El informe revela que muchos animales son capturados en estados del sur de México y a lo largo de la costa Pacífica, y desde allí son llevados principalmente por tierra hasta grandes centros urbanos, como Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Tijuana.
Por Henry Shuldiner
Ciudad de México, 26 de noviembre (Insight Crime).– Los traficantes de vida silvestre de México aprovechan la vitrina de ventas digital, no regulada y masiva que ofrecen las plataformas de las redes sociales, lo que pone en mayor peligro a algunas de las especies amenazadas en ese país.
Aunque en México existen mercados físicos reconocidos por el tráfico de animales exóticos, el uso de las redes sociales ha jalonado la expansión de esta economía ilegal, pues provee ingentes ganancias a los vendedores y reduce el riesgo de castigo, según la organización ambiental Centro para la Diversidad Biológica.
La investigación encubierta de la organización ambiental revela el fuerte tráfico digital de animales como los tucanes pico de canoa, monos aulladores, pericos atoleros cabeciamarillos y perezosos, todas ellas especies protegidas según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). Otros animales, como jaguares y pepinos de mar, se venden también abiertamente en plataformas de redes sociales, como Facebook, según descubrió la investigación.
El informe revela que muchos animales son capturados en estados del sur de México y a lo largo de la costa Pacífica, y desde allí son llevados principalmente por tierra hasta grandes centros urbanos, como Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Tijuana. Y la demanda extranjera sigue siendo una causa del tráfico de vida silvestre en México. Como InSight Crime ha informado anteriormente, los pepinos de mar y las vejigas de totoaba son consideradas delicias gastronómicas en China.
Para entender mejor esta economía ilícita, InSight Crime habló con Alejandro Olivera, investigador del Centro para la Diversidad Biológica, y uno de los autores del informe.
InSight Crime (IC): El informe muestra que el tráfico de vida silvestre se ha incrementado en todo México en los últimos años. ¿Por qué se ha dado esto y cuáles son las causas del problema?
Alejandro Olivera (AO): El tráfico de vida silvestre ha aumentado por el uso de redes sociales. La facilidad de las comunicaciones, el envío de catálogos, los pedidos de fotografías y la apertura de grupos privados en Facebook son condiciones que han permitido que las redes sociales se conviertan en plataformas para la venta de animales exóticos.
Al mismo tiempo que los traficantes de vida silvestre han incrementado el uso de estas plataformas, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), organismo encargado de proteger la vida silvestre, ha tenido varios recortes presupuestales. Ya no cuenta con una división efectiva de búsqueda en internet. Este organismo investigaba varios mercados físicos en la Ciudad de México, pero todo eso se abandonó con la llegada de la actual administración, que recortó el presupuesto de todo el sector ambiental.
IC: Por tradición, los mercados de Ciudad de México han sido un epicentro del tráfico de vida silvestre en el país. ¿Fueron reemplazados completamente por las redes sociales?
AO: Buena pregunta. De hecho, los mismos vendedores de animales en los mercados de Ciudad de México ahora ofrecen las especies en las redes sociales; las redes sociales son usadas por vendedores ya establecidos como otra plataforma de ventas.
Uno de nuestros investigadores llegó a uno de los mercados físicos a investigar por las ventas allí. Le ofrecieron un catálogo en el acto. Se lo enviaron por WhatsApp, con una lista de precios. Había ofertas de todos los animales imaginables, desde una iguana por 200 pesos mexicanos (alrededor de 10 dólares) hasta un tigre de Bengala por 200 mil pesos (cerca de 10 mil 200 dólares). Entonces, los mismos traficantes manejan las ventas de manera física en estos mercados y mediante las plataformas de redes sociales.
IC: Parece haber muchas personas interesadas en comprar estos animales traficados ilegalmente, desde capos interesados en grandes felinos hasta chinos que buscan totoaba y otros pescados exóticos con fines medicinales. ¿Hay un perfil del cliente promedio del tráfico de vida silvestre?
