Ciudad de México, 27 de mayo (SinEmbargo).- Aunque muchos se empeñen en decir lo contrario, la presencia cada vez más abundante de fuentes de luz artificial se ha convertido un gran problema para la salud del ritmo biológico o circadiano, el cual es responsable entre otras cosas de controlar los ciclos de sueño.
El uso de aparatos luminosos antes de dormir puede multiplicar este fenómeno ya que la luz artificial altera notablemente el ciclo de sueño de las personas y otros animales, engañando al cuerpo inconscientemente al percibir esos rayos de luz llegada la noche.
Las tablets y otros dispositivos móviles sólo contribuyen a empeorar esta situación, lo cual advirtió la Asociación Americana de Medicina en su última reunión anual. “La excesiva exposición a la luz durante la noche altera estos procesos esenciales y puede crear efectos potencialmente perjudiciales y situaciones peligrosas”, publicó la revista Nature.
Los diodos emisores de luz (LED, por sus siglas en inglés) están presentes en televisores, computadoras, tabletas y teléfonos celulares, y estos suelen emitir mucha luz azul, la cual es precisamente la más nociva por la noche, aún más que los focos y lámparas incandescentes.
“Al igual que el oído tiene dos funciones (audición y equilibrio), con el ojo ocurre lo mismo”, dice el profesor Charles Czeisler, uno de los mayores expertos en la medicina del sueño.
A la par de los fotorreceptores que permiten la vista en el ser humano, la retina cuenta con las células ganglionares, las cuales funcionan como vigías para el ritmo circadiano. Estas células son las que perciben si es de día o de noche y, en consecuencia, el organismo actúa.
Cuando las ganglionares perciben la llegada de la noche, activan la secrección de melatonina; pero si la retina sigue recibiendo luz éste proceso se altera y provoca que el ritmo circadiano se rompa, pudiendo convertirse incluso en un problema de salud grave.
La alteración del sueño también afecta a los patrones de alimentación y a la actividad cerebral o a la regeneración celular. Sin embargo, una distorsión grave y prolongada de este ritmo puede provocar obesidad, diabetes e incluso cáncer, además de estar relacionada estrechamente con el trastorno bipolar.
En la actualidad hay muchas razones por las que la falta de sueño afecta a nuestra sociedad, pero a menudo se olvida que el factor desencadenante es un avance tecnológico tal como la luz eléctrica. “La luz afecta a los ritmos circadianos con más fuerza que cualquier droga”, dice Czeisler.
Las células ganglionares son más sensibles a la luz con longitudes de onda más corta como la azul, por lo que a mayor exposición a este tipo de iluminación, más alta será la probabilidad de alterar el ritmo de sueño.
No obstante, aunque los estudios más avanzados sobre los efectos de la luz artificial en el sueño tienen apenas una década, gracias al trabajo de investigadores como el profesor George Brainard, las verdaderas dimensiones de este problema aún se están analizando.
De momento, lo más recomendable es reducir la intensidad de la luz al anochecer y cambiar cualquier emisión luz azul por otra con longitudes de onda más largas como la luz roja o naranja, eso sin mencionar poner en reposo las tabletas y el teléfono celular antes de dormir.