Ernesto Hernández Norzagaray
26/11/2022 - 12:02 am
La marcha de AMLO… y Monreal
Es muy probable que sí le dolió perder la calle que por décadas fue suya y sus seguidores. Pero las dos marchas son distintas.
Mucho se ha escrito sobre la “revancha” del Presidente López Obrador que se escenificará este domingo en su marcha del Ángel al Zócalo de la Ciudad de México para “informar” sobre los logros alcanzados hasta el cuarto año de Gobierno de la 4T.
Están convocados todos, pero hay “derecho de admisión”, ha dicho el Presidente desde Palacio Nacional con un énfasis curiosamente contradictorio.
Sus detractores han dicho que le “dolió” la gran manifestación ciudadana celebrada el domingo antepasado y va a tratar por esta vía de opacarla.
Es muy probable que sí le dolió perder la calle que por décadas fue suya y sus seguidores. Pero las dos marchas son distintas.
La del domingo 13 de noviembre más allá de sus organizadores tuvo un componente mayoritariamente ciudadano.
Se replicó, además, en más de cincuenta ciudades del país. Entre ellas las de mayor densidad demográfica.
En tanto, la de este domingo, está convocada por el Presidente López Obrador y eso hace la diferencia entre las dos marchas.
Están los ciudadanos del malestar y están los de la gratitud con el poder. Los primeros son una constelación de organizaciones e individualidades que por distintos motivos no están del lado del Presidente con su Gobierno de la 4T, y los segundos seguramente están por razones ideológicas o los beneficios que reciben a través de un cargo público, un servicio o una prebenda.
Se ha dicho también que hay en ellos dos proyectos de país. El bueno y el malo según de donde se vea. El bueno que en su narrativa reivindica a los que menos tienen y otorga beneficios que otros les escamoteaban.
Los malos, en cambio, de acuerdo con esta película justiciera, son aquellos que han “robado descaradamente” en los anteriores gobiernos o peor, los empresarios, que siempre buscarán obtener beneficios mayores sea a través de negocios espurios o las ganancias mediante la ley de la oferta y la demanda del mercado.
Hay algo de cierto en ello, sobre todo en lógica capitalista. Marx. en su teoría del valor, habla del dinero que al ser invertido se traduce en dinero incrementado.
Y la pregunta es, ¿cómo puede salir un país de este atolladero marcado por la polaridad política? Los buenos dirán qué distribuyendo mejor la riqueza y en esa lógica los malos no tienen proyecto porque lo único que les interesa es la acumulación de la riqueza, y los malos responderán con aquella máxima panista de “que no se trata de regalar pescados sino enseñar a pescar”.
Así, una marcha llamará a otra, más o menos vistosas. Y hasta las calendas griegas. Estamos marcados por el fatalismo del callejón sin salida. De posturas irreductibles hasta en lo indispensable como son las instituciones construidas en el largo y sinuoso camino de la transición a la democracia.
Otras experiencias democráticas nos enseñan la importancia de los mediadores de uno y otro bando. Ahí está como ejemplo histórico.la transición española que sin personajes como Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo o el Rey Juan Carlos I, o la misma Comunidad Económica Europea con su cláusula democrática, hubiera sido imposible terminar con el franquismo –aunque sus detractores dirán hubo y hay franquismo sin Franco–, pero lo que nadie puede negar es que hoy el país ibérico tiene un conglomerado de instituciones sólidas que regulan las diferencias entre las distintas fracciones que se expresan en su sistema político.
Gabriel Boric, el Presidente chileno, en su reciente comparecencia ante los senadores lo dijo de otra forma, ante los problemas “nosotros lo resolvemos siempre con más democracia”.
Por eso, en estos días álgidos, o mejor en estos meses y años de confrontación ¿dónde están los políticos de la mediación para encontrar rutas no tan costosas en el ánimo de una sociedad, irritada, fatigada? No sé si estén en las marchas o en el Legislativo lo que sí sé es que se necesitan.
El país pasa por un momento de gran polarización política. Alcanza las mesas de los hogares. Las familias están divididas y hasta algunos amigos,procuran no hablar de política para no lastimarse.
Y eso ocurre silenciosamente en todo el territorio nacional. No habiendo manera de conciliar porque el Presidente atiza todos los días contra sus “adversarios y los medios de comunicación, hacen, no desinteresadamente, la interpretación de estos mensajes y son con cargo al Gobierno y terminan de esa manera por afirmar la polarización.
Es fácil augurar que de esta confrontación no saldrá nada bueno, desde la violencia mediática sólo hay un paso a la violencia física. A la lucha de mexicano contra mexicano. Nuestra historia así lo enseña.
Estamos dando vuelta a la tuerca, como escribiría el escritor estadounidense Henry James. Repitiendo los mismos errores. Reincidiendo en el rencor. Atizando todos los días en la tribuna pública en aras de un triunfo que nunca llegará porque nunca los de enfrente dejarán de existir. Será en el mejor de los casos un triunfo pírrico, momentáneo, fugaz. Nunca definitivo. Porque lo definitivo nunca ha sido la historia. Ni la nuestra, ni la de otros países.
Esto lleva a una reflexión sobre la iniciativa de “reconciliación nacional” que ofrece el Senador Ricardo Monreal y al que le tundieron inmediatamente desde el obradorismo, el mismo Presidente se ha preguntado molesto cómo puede abrazar a alguien que es “corrupto, corruptísimo” y otros, de los que ven todo en blanco y negro, han dicho que Monreal toma la principal bandera del PAN.
El diario El País está semana reveló presuntas negociaciones de él con tres líderes de la coalición Va por México para que el todavía morenista fuera el candidato presidencial de la coalición Va por México sí, es cierto, hay que decir que está “deslealtad” es con cargo al Presidente que lo excluyó del proceso sucesorio interno y éste hoy jugaría sus cartas para el 2024 con la oposición.
Pero esto, que puede ser buscapiés mediático, hay que ver si está en sintonía con lo que quieren los partidos opositores incluido MC, que, de acuerdo con esta versión, es condición para que el zacatecano acepte la eventual nominación.
En tanto eso sucede o no, la bandera de la reconciliación nacional es un mensaje poderoso que lo podrían comprar muchos mexicanos hartos de una confrontación que no tiene límites y que llama, a un alto en el camino en clave democrática, para de esta forma atemperar los ánimos que se expresaron en la anterior marcha y la que escenificara este domingo.
Al tiempo.
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