Hasta 2012 el PRD todavía caminaba en manada. Luego vino el Pacto por México, le dio la espalda a la posibilidad de un cambio y se alió a sus enemigos: Enrique Peña Nieto, el PRI y el PAN. En 2018 casi pierde su registro y, ahora, en el cielo ruge un meteoro: 2022, 2023 y 2024. “Los Chuchos” presenciarán, desde adentro, su propia extinción.
Ciudad de México, 27 de mayo (SinEmbargo).– El Partido de la Revolución Democrática (PRD), que este mayo cumplió 33 años, en sus inicios fue el partido de izquierda más representativo y dejó una agenda de derechos en la capital mexicana como el matrimonio homoparental y la legalización del aborto. Sin embargo, tras aliarse con el peñismo y luego contra el Presidente Andrés Manuel López Obrador, los datos muestran su desmoronamiento y cómo a las elecciones estatales que se celebrarán en nueve días llegará a atestiguar el comienzo de su “extinción”.
En sus tres décadas de vida política, controló la Ciudad de México y gobernó Zacatecas, Michoacán, Tlaxcala y Baja California Sur a finales de los noventa e inicio del nuevo milenio. Pero desde la firma del Pacto por México en diciembre de 2012 con el Gobierno de Enrique Peña Nieto, y ya sin su estructura fundadora, se han salido unos 430 mil militantes a la fecha y ha ido perdiendo Chiapas (2012), Guerrero (2014), Ciudad de México (2018), Morelos (2018), Tabasco (2018), Puebla (2018, que ganó en alianza con el PAN), Nayarit (2021, que también ganó en alianza con PAN) y Michoacán (2021).
En su otrora bastión, la capital mexicana, en 2021 perdió las últimas dos alcaldías que gobernaba, Coyoacán y Venustiano Carranza. Actualmente, recargado en la alianza político-electoral de “Va por México” (PRI-PAN-PRD), tiene presencia en Quintana Roo y Guanajuato; en ocho de las alcaldías de la capital mexicana y, como destaca el dirigente del partido Jesús Zambrano Grijalva, han impedido que Morena tenga mayoría calificada en el Congreso.
En la Cámara de Diputados el Sol Azteca alcanzó 15 curules, el menor número en toda su historia, y en el Senado sólo tiene tres senadores, entre ellos, el exjefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera Espinosa.
Frente a los comicios de este 5 de junio, su dirigente nacional Jesús Zambrano ha dicho que la alianza político-electoral ganará en los seis estados en disputa, pero las recientes encuestas arrojan que en coalición ganarían en Aguascalientes, un bastión panista; las preferencias están muy cerradas en Hidalgo y en Durango, y perdería Quintana Roo que gobierna en conjunto con la derecha.
“Decían que ya estábamos muertos, aquí estamos vivos, fuertes”, aseguró Zambrano durante el reciente mitin del aniversario 33º del PRD, donde aprovechó para criticar el “autoritarismo” de esta “falsa Cuarta Transformación”.
“No vas a acabar con el PRD. No te tenemos miedo, Andrés Manuel [López Obrador]”, gritó entre bullicios de los presentes en el Monumento a la Revolución. “Hay PRD para mucho tiempo”.
Pero, según las proyecciones, en 2022 le quedará presencia por la alianza en Guanajuato, un estado tradicionalmente de derecha; y en el Senado a través del exjefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
Para 2024, dijo Zambrano en el libro La Disputa por México (HarperCollins, 2022) de los periodistas Álvaro Delgado y Alejandro Páez, que el gallo del PRD es Silvano Aureoles Cornejo, exgobernador perredista de Michoacán denunciado por una red de corrupción y relacionado con el medio Latinus, abierto opositor al Gobierno federal.
“No perdimos la elección en Michoacán, nos la arrebató el narco, que es otra cosa. Y por lo tanto Silvano no sale derrotado en términos políticos. Por eso tuvo la valentía de plantársele a López Obrador en Palacio Nacional, hacer viajes internacionales”, dijo.
SinEmbargo pidió al dirigente del PRD, Jesús Zambrano, una entrevista para este texto sobre sus proyecciones para el 5 de junio, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta.
DE LA OPOSICIÓN AL PRIAN
El PRD emergió en una coyuntura en la que había sido vulnerada la elección presidencial que finalmente tomó Carlos Salinas de Gortari. Luego de la “caída del sistema” en 1988, bajo el lema “Democracia ya, patria para todos”, el partido fue fundado con una ideología política de izquierda el 5 de mayo de 1989 por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, su primer presidente; por Ifigenia Martínez y por Porfirio Muñoz-Ledo, quien aspiró a la dirigencia de Morena y ahora es crítico de algunas acciones del Gobierno federal.
Treinta y tres años después, gobierna con partidos de derecha.
“Yo salí en el 2014 del partido y yo no me meto en casa ajena”, dijo el Ingeniero Cárdenas a Los Periodistas para el documental La disputa por México. “Tengo amigos, tengo conocidos, me encuentro con más de alguno con alguna frecuencia. Pero fuera de eso, como institución, como partido político, que les vaya bien simplemente”.
