Huesos, casquillos, diversas prendas de ropa desperdigadas y montículos de tierra que al entrar las varillas destilaban olores fétidos se ubicaron en por lo menos nueve puntos de las inmediaciones de la presa, cerca de la carretera federal, por las brechas que conducen al cerro de Arandas.
Por Edith Domínguez
Ciudad de México, 26 de septiembre (PopLab).- En su tercera incursión acompañados con autoridades a zonas del estado que les han sido reportadas como sitios de hallazgos (fosas clandestinas) de cuerpos o restos de personas, integrantes del colectivo “A tu encuentro” recorrieron durante jueves y viernes un área vecina a la presa del Conejo, en Irapuato, en una labor de reconocimiento que se convirtió en la certeza de un sitio para buscar a sus desaparecidos.
La jornada inicialmente estaba prevista para reconocer un rumbo que aparece de manera recurrente en varios casos de desapariciones. Pero al paso de los caminantes, sus varillas y los binomios caninos buscaron y encontraron las huellas de lo que efectivamente sería un área destinada a la inhumación clandestina de personas.
O, como tajantemente lo dijo personal de la Comisión Nacional de Búsqueda presente: una fosa, porque no hay manera de simular con otro nombre, puesto que ya por la noche, lejos de la zona, el colectivo se enteró de que la Fiscalía logró sacar un cuerpo del lugar. Pero ya no pudieron estar allí para verlo.
Huesos, casquillos, diversas prendas de ropa desperdigadas y montículos de tierra que al entrar las varillas destilaban olores fétidos se ubicaron en por lo menos nueve puntos de las inmediaciones de la presa, cerca de la carretera federal, por las brechas que conducen al cerro de Arandas.
Las fotografías tomadas por el colectivo muestran dos hallazgos inesperados: un chaleco antibalas, aparentemente en buen estado, tirado entre pastizal y piedras, y una bota -esta más deteriorada- con el logo de una corporación de seguridad pública, que parecería corresponder al de las Fuerzas del Estado.
La localización de un fémur a flor de tierra en la primera jornada -del jueves- llevó al personal de las comisiones nacional y estatal de búsqueda a pedir la presencia de personal de la Fiscalía General del Estado, para la apertura de una carpeta de investigación y los trabajos periciales necesarios.
Pero el viernes, además de los montículos a inspeccionar, otros restos óseos (costillas) fueron hallados también a flor de tierra, entre los huizaches espinosos que obligaron a los integrantes del colectivo a un más cuidadoso y lento recorrido.
También se encontró un pantalón con el nombre completo de una persona, similar al que se entrega a internos de un anexo para tratamiento contra adicciones.
“Este es un punto que se refería constantemente al leer las carpetas y platicar con las familias. Nosotros solicitamos (la prospección) porque nos referían que había montículos de tierra a revisar, para ver si se organizaba una búsqueda”, dijo el representante del colectivo José Gutiérrez.
Efectivamente, esta zona del Ejido El conejo tiene registro de hallazgos anteriores, por lo menos de dos años atrás.
El 23 de octubre de 2018, se conoció la localización de cinco cadáveres envueltos en bolsas de plástico, en un punto sobre las faldas del cerro de Arandas, en lo que se reportó como el primero sitio de hallazgos o fosa detectado en Irapuato.
“Los policías municipales arribaron al lugar presuntamente luego de una llamada al 911 en la que les reportaron que en el Ejido El Conejo se encontraban restos humanos; esto alrededor de las 14:30 horas”, publicó en ese entonces la reportera Edith Domínguez al informar sobre el sitio.
Los cuerpos envueltos en el plástico estaban enterrados a un costado de una brecha, cerca del camino al ejido, y fueron hallados por campesinos de la zona.
Marco Antonio Sánchez Aparicio, entonces vocero de seguridad del gobierno del estado, salió a decir que no se trataba de una fosa clandestina, pues los cadáveres “se encontraron al ras del piso”.
“Había intentos de ocultamiento con un poco de tierra, pero todos se encontraban ya a ras de piso”, fue la expresión textual con la que el efímero vocero pretendió minimizar la gravedad del hallazgo.
Esta vez, la incursión de familiares de personas desaparecidas ocurrió ya en el marco del trabajo de la Comisión Estatal de Búsqueda, instancia responsable por ley -junto con la Fiscalía- de atender la crisis que vive Guanajuato en este tema.
El grupo de civiles y autoridades -acompañadas por elementos del Ejército con binomios caninos y de Fuerzas del estado- ha permanecido caminando por la zona jueves y viernes entre 10 de la mañana y cinco de la tarde, aproximadamente.
Fue el primer día cuando se encontraron con el fémur, las prendas, zapatos y el chaleco antibalas, aunque en distintos puntos del recorrido, explicó José Gutiérrez.
Sobre el vestigio óseo dijo: “No sabemos si de hombre o mujer, pero sí se presume que estén más huesos, ahora con ese hallazgo que intervenga la Fiscalía, primero para empezar a aceptar el problema en el que está Guanajuato y para empezar a hacer el trabajo”.
El criminólogo contó que el personal de la agencia del ministerio público 5 del fuero común llegó de mala gana al sitio, quejándose frente a los familiares que buscan de que “a ellos no les tocaba” iniciar la carpeta de investigación y los peritajes en el lugar.
