Ciudad de México, 27 de febrero (SinEmbargo).- Poco más de 52 mil aficionados turcos al futbol demostraron que su pasión por este deporte es casi incomparable, o al menos su manera de expresar con gritos y cánticos su gusto por este deporte, que llega a niveles hirientes para el oído de un ser humano.
Esta animada afición en la arena Turk Telekon en Estambul, principalmente fanáticos del Galatasaray, alcanzó a hacer más estruendo que un avión, tras llegar a los 131.76 decibeles, según Wired, en el clásico de Turquía ante el Fenerbache, cantidad de ruido suficiente como para reservarse un espacio en el libro de récord de Guinness.
El sonido que retumbó por todo el estadio fue inclusive más fuerte que el alcanzado por un auto de Fórmula 1 (120 decibeles), así como el de un concierto de rock como el de The Who, que en su presentación de 1976 en Londres registró 126 decibeles.
Según médicos otorrinolaringólogos, los sonidos que causan mayor daño son los que superan la barrera de 90 dB, especialmente si se escucha de manera sostenida, ya que el problema se agrava cuando se daña las células ciliares y el tejido nervioso.
El primero es una especie de sensor dentro del oído, pero que al desgastarse no hay manera de recuperarlo, al igual que pasa con el tejido nervioso, que en caso de perder audición es de manera definitiva. Esto suele ocurrir cuando se escuchan sonidos superiores a los 90 decibeles por períodos de más de 2 horas, a pesar de que el umbral acústico de dolor está alrededor de los 120 decibeles para la mayoría de las personas.
Si bien éste no es el nivel de ruido que generan durante cada uno de sus juegos, pues hubo otro registro de 97 decibeles en un encuentro de menor relevancia para los fanáticos del Galatasaray, esto sigue siendo un peligro principalmente para los propios seguidores que forman parte de las barras, que es el sector de la afición donde los gritos son constantes y más fuertes.
Además, el futbol no es el único deporte en el que los hinchas del Gala son fervientes y reflejan el apoyo a sus colores como pocos en el mundo.
Sin embargo, esta pasión también ha llevado a sus seguidores a rebasar límites legales de conducta, ya que son reconocidos como problemáticos dentro y fuera de Turquía. Los constantes problemas que han ocasionado entorno a partidos de futbol, los convierten en uno de los resguardados más de cerca por autoridades.
Fue la muerte de 2 personas la que detonó su mala fama. El 5 de abril del 2000, algunos de los fanáticos más radicales del club turco se enfrentaron contra seguidores de mayor riesgo en Europa, los hooligans.
Fue en la Liga de Europa de ese año cuando se enfrentaron Galatasaray y Leeds United, el choque deportivo fue lo menos relevante de esa ocasión, en que las dos hinchadas trasladaron la presión del partido a violencia dentro y fuera del inmueble, donde hubo varios heridos y un par de aficionados ingleses murió por el daño ocasionado en el enfrentamiento.
La UEFA entonces determinó que los aficionados del club turco no podrían acudir al partido de vuelta, ya que serían incapaces de resguardar su seguridad tras los conatos de bronca en Turquía. De tal manera, parece que los 131 decibeles no son suficientes para desfogar la energía de los hinchas del Galatasaray, habrá que ver si son capaces de mejorar (entre otras cosas) su generación de ruido.