Sídney (Australia), 28 feb (EFE).- El Gobierno de Nueva Zelanda negó que se alcanzara un acuerdo para retirar los cargos contra el exdirector ejecutivo de la mina Pike River donde murieron 29 trabajadores en una explosión en 2010, informó hoy la prensa local.
Una carta desclasificada y revelada por la oposición laborista reveló ayer que el abogado Stuart Grieve ofreció en octubre 2,8 millones de dólares (2 millones de euros) a los familiares de las víctimas a cambio de retirar los doce cargos contra Peter Whittall.
Dos meses después la Fiscalía retiró los cargos contra Whittall, imputado por la violación de varias normas vinculadas a la seguridad y la salud en la mina alegando las escasas posibilidades de que el caso terminara en una condena.
La decisión de la Fiscalía coincidió con el anuncio de los directivos del yacimiento de ofrecer una indemnización voluntaria a los familiares.
El primer ministro, John Key, aseguró hoy que no tiene conocimiento de que hubiera algún tipo de acuerdo.
“Consideraron muchos factores distintos pero al final se habrían gastado millones y millones en abogados para ir a ninguna parte o acabar pagando a las familias, lo que tiene más sentido”, dijo Key a Radio New Zealand.
En cambio, el portavoz de justicia del opositor Partido Laborista, Andrew Little, aseguró que la divulgación de la carta confirma que hubo un acuerdo privado.
Un portavoz de las familias de las víctimas, Bernie Monk, dijo que sospechaba que “algo se tramaba por detrás que desconocíamos”, pero “continuamente se nos aseguraba que no había ningún acuerdo”.
“Es indignante lo que ha pasado”, añadió Monk en declaraciones a la misma emisora.
Los mineros, de entre 17 y 62 años, murieron casi instantáneamente por traumatismos, quemaduras o asfixia tras una explosión de gas metano que les dejó sepultados a 2,5 kilómetros de profundidad dentro de una galería que carecía de un acceso alternativo.
Cinco días después fueron dados por muertos tras una segunda explosión en el yacimiento, situado en la localidad de Greymouth, en la Isla Sur, en lo que supuso el segundo mayor accidente minero de la historia de Nueva Zelanda.