarse al cambio de esta manera tan rápida les va a costar muchísimo trabajo. De hecho, lo han intentado y no les ha salido. Ofrecen y ofrecen contenido y simplemente no pueden conectar con las audiencias. ¿Por qué? Porque tiene estandarizado un modelo de producción de series, de contenidos, tiene una serie de estrellas, contratos, tienen acuerdos muchos y de más, y no pueden conectar. Es muy inflexible el tipo de producción y el tipo de contenidos que saben hacer, a los que están acostumbrados”, explica.
“En lugar de ser productoras de contenido se están volviendo una especie de administradoras de contenidos. En el caso de Televisa compró algunos portales, se asoció con algunos portales, como el Deforma y SDP Noticias, con el objeto de que éstos sigan generando los contenidos y ellos comercializarlos, que me parece lo óptimo. Cómo no pueden encontrar la fórmula adecuada para crear buenos contenidos, entonces lo mejor es comprar a los generadores de contenidos”, agrega Vázquez, quien también es jefe del Departamento de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara.
No obstante, una de las causas que impide el éxodo masivo de los televidentes a las plataformas de servicio streaming, opina Orozco Gómez, es el acceso de los mexicanos a la Internet por su costo.
“La televisión va a continuar. Nos equivocamos cuando dijimos que la televisión iba ser superada y desaparecer, ha sido fortalecida porque se ven en distintos momentos. […] La televisión sigue existiendo en otras pantallas”, afirma.
– Con información de Daniela Barragán