La poeta mexicana Jessica Anaid habló con SinEmbargo sobre su poemario Innecesárea, que conjunta una voz para denunciar el machismo y la violencia obstétrica en torno a un procedimiento médico normalizado como la cesárea que debería ser concebido sólo para casos excepcionales.
Ciudad de México, 27 de enero (SinEmbargo).– “Zeus mide con su relámpago de metal mis huesos /pélvicos: / caderas estrellas, dice/ y su diagnóstico frena el impulso de un rayo en la/ cabeza de mi hijo/ siento el fragor detenerse en el hueco final /y el hueso es un es trueno petrificado/ las estrías violáceas de mi vientre anuncia que se / aproxima una tormenta/ no hay lluvia que descienda entre mis piernas / Zeus ha dicho —imponiéndose con su luz plateada—/ que no he de alumbrar a este dios porque soy/incapaz de permitirle la salida”.
Así inicia Innecesárea (Fondo de Cultura Económica) de Jessica Anaid, un poemario ganador del VI Concurso Nacional de Poesía Germán List Arzubide que está dividido en cinco secciones: “Zeus devora mi embarazo”, “El paraíso hospitalario”, “En el quirófano teatral todas las madres olvidamos el guión” y “Paisajes sobre la cesárea Eva pariendo a Adán”. En cada una de estas partes, la autora emplea la poesía como una voz para denunciar el machismo y la violencia obstétrica en torno a un procedimiento médico normalizado como la cesárea que debería ser concebido sólo para casos excepcionales.
Jessica Anaid compartió en entrevista con SinEmbargo cómo este libro nace a partir de su experiencia personal. “Es a partir de que no me dejan decidir sobre mi cuerpo y que yo me siento inconforme después de que me practican la cirugía porque siento que me faltaba algo, que no se llevó a término la fase final de mi embarazo”.
“Se nos asusta y no decimos nada y dejamos que el médico haga todo. Entonces yo dije ‘no, tengo que externarlo, sacar todo lo que traigo dentro’ y así nace Innecesárea, a partir de hacer una reflexión de lo que me sucedió y también platicando con amigas y familiares me doy cuenta de que es violencia obstétrica y que debemos frenarla y yo lo hice a través de este libro que tiene una función estética, pero también de denuncia”.
En cada una de sus partes, la voz poética de la autora hace un recorrido a distintas visiones del machismo y esta violencia, desde el Zeus inicial que decide sobre los cuerpos de las diosas, hasta el Adán que solamente tiene permiso de parir a través de su costilla y ya después como una puesta en escena teatral donde todo ya está escrito.
“En ‘Zeus devora mi embarazo’ hay verso libre, y están estos personajes de la mitología griega: Zeus robándose el parto de Metis, la madre de Atenea; Semele, la madre de Dionisio, y luego ya nos vamos con ‘El paraíso hospitalario’, que tiene que ver con el cristianismo, aquí hay un poema en en verso libre, pero también hay prosa, aquí están las imágenes, por ejemplo del bisturí como serpiente y bueno ‘En el quirófano teatral’, es verso libre y también es una reflexión, mencionó ahí la cuestión de la partera también, mi abuela partera, y los ‘Paisajes sobre la cesárea’ son haikus que tienen los elementos de la naturaleza que se usan la poesía japonesa: el vientre del río o el parto lunar.
Jessica Anaid compartió cómo con la referencia que hace a la labor de las parteras, a su acompañamiento, se contrapone a la violencia obstétrica. “Yo lo considero un homenaje a mi bisabuela que fue partera, anteriormente las parteras eran quienes acompañaban a las mujeres en los partos después de eso los médicos toman el control y ahorita no hacen ver como enfermas, y bueno, los médicos se apropian de los cuerpos, no dejan que la madre sea la protagonista, cosa que las parteras sí, ellas acompañan, ayudan, la madre es la protagonista y en este lado el protagonista es el médico”.
En la obra, la autora también describe la depresión postparto: “se aborda poco y hablamos poco de ello y en las cesáreas generalmente al ser sometida estás más predispuesta a que te dé una depresión postparto porque no tuviste contracciones, no se liberó la hormona del amor, esto provocó que no hicieras un vínculo con tu hijo, con tu hija, y te lleva a desencadenar estas emociones”.
De igual forma evoca las imágenes del trueno de Zeus y de la serpiente en el paraíso para hacer referencia al bisturí lacerando la piel de la madre: “el relámpago llega de manera furiosa, rompe la carne, la lengua venenosa, el bisturí, te inyecta el veneno, deja una marca. Yo puse estos elementos del relámpago, de la serpiente porque también se tiene que visibilizar que deja una herida interna, a lo mejor físicamente ya se va borrando, no se nota, pero hay una herida interna que resuena como este relámpago, que nos envenena, que nos gangrena.
Para Jessica Anaid la cesárea esconde una violencia marcada, un machismo de querer apropiarse del cuerpo de las mujeres, de no dejarlas decidir. “los médicos han sido machistas al momento de decirnos, ‘para qué quieres sentir dolor, mejor te programo y lo hago rápido y sí me ahorro el tiempo que esté contigo y estés quejándote’, porque así son muchos, les asusta el cuerpo femenino al momento de estar pariendo, les asustan los gritos, las contracciones, todo el proceso por el que pasa el cuerpo femenino”.