AO: En realidad, hay dos tipos de clientes. Los más comunes y promedio son quienes desean comprar mascotas a bajo precio. Hablamos de reptiles, como serpientes y tortugas, además de arañas, plantas y orquídeas. Cuando se ofrecen ejemplares de flora y fauna por tan bajo precio, estas especies se hacen asequibles y crece su demanda como mascotas o con fines decorativos.
El segundo tipo de cliente tiene mayor poder adquisitivo. Es una minoría. Es posible que tengan un zoológico privado o muchos animales en sus casas, como grandes felinos o cocodrilos. Esos compradores buscan animales exóticos, como perezosos —no tucanes ni otras aves que por lo general son de bajo costo y fácil acceso—.
IC: Aunque la venta de varios animales exóticos sigue estando regulada en México, la mayoría se vende en el mercado negro. ¿Puede explicarnos cómo se “legalizan” algunos de estos especímenes ilegales para entrar al comercio legal?
AO: Muchos proveedores tienen una licencia de la Unidad de Manejo Ambiental de México para vender ciertas especies animales en el país. Pero muchos proveedores aprovechan la falta de vigilancia para comercializar, con la misma licencia, otras especies o animales no permitidos.
Otros proveedores acostumbran a comprar o alquilar las licencias en el mercado negro. Estos proveedores por lo general crean números de registro y documentos falsos para sus animales. Y dado que esos proveedores están autorizados para vender ciertas especies, introducen otras especies capturadas o traficadas, haciéndolas pasar como criadas en las mismas condiciones que los especímenes legales.
No existe control de parte de los entes reguladores para autorizar cada una de las licencias. Los organismos deben preparar informes anuales o semianuales sobre los animales vendidos usando las licencias otorgadas. Sin embargo, con más de 50.000 licencias expedidas al año, el gobierno está totalmente desbordado hasta el punto en que no tiene la capacidad de verificarlas todas.
También encontramos que, cuando se descubren animales comprados ilegalmente, rara vez se confiscan porque las autoridades no tienen la capacidad de albergarlos antes de reinsertarlos en sus hábitats. Cuando las autoridades dicen que confiscaron un león o un cocodrilo, por lo general se mantiene al animal en el lugar donde se lo encontró.
IC: ¿Hay algo que el gobierno mexicano esté haciendo o deba estar haciendo para combatir este incremento del tráfico de vida silvestre?
AO: Deben retomar las operaciones que antes se realizaban en los mercados físicos de Ciudad de México, pues sabemos que los proveedores son los mismos que venden en línea. Pero, como lo señalamos en el informe, es muy difícil para las autoridades llegar a cerrar estos lugares. De la misma manera como los carteles narcotraficantes tienen campaneros o vigías, los vendedores tienen los llamados “halcones” en el mercado, que les avisan cuándo se acercan las autoridades. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de México tenía una unidad de investigación cibernética que se dedicaba a buscar vendedores ilegales de vida silvestre en las redes sociales. Pero esos programas se han abandonado.
Las empresas de redes sociales en México, como WhatsApp y Meta, matriz de Facebook e Instagram, deben crear regulaciones más estrictas que prohíban la compra y venta de vida silvestre producto de tráfico ilegal. Estas empresas operan en México y por ende deben estar sujetas a la normativa del país. Deben hacer un mejor trabajo para impedir el tráfico de especies.
IC: ¿Los grupos involucrados en el tráfico de vida silvestre participan en otras economías criminales en México? ¿Cómo manejan las redes de tráfico estos grupos antes de la etapa final, es decir, la venta de los especímenes en línea o en los mercados?
AO: Creemos que sí participan en otras economías criminales. En algunos decomisos de animales y vida silvestre hemos visto que los traficantes emplean el mismo modus operandi del tráfico de drogas. La totoaba es el ejemplo más emblemático de eso. Hemos visto estos peces ocultos en llantas de repuestos de vehículos, adheridos a los cuerpos de personas que cruzan la frontera y ocultos en encomiendas: el mismo modus operandi del narcotráfico. Ha habido varios informes de carteles reconocidos que participan en este negocio, pero como sucede con cualquier actividad ilegal, el crimen organizado encontrará la manera de participar en ello y tratar de obtener ganancias.