Su actual dirigente Jesús Zambrano, por su parte, lo ve como un pragmatismo. “El PAN y PRI, y nosotros nos movimos, si se quiere ver en esta perspectiva. Nos movimos de una extrema izquierda hacia una suerte de centro izquierda. Todo mundo nos movimos desde las viejas posiciones que teníamos hace veinte años a un nuevo momento, a una nueva circunstancia”, les dijo a Los Periodistas.
Entre los partidos que se unificaron para conformar al PRD en esas “viejas posiciones” figuró el Partido Patriótico Revolucionario (PPR), dirigido por Camilo Valenzuela y Jesús Zambrano, el actual dirigente del partido y quien firmó el Pacto por México en diciembre de 2012.
Más adelante también se fusionó una parte de la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) con miembros como Carlos Navarrete Ruiz, Jesús Ortega Martínez, el otro “Chucho”, y Graco Ramírez Garrido-Abreu, ex Gobernador perredista de Morelos.
Años después surgirían las llamadas “tribus” dentro del PRD, entre ellas la dominante, “la Nueva Izquierda”, conformada por los “Chuchos”.
En 1997, el PRD obtuvo su primer triunfo electoral al ganar el poder Ejecutivo y Legislativo de la capital del país a través de Cuauhtémoc Cárdenas (1997-1999). Luego sería Andrés Manuel López Obrador (2000-2006), Marcelo Ebrard Casaubon (2006-2012) y Miguel Ángel Mancera Espinosa (2012-2018).
El 2 de diciembre de 2012, después de roces por quién sería el candidato presidencial del PRD en julio de ese año, el dirigente perredista Jesús Zambrano firmó el Pacto por México entre el Presidente Enrique Peña Nieto y los dirigentes del PRI y PAN, María Cristina Díaz Salazar y Gustavo Madero Muñoz, sus otrora enemigos.
Durante el evento también estuvo Rosario Robles Berlanga, exjefa de Gobierno interina y exdirigente del PRD hoy presa por presunto desvío de recursos de dependencias federales; y el entonces Diputado Silvano Aureoles Cornejo.
Con el Pacto por México se buscó la aprobación de las reformas estructurales del peñismo, entre ellas la Reforma Energética a la que se opuso Cuauhtémoc Cárdenas, uno de los fundadores del PRD.
Zambrano aseveró entonces en el Castillo de Chapultepec que las críticas internas señalaron que “entregaban” su capital político y que se “desdibujaban” como izquierda, y aunque lo reconoció como un riesgo, “vale la pena asumirlo”, dijo.
El riesgo comenzó a verse.
A finales de 2012, tras las votaciones en que resultó electo Peña Nieto, el ahora Presidente Andrés Manuel López Obrador y renunció al partido tras 23 años de militancia. “Se quedarán con el cascarón”, les advirtió. En un desayuno privado con Zambrano, López Obrador se lo había adelantado.
También se fueron saliendo del partido Alejandro Encinas Rodríguez, hoy subsecretario de Gobernación; Marcelo Ebrard Casaubón, hoy Canciller; y Mario Delgado Castillo, el actual dirigente de Morena.
López Obrador fundó Morena como partido, que hoy controla al Congreso de la Unión y, con impulso de la ola lopezobradorista, gobierna en 15 de los 32 estados. Las encuestas recientes arrojan que en este junio más estados se pintarán de guinda de entre los seis en disputa, entre ellos Quintana Roo, donde gobierna el PRD con el PAN.
Luego vino otra estocada. La noche del 25 de noviembre de 2014, el líder moral y fundador Cuauhtémoc Cárdenas presentó su renuncia al PRD al entonces dirigente Carlos Navarrete Ruiz, por la pérdida de credibilidad y negación a reestructurarse como partido político, argumentó en una misiva.
En medio ardía el caso de Ayotzinapa, en el cual estaba vinculado el Alcalde perredista de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, acusado de nexos con el narco, y el Gobernador perredista, Ángel Aguirre Angulo, a quien la presión social lo orilló a abdicar.
Para las elecciones presidenciales y estatales de 2018, ya en declive, el PRD se alió electoralmente a la derecha panista y, pese a eso, casi pierde el registro a nivel nacional al arañar el 3 por ciento necesario de los votos.
Para surfear durante el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en 2021, se alió no sólo política sino electoralmente también con el PRI a través de “Va por México”, una alianza impulsada por el empresario Claudio X. González y el exlíder empresarial Gustavo de Hoyos.
“Esa coalición está contra lo que haga el Presidente de la República y no tiene ninguna otra propuesta, lo cual a mí no me dice nada”, aseveró Cuauhtémoc Cárdenas en la charla con Los Periodistas para el documental La disputa por México.
Pero, aclaró Zambrano para el mismo proyecto: “No somos empleados de Gustavo ni de Claudio, ni ellos son nuestros patrones”.
En los últimos meses, el PRD, por sí solo, ha resurgido entre la agenda pública sólo por escándalos como el supuesto cabildero del sector energético y asesor de una legisladora perredista a quien se le pidió salirse del pleno de la Cámara de Diputados durante la discusión de la Reforma Eléctrica, y los señalamientos de presunta corrupción contra Silvano Aureoles.
De frente están los comicios del 5 de junio, en los que sólo cuenta con una candidata salida de sus filas: Laura Fernández, que competirá por “Va por México” en Quintana Roo, donde las preferencias no están de su lado.
El meteoro se avecina.