En nuestro país hay cerca de 2.7 millones de productores de maíz blanco. De ellos, acaso un millón recibe apoyos del Gobierno. De acuerdo con la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México , el año pasado México importó 14.7 millones de toneladas de maíz amarillo de Estados Unidos –donde la tercera parte de la producción incluye productos genéticamente modificados o transgénicos–. Para este año, prevé, importaremos entre 16.8 y 19.2 millones de toneladas de maíz amarillo.
Ciudad de México, 27 de febrero (SinEmbargo).- La Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) urgió este día al Gobierno federal establecer una estrategia para rescatar la producción de maíz, en caso de que Estados Unidos decida cerrar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
En un encuentro con medios, Juan Pablo Rojas Pérez, presidente de la CNPAMM, resaltó que la cadena de producción y de consumo de maíz es la más importante en México, por lo que es necesario que se limiten las importaciones de maíz amarillo según las temporadas.
“Hoy vemos con verdadera preocupación el que en Mexico no estamos viendo hacia el futuro económico productivo primario”, acusó Rojas.
En nuestro país hay cerca de 2.7 millones de productores de maíz blanco. De ellos, acaso un millón recibe apoyos del gobierno, explicó.
A nivel nacional, “lo que necesitamos es subsidios diferenciados por tipo de productor que deben de ir acompañados con financiamiento diferenciado por tipo de productor y de región”, porque “los subsidios y la parte del consumo y la comercialización es el principal incentivo para que los productores inviertan en la infraestructura que se necesita” para salir adelante, dijo Rojas.
Para el productor también es un problema el intermediarismo excesivo. “No le incrementan el valor del maíz blanco al productor pero sí al industrial y el productor. Entonces [el productor] no tiene utilidad significativa. Hacemos un llamado a los gobiernos estatales y federal […] para que trabajemos juntos para que no se vean las alianzas como acciones monopólicas”.
En el caso del TLCAN, el presidente de la CNPAMM comentó que la negociación “nos genera la inquietud y la necesidad de exigirle al nuevo gobierno que debemos de plantear ciertas restricciones a las importaciones para impulsar la producción nacional. Deben de ser limitadas de acuerdo a la temporalidad -como sucede en Estados Unidos- y no [durante] todo el año”.
Es necesario que produzcamos al menos el 80 por ciento del maíz que consumimos. El resto puede ser de importación, pero si el productor importa más de un 20 por ciento, debe conllevar un arancel, comentó Juan Pablo Rojas Pérez.
Según él, el año pasado México importó 14.7 millones de toneladas de maíz amarillo de Estados Unidos -donde la tercera parte de la producción de maíz incluye productos genéticamente modificados o transgénicos-.
Para este año, la proyección de importaciones desde el vecino del norte aumentará en un 20 por ciento -debido al aumento en los combustibles, a la debilidad del peso frente al dólar, entre otros factores que afectan el valor final del producto de consumo-. Es decir que, según la CNPAMM, importaremos entre 16.8 y 19.2 millones de toneladas de maíz amarillo.
No obstante, en los millones de toneladas de maíz que importa México año con año, existe una “gran oportunidad para el gobierno [mexicano] y para nosotros los productores. Pero requerimos recursos financieros para tener acceso a la tecnología que nos genere la seguridad de [venta y de calidad de] la cosecha, además de más producción” para competir con los mercados internacionales, refirió Rojas.
México produce 25 millones de toneladas de es capaz de maíz blanco y amarillo, pero consumimos 38 toneladas de ambos.
En su opinión, “para hacerle frente a la competencia global debemos generar una política agrícola que asegure los recursos financieros de calidad, con tasas de interés estables o rentables para el productor -sea pequeño, mediano o grande-“. Debe de incentivarse el consumo de maíz nacional.
Mientras no resolvamos estas dos cuestiones -la de los controles de importación por temporadas y la implementación de políticas públicas diferenciadas-, el precio de la tortillas no
podrá bajar.
“La tortillas puede valer, en promedio, 10 pesos el kilo ya en la mesa del consumidor –varía en tres y cuatro pesos según la región–. Y puede valer menos siempre y cuando el industrial compre directamente al productor. Hoy, ellos tienen un costo de producción de hasta 14 o 15 pesos. Hace falta regulación en la producción y comercialización de maíz”, urgió Rojas.
Para la cosecha de octubre de este año, la CNPAMM espera una producción de 3 millones de toneladas de maíz blanco, que sí los industriales a nivel nacional compraran -en lugar de irse exportado-, se darían cuenta de que consumiendo los productos locales van a tener mayor utilidad, detalló.
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Por otro lado, Rojas se vio preocupado por la importación de productos transgénicos que pone “en riesgo las variedades animales y genéticas. Y en este caso están en riesgo la propiedad intelectual de nuestros maíces criollos”, dijo.
A pesar de los problemas que los tratados comerciales internacionales implican, el productor también observa buenas oportunidades con la Unión Europea, donde la necesidad de productos tropicales es la posibilidad de expandir el mercado primario de México.
“Buscamos que el productor tenga seguridad de la venta de su producción. Y que el industrial tenga la seguridad del producto y los tiempos de producción para garantizar su utilidad y estabilizar los precios de la canasta básica. Ello para contrarrestar las importaciones de maíz amarillo”, refirió el presidente de la CNPAMM.
Sin embargo, concluyó, “toda la sociedad mexicana tiene la culpa y es responsable de lo que está viviendo la sociedad mexicana”. Y en ese sentido, debemos de actuar para salir adelante y evitar que el productor se vea contagiado de la corrupción de los gobiernos estatales y local.