El año 2023 inició con una “marea rosa” que inyectó vida a los partidos de oposición y colocó en una posición protagónica a tres elementos del INE: Córdoba, Murayama y Jacobo; los tres salieron en abril y dejaron al PRI, PAN y PRD solo el color que ya adhirieron a la campaña de su candidata presidencial.
Ciudad de México, 26 de diciembre (SinEmbargo).- ¿Qué pasó con la “marea rosa” que sacó a las calles a miles de mexicanos para decir “el INE no se toca”? Este 2023, este movimiento llegó a su punto máximo para luego pasar a ser el color del logotipo de Xóchitl Gálvez Ruiz, la precandidata única de la Alianza Va por México, integrada por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).
Los otros rostros que fueron estandarte de lo que se llamó “la lucha por la democracia”, Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama, regresaron a sus puestos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el primero al Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) y el segundo a la Facultad de Economía, quien a los días de hacerlo solicitó un año sabático que le fue autorizado a pesar de haber llegado de una licencia de nueve años.
Así culminó un episodio del enfrentamiento entre Instituto Nacional Electoral (INE) y la administración de Andrés Manuel López Obrador que inició por el presupuesto y la Ley de Austeridad que buscó reducir el sueldo de las y los consejeros del INE, cuestión que no ocurrió gracias a un amparo.
Cada año el presupuesto del INE generó reclamos por parte del Ejecutivo al asegurar que el dinero solicitado era para los privilegios. Tras la salida de Córdoba y la llegada de Guadalupe Taddei Zavala a la Presidencia del Instituto el conflicto se solucionó. El 9 de noviembre, luego de que la Cámara de Diputados recortó 5 mil millones de pesos dijo que era una reducción “fuerte” pero que no ponía en riesgo el funcionamiento del INE. Incluso accedió a bajarse el salario a 120 mil 392 pesos, 59 mil 558 menos que su antecesor.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador aplaudió los cambios y dijo que quienes se fueron hablaban de democracia pero eran parte de una “oligarquía” en México.
LOS QUE SE FUERON
Los protagónicos no solo fueron Córdoba y Murayama. En el conflicto, Edmundo Jacobo Molina, quien era el Secretario Ejecutivo del INE, tomó relevancia no solo por el sueldo y prestaciones de las que gozaba, mayores a las de Consejero Presidente, sino por los años que ocupó el puesto al que llegó en 2008. Sus ingresos mensuales eran de 167 mil 935 pesos netos o 246 mil pesos brutos sumando sus prestaciones.
Aunque estaba previsto que ocupara ese puesto hasta el año 2026, Edmundo Jacobo decidió irse con junto con Lorenzo y Ciro. También se cumplió el periodo de Adriana Favela y Roberto Ruiz Saldaña.
En lo últimos nueve años, esos cinco funcionarios le costaron a México, 162 millones 043 mil 437 pesos por los salarios recibidos. Cada uno de los consejeros ganó más de 32 millones de pesos en ese periodo.
Respecto a Lorenzo Córdoba, un día después de terminado su periodo en el INE, anunció su llegada al medio Latinus como columnista y si reingreso al IIJ. Sin embargo, días antes aseguró a El País que vendrían para él “tiempos de persecución política” pero que estaba listo para librar esas batallas.
En el caso de Ciro Murayama, SinEmbargo publicó en junio que al regresar de su licencia de nueve años sin goce de sueldo solicitó un año sabático a la Facultad de Economía. Incluso, Murayama aseguró en distintas ocasiones que su plan inmediato, luego de dejar el INE, sería reintegrarse a la UNAM e impartir clases.
Ese regreso a la UNAM duró tan sólo dos meses, cuestión que también podría evidenciar una falta grave a los estatutos de la UNAM para aprobar los años sabáticos, ya que de acuerdo con los requisitos, Murayama no es candidato a recibir dicho permiso.
El Artículo 58 del Estatuto del Personal Académico de la UNAM establece que por cada seis años de servicios ininterrumpidos, los profesores e investigadores ordinarios de tiempo completo gozarán de un año sabático. Es decir, separarse de sus labores durante un año, con goce de sueldo y sin pérdida de su antigüedad, “para dedicarse al estudio y a la realización de actividades que les permitan superarse académicamente”.
Una semana después, Ciro Murayama confirmó en una carta, que la UNAM sí le dio un año sabático con todo apagado dos meses después de haber regresado a esa institución educativa que opera recursos públicos. Y dijo que le dieron el estímulo porque, antes de irse nueve años al INE había cumplido “seis años y ocho meses ininterrumpidos”.
¿Y LA “MAREA ROSA”?
Las marchas para defender al INE se identificaron en esos primeros meses de este año con el color rosa, que es el color del logotipo del INE. Loreno y Ciro decidieron que también sería el color de la publicidad del libro que publicaron en enero llamado “La democracia no se toca”.
Pero tras la salida de los consejeros los partidos se quedaron con su color rosa. Intentaron revivir la hazaña en las marchas de octubre para defender al Poder Judicial pero lograron repetir el Zócalo rosa.
Finalmente, el 12 de noviembre, Xóchitl Gálvez dio un informe de labores en el Monumento a la Revolución. En su podio, se vio su logotipo, un corazón rosa y en medio una equis. A este evento y a los de la alianza Va por México, se sumaron varias de las organizaciones civiles que también tienen logotipo rosa y que están relacionadas con Claudio X. González.
La principal, Unid@s, impulsó las etiquetas #SeguimosEn Marcha y #MareaRosa. Se trata de un colectivo que ya sirve por completo a Gálvez, quien suma hasta sus huipiles de ese color.