Si bien la viruela del simio comienza a preocupar debido a los brotes en varios países, el virus no sorprende a África, donde lleva propagándose desde hace años.
Por Lucía Blanco Gracia
Nairobi, 27 may (EFE).- La alarma despertada por los más de 200 casos de viruela del mono detectados en países donde esta enfermedad no es endémica contrasta con la situación en África, un continente familiarizado con el virus desde hace más de cinco décadas, aunque apenas ha recibido atención mediática.
“Es una enfermedad con la que seguimos lidiando conforme surgen brotes y los controlamos (…). Sabemos cómo responder, ha sido endémica durante décadas”, dice Ahmed Ogwell, director interino de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África (África CDC), dependiente de la Unión Africana (UA).
Todos los países donde la viruela del mono es endémica son africanos: Benín, Camerún, la República Centroafricana (RCA), la República Democrática del Congo (RDC), Gabón, Costa de Marfil, Liberia, Nigeria, República del Congo, Sierra Leona, Sudán del Sur y Ghana (donde sólo ha sido identificada en animales).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el último año se registraron nuevos casos en Nigeria, la RDC, Camerún y la RCA, lo que no consiguió que los medios prestaran demasiada atención.
Protect yourself & others from #monkeypox:
-Isolate & talk to a health worker if you have symptoms
-Avoid skin to skin or face to face contact with anyone who has symptoms
-Clean hands, objects & surfaces that have been touched regularly
-Wear a mask if you are in close contact pic.twitter.com/VSmYMBwrVs— World Health Organization (WHO) (@WHO) May 20, 2022
“Vemos claramente la desigualdad en la manera de cubrir las enfermedades”, asegura a Efe Christian Happi, director del Centro Africano de Excelencia para Genómica de Enfermedades Infecciosas (ACEGID, por sus siglas en inglés), con sede en Nigeria.
“Ahora hay unos cuantos casos de viruela del mono en el norte global y parece que sea el fin del mundo. Pero cada vez que tenemos un brote de la enfermedad en el sur global, nadie habla de ello”, añade este experto, nacido en Camerún.
Happi critica también el uso extendido de imágenes de personas negras para ilustrar las noticias sobre el reciente brote, a pesar de estar afectando a población blanca. “No es otra cosa que racismo”, denuncia.
El virus fue precisamente detectado en humanos por primera vez en este continente, en 1970, en un niño de 9 años de la RDC.
Desde entonces, la enfermedad, que es menos contagiosa que la COVID-19 y menos mortal que el ébola, ha estado presente en África occidental y central con poca intensidad, si bien durante el último año estallaron varios brotes en diferentes países.
Actualmente, las dos naciones más afectadas son Nigeria y la RDC. En la primera, que sufre desde 2017 un brote con más de 500 casos confirmados hasta ahora, se registraron 46 infecciones en lo que va de año, mientras la segunda contabilizó mil 238 casos y 57 muertes.
La viruela del mono cuenta con dos variantes: la de África occidental, con una mortalidad de algo más del 3 por ciento; y la de África central, que es más grave y supera el 10 por ciento, según la OMS.
BROTES ESPORÁDICOS Y AMPLIFICACIÓN
“Hemos visto brotes esporádicos y, a menudo, se limitan a muy pocas personas en diferentes lugares. No hemos visto una propagación del virus como el ébola o la fiebre de Lassa”, subraya Happi.
En África, no se ha dado “una propagación transfronteriza entre países o a nivel nacional”, añade.
Al tratarse de un virus transmitido por zoonosis -de animales a humanos-, así como por contacto físico cercano con una persona infectada, el patrón de contagio suele ser “ocupacional”, es decir, suele afectar a personas en zonas rurales que trabajan en contacto con animales.
Sin embargo, con la mejora de las comunicaciones, “la gente puede moverse más fácilmente hacia áreas urbanas”, advierte el experto, algo que se suma a la deforestación sufrida por estos países en los últimos años y que ha acercado a los animales a los centros urbanos.
Desde el pasado 7 de mayo, se han detectado casos en cerca de veinte países no endémicos, con España, Reino Unido y Portugal a la cabeza, pero con casos también registrados en otros países europeos y en Israel, Canadá, Estados Unidos y Australia, según la OMS.
La agencia de la ONU advierte que la identificación de casos “sin vínculos directos de viaje a un área endémica es un hecho muy inusual” y, según expertos, esto podría indicar que el virus ha circulado sin ser detectado durante un largo tiempo en esos territorios.
Para el virólogo nigeriano Oyewale Tomori, miembro de diferentes comités nacionales, de la OMS y expresidente de la Academia Nigeriana de Ciencia, “lo que vemos en Europa es una amplificación del patrón de África”.
“Las personas se están juntando en un mismo lugar durante varios días, desarrollando actividades que facilitan la transmisión del virus”, apunta Tomori, al aludir a los dos grandes focos de los que salieron numerosos casos en España: una gran fiesta en Canarias y una sauna madrileña.
MAYOR VIGILANCIA E INVESTIGACIÓN
Según Happi, “la existencia de sistemas de vigilancia en África centrados en este tipo de infecciones permite que se detecten y se contengan los brotes mucho antes, simplemente por la experiencia de los trabajadores sanitarios africanos”.
Frente a la viruela del mono, para la cual sólo existen tratamientos experimentales aún no disponibles en todos los países, las naciones africanas han priorizado hasta ahora medidas no farmacológicas, como el aislamiento de los contagiados y sus familiares.
Además, se ha inmunizado de manera ocasional a los trabajadores sanitarios con la vacuna de la viruela, que ofrece al menos un 85 por ciento de protección para esta enfermedad.
“Lo que se necesita ahora no es pánico, sino preparación. Necesitamos información más detallada sobre el origen del brote y cómo se expandió”, aconseja Tomori a los países europeos.