Al provenir de Europa, Carlota y Maximiliano fueron los primeros que trasladaron la tradición del árbol de Navidad a México. En 1864, miembros de la aristocracia asistieron a una reunión en el Castillo de Chapultepec, que era la residencia oficial de la pareja imperial, e imitaron la costumbre que poco a poco se fue difundiendo.
Ciudad de México, 26 de noviembre (EuropaPress).- Conocemos el ritual pagano del origen del árbol de Navidad, cuando los habitantes europeos colocaban frutos sobre los árboles para recibir la primavera y honrar a sus dioses pero, ¿cómo llegó a Iberoamérica?
Fue en el siglo XVII cuando los cristianos desembarcaron en el norte de Europa y descubrieron cómo los autóctonos adornaban un árbol perenne para celebrar el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad. Con el tiempo, el cristianismo adoptó esta tradición y la aceptó como el “árbol de Cristo”, elemento que convivía con el Pesebre y el Belén.
Muchos son los mitos, fábulas y leyendas que giran en torno a la llegada del árbol de Navidad a México, pero fueron el emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota los encargados de acoger la costumbre. En diciembre de 1864, la aristocracia mexicana que asistió al Castillo de Chapultepec, residencia de la pareja, quedó asombrada por los colores, brillos y detalles que vieron en un árbol que adornaba la Navidad.
Un elemento decorativo inusual que no tardó en ser imitado. Al año siguiente, con la muerte de Leopoldo I, Rey de
Bélgica y padre de Carlota, se declaró el luto nacional, aunque este ornamento no faltó. Solamente una vez que el imperio llegó a su fin con el fusilamiento de Maximiliano en Querétaro, se perdió el folclore del árbol que tanto había complacido a México.
Una década más tarde, en 1878, el general Miguel Negrete recuperó la moda europea colocando un árbol en su propia casa, influenciado por sus viajes a Europa y Estados Unidos. Esta vez, “el decorado del árbol contaba con un sembrado de luces y bajo él se escondían más de 250 juguetes, uno por cada invitado. Los objetos consistían en juguetes de muy buen gusto y aún de lujo”, publicó por toda la región la prensa del momento.