Ejidatarios han suspendido un tramo del ferrocarril del Istmo de Tehuantepec al expulsar a los trabajadores de las empresas que rehabilitan las vías, entre ellas, una de Carlos Hank Rhon. Esto ha generado choques con los pobladores que están a favor de este megaproyecto del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Ciudad de México, 27 de febrero (SinEmbargo).– A falta de una consulta indígena y de conocer el “Plan Maestro”, ejidatarios continúan con la suspensión de las obras de modernización del ferrocarril del megaproyecto “Desarrollo del Istmo de Tehuantepec”. Los opositores han expulsado a los trabajadores de empresas que rehabilitan el tramo que va de Jesús Carranza, en Veracruz, al ejido Mogoñé, en Oaxaca, informaron en la última asamblea comunitaria.
Sin embargo, ante la movilización —que comenzó desde octubre de 2019 y se agudizó en mayo— han surgido choques entre ejidos vecinos. Hay pobladores que están a favor de la rehabilitación al beneficiarse con la venta de material pétreo para las obras y otros por el “imaginario” del viejo tren de Matías Romero, donde podían transportar sus mercancías desde el porfiriato, dijo vía telefónica Carlos Beas, integrante de la Unión de Comunidades de la Zona Norte del Istmo.
“Se está fracturando el tejido social”, afirmó el oriundo de Matías Romero, otrora pueblo ferrocarrilero. “Estas empresas están contratando a jóvenes de las comunidades para los trabajos de derribo de árboles o arbustos, lo que está provocando confrontación al interior de los ejidos, principalmente en El Zarzal y Mogoñe Viejo”.
Hace un año, la empresa pública Ferrocarril Istmo de Tehuantepec (FIT) licitó los cinco primeros contratos por dos mil 640 millones de pesos para la rehabilitación de 200 kilómetros de la Línea Z del Ferrocarril del Istmo que va de Medias Aguas, Veracruz, a Salina Cruz, Oaxaca.
El tramo suspendido por los ejidatarios compromete las obras de modernización donde laboran empresas mexicanas y españolas, entre ellas, Grupo Hermes (La Peninsular), propiedad de Carlos Hank Rhon, hijo de uno de los líderes del Grupo Atlacomulco, Carlos Hank González.
AMPAROS PARADOS
Hasta el 15 de febrero, el Gobierno federal reportó un avance global del 29 por ciento en las obras a lo largo del tren que busca la interconexión entre el Puerto de Coatzacoalcos y el de Salina Cruz.
Pero el opositor Carlos Beas detalló vía telefónica que ante la falta de avance de los amparos promovidos por los ejidos, los habitantes de la zona han expulsado a los trabajadores de las empresas que rehabilitan la vía férrea y, aseguran, no permitirán su ingreso hasta contar con la suficiente información sobre el impacto sociambiental.
“Hay un manejo muy irregular de los amparos, principalmente en el Juzgado Séptimo de Distrito. Ante la falta de acceso de la jurisdicción del Estado, lo que han hecho los ejidos es presentarse ante las brigadas de trabajadores para decirles que no tienen permiso de acceder a sus terrenos ejidales y les piden que se retiren”, aseguró Beas. “A diferencia de los amparos que han suspendido tramos del Tren Maya, en este caso los amparos se han sobreseido o están hibernando, lo cual permite a las empresas avanzar”.
La resistencia en la zona data desde los intentos de sexenios pasados. El Gobierno de Ernesto Zedillo promovió en 1996 el Programa Integral de Desarrollo Económico para el Istmo de Tehuantepec; en 2008, el Presidente Felipe Calderón dio a conocer el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica para continuar con el Plan Puebla Panamá; y en el peñismo surgieron las Zonas Económicas Especiales, pero fueron canceladas por esta administración que ahora retoma lo que se ha logrado avanzar en los últimos 25 años.
EXIGEN SABER EL “PLAN MAESTRO”
En verano del año pasado, antes de la consulta indígena y la aprobación de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) general, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dio banderazo al programa “Desarrollo del Istmo de Tehuantepec” pensado para 79 municipios del sureste.
Este programa federal implicará proyectos de transporte, energéticos y parques industriales, cuya pieza central es el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que aprovechará la posición del Istmo para competir en los mercados mundiales de movilización de mercancías. A lo largo de la vía férrea, se establecerán “10 Polos de Desarrollo para el Bienestar” (parques industriales), donde se atraerá la inversión privada por medio de estímulos fiscales para generar empleos.
Durante la última asamblea comunitaria de febrero, habitantes de 17 poblaciones oaxaqueñas pidieron conocer el contenido del “Plan Maestro” del megaproyecto, del cual solo fluye “información a cuentagotas”, acusaron.
En diciembre pasado, se realizó de manera virtual la presentación del Plan Estructural y el Plan Maestro Conceptual del Corredor Interoceánico (CIIT) por parte de la empresa singapurense Surbana Jurong.
Rafael Marín Mollinedo, director general del Corredor Interoceánico, mencionó en la presentación que este Plan considera un crecimiento geográfico, donde se propone la descentralización, y diversificación como parte de las estrategias del desarrollo industrial; y puntualiza estrategias para lograr una conectividad efectiva a través del transporte y la infraestructura.
Pero las Manifestaciones de Impacto Ambiental regionales omiten cuántos trenes serán de carga y cuántos de pasajeros, cuántas veces por día pasarán, dónde estarán las estaciones y cómo lo adecuarán a su derecho de vía pese a las curvas existentes.
“Desde finales de febrero del año pasado la Secretaría de Medio Ambiente tenía que consultar la MIA, pero con la pandemia se suspendió. Aún así, los trabajos en algunas zonas han seguido”, aseguró Carlos Beas, integrante de la Unión de Comunidades de la Zona Norte del Istmo. “La Semarnat ha estado evitando la integración de la comunidades de la región a una comisión de monitoreo ambiental”.
La Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI) y Sol Rojo han denunciado desde el año pasado hostigamiento contra sus integrantes por la oposición al Corredor Interoceánico.
Afirman que personas “de porte policiaco vestidos de civil” han merodeado las oficinas de las organizaciones en Rincón Viejo, Santa María Petapa y Santa Rosa Panzacola, Oaxaca.