La NASA tiene interés en los polos lunares, particularmente en el polo sur, que los expertos han considerado durante mucho tiempo como lugares prometedores para la existencia de hielo.
Ciudad de México, 26 octubre (RT).- La NASA enviará un vehículo de exploración espacial a la Luna con el propósito de buscar y localizar depósitos congelados en su superficie. El plan podría ponerse en marcha en diciembre de 2022, antes del inicio del programa Artemis, que pretende llevar una nueva misión tripulada a nuestro satélite en 2024.
Según informó la agencia espacial este viernes, el denominado VIPER (por sus siglas en inglés) tendrá el tamaño de un carrito de golf y contará con cuatro instrumentos científicos, entre ellos, un taladro de un metro, para la obtención de muestras en cráteres y otras partes del suelo, y un espectrómetro de neutrones para la detección de humedad. El vehículo recolectará datos sobre diferentes tipos de ambientes de la superficie afectados por la luz y la temperatura.
Se calcula que el róver recopilará aproximadamente 100 días de datos que ayudarán a la elaboración de los primeros mapas con la ubicación de los recursos hídricos del satélite terrestre.
“Desde que se confirmó la presencia de hielo de agua lunar hace 10 años, la pregunta ahora es si la Luna realmente podría contener la cantidad de recursos que necesitamos para vivir fuera de nuestro planeta. Este vehículo móvil nos ayudará a responder las muchas preguntas que tenemos sobre dónde está el agua y cuánta hay que podamos usar”, afirma Daniel Andrews, gerente de la misión.
La NASA tiene interés en los polos lunares, particularmente en el polo sur, que los expertos han considerado durante mucho tiempo como lugares prometedores para la existencia de hielo, con reservorios que “potencialmente ascienden a millones de toneladas”. De ser así, este recurso facilitaría a los humanos su permanencia en la Luna: proporcionaría oxígeno para respirar, que en combinación con hidrógeno serviría además de combustible para cohetes y otras naves.
“VIPER nos dirá qué lugares tienen las concentraciones más altas [de agua] y qué tan profundo debajo de la superficie se debe ir para obtener acceso a ella”, resalta Anthony Colaprete, científico del proyecto.