“Decían que no les toca, que los mandan porque están de guardia, que se debería de encargar la agencia 8… esos son problemas internos (pero) desde el trato a las víctimas actúan mal y en la integración de las carpetas lo hacen mal. A nosotros nos interesa saber en qué agencia va a quedar y cuál es el número de la carpeta de investigación. Si les damos trabajo, pues ese es su trabajo”, señaló el representante del colectivo “A tu encuentro”.
No obstante, en el regreso al sitio el viernes, el personal de la FGE no arribó al inicio de la jornada, sino hasta ya por la tarde, incluso después de que periodistas se acercaron al lugar.
Ya se había encontrado otra estructura ósea para ese momento, pero integrantes del colectivo esperan que se pueda continuar la búsqueda durante los siguientes días en esos puntos de acuerdo con los protocolos de seguridad (con luz del día), aunque para la noche del viernes seguían llegando peritos de la FGE, que pretendía continuar trabajando.
Esta es la tercera incursión en zonas para reconocimiento o búsqueda que el colectivo hace a partir de la instalación de la comisión estatal de búsqueda. La primera se llevó a cabo en Uriangato y la segunda en una zona de la comunidad de Aldama.
Informes oficiales sobre primeras búsquedas… todavía no
Son ocho las actividades de búsqueda hasta ahora desplegadas desde el nombramiento de Héctor Díaz Ezquerra como titular de creación de la Comisión estatal de búsqueda… de cuyos resultados periciales la Fiscalía General del Estado no ha entregado reporte alguno.
-¿Se sabe por qué?- se preguntó a Díaz Ezquerra.
“Porque están haciendo su procesamiento. Ahí sí… estamos en constante comunicación, pero de sus procesos no te puedo decir. De estos resultados te digo con toda honestidad desconozco los tiempos, sé que hay mucho trabajo por delante”, contestó.
El primer reconocimiento hecho en Uriangato, en áreas del Ejido Cupuato, se hizo con personal de la Comisión Nacional de Búsqueda y de la propia Fiscalía a fines de mayo.
Una segunda incursión amplió el recorrido para la participación de representantes de todos los colectivos que se han formado en Guanajuato con familias de las personas desaparecidas, a principios de agosto.
“Nos hemos tenido que empezar a dividir (para distintos puntos reportados por los colectivos); hay mucho trabajo por hacer en Guanajuato (sic)”, terminó por reconocer el comisionado Díaz Ezquerra.
“Es un problema latente que existe en el estado, estoy seguro que estamos aprendiendo a cómo enfrentarlo, y primero reconociendo que lo tenemos… hace 3 meses no se daban búsquedas de personas desaparecidas. Sabemos que las familias estaban buscando por su lado, pero estamos entendiendo un nuevo contexto social en el estado. Ha sido una avalancha de cosas que hemos ido aprendiendo”.
La exploración en las inmediaciones de la presa El conejo era uno de dos puntos previstos para recorrer en Irapuato en estos días con integrantes del colectivo “A tu encuentro”. A partir del hallazgo del fémur (que fue trasladado al Servicio Forense de la FGE en Irapuato) se reorganizaría el programa.
“Platicaremos con las familias, como se sientan más seguros o continuemos con otro punto señalado o se fija otra fecha posterior”, dijo el comisionado.
También mencionó que a la fecha, se han integrado nueve personas a la comisión con perfiles de criminólogos, criminólogos forenses y de perspectiva de género para la búsqueda diferenciada de personas.
El viernes 25 se continuó además con las mesas de trabajo acordadas con las familias, en materia de investigación y búsqueda y de la revisión del reglamento interno de la propia comisión.
Según el comisionado, “En las reuniones que me ha tocado estar de colectivos con Fiscalía (que preside la mesa de identificación forense solicitada por colectivos) ha tenido apertura a los accesos a las bases de datos de los Semefos, con los datos específicos de las personas…”.
En tanto, se construye la página para el registro estatal de víctimas, que todavía no se tiene.
-¿Han hecho localizaciones de personas con vida?-
“La semana pasada hicimos en un trabajo en conjunto la entrega de una menor en Uriangato. Llevaba dos años y medio desaparecida, pudimos ubicarla en Romita y la semana pasada se reunió con su mamá. Desapareció siendo una adolescente, dejó un bebé de casi 8 meses.
-¿La encontró la Fiscalía o quién?-
“Por medio de la comisión se hizo la búsqueda, la localización. Y se avisó a la Fiscalía para la recuperación de la joven”.
-¿Y cómo desapareció?-
“Alguien la enganchó, podríamos decir”.
UN PARTEAGUAS LLAMADO AYOTZINAPA
Mientras terminaba la jornada de exploración que dio con las prendas y el resto óseo en las inmediaciones de la presa del Conejo, en León activistas y académicos de la Universidad Iberoamericana hacían su propio análisis de la desaparición de personas en México, marcado por lo ocurrido con los 43 estudiantes de la Normal “Isidro Burgos” de Ayotzinapa un 26 de septiembre de hace seis años.
Santiago Corcuera, quien fue integrante del Comité contra la desaparición forzada de personas de la