Bitácora de un debutante. Día 14...

16/06/2012 - 12:00 am

El debate me da la impresión de que dejó bastante satisfechos a quienes lo vieron. Creo que gran parte de que esta sensación se haya extendido se debe a que se evalúa al debate no en sí mismo sino teniendo como parámetro el debate anterior. Cuando preguntaba a la gente me decían: “Mucho mejor que el otro”. ¿Eso significa que éste fue un buen debate? Analizarlo sin hacer comparaciones creo que cambia bastante el veredicto general, de “mejor que el otro” se pasa a decir: “pues sí, no creo que haya sido un gran debate”. Así que todo indica que tampoco parece haber sido de mucha utilidad para formarse una opinión o ir definiendo posturas.

Grupo Reforma conformó un grupo de 450 especialistas de muy diversas áreas para que observaran el debate y lo analizaran. Tras el debate, al ser entrevistados, el 69% afirma que votará por “El menos malo” y 57% “Cambiaría a todos los candidatos presidenciales. Ninguno le convence.” Me parecen cifras desoladoras. Y no se trata exclusivamente de lo que dicen los especialistas del diario Reforma. Los amigos, conocidos y desconocidos con los que he hablado, más o menos tienen la misma postura.

De entre casi 110 millones de mexicanos, ¿de verdad la sociedad a través del sistema político fue incapaz de aportar a cuatro personajes más convincentes? ¿Qué perspectiva de futuro puede tener un país que pone las riendas de la nación en “el menos malo” de cuatro cuestionables personajes?

Es verdad que la sociedad se ha “politizado” en estas últimas fechas, en gran parte por la omnipresencia de las campañas, y por la emergencia del #YoSoy132. Pero a mi manera de ver, la politización ha pasado del campo de la política, la piscología y la sociología y se ha insertado en los terrenos de la física. La politización debe ser medida en términos de eficiencia energética. Antes nos bastaba una mirada para transmitir nuestra opinión: “los políticos son unos inútiles, corruptos e ineptos”. Ahora nos enfrascamos en acaloradísimas discusiones y al final llegamos a las mismas conclusiones: “voto útil al menos malo”.

Esto es como querer ir a la Ciudad de México desde Querétaro y para hacerlo, dirigirse hacia el norte, atravesar toda la circunferencia del globo terráqueo y llegar desde el sur. Más recursos el mismo destino. Dijo algún antiguo griego que de la política debíamos mantener la misma distancia que del fuego; ni tan lejos que los helemos, ni tan cerca que nos queme. En estas campañas y en estas elecciones se va volviendo preferible pasar frío.

El debate me parece que tiene un formato comercial que lo hace accesible para el gran público, pero que lo empobrece como fenómeno político. Asuntos tan complejos como la educación, salud o economía, pueden ser someramente exhibidos en dos minutos, pero no debatidos a fondo. ¿Sería imposible que hubiera un debate profundo y dilatado aunque fuera en otro foro y aunque a la mayoría de la gente le diera flojera verlo?

Dicen que Josefina le dio cierta vida al debate porque atacó. Atacó porque le dijeron: “Josefina: ataca”. ¿Esto cambia o nos hace olvidar que su campaña ha sido completamente insulsa y monótona?

AMLO demostró que puede moderarse, pero estuvo muy quieto porque le dijeron: “Andrés Manuel: quieto.” ¿Esto cambia o nos hace olvidar que nunca antes pareció ser capaz de moderarse y serenarse?

Este debate es un montaje teatral; una pantomima.

Fuente: Reforma, lunes 11 de junio de 2012. Pág. 8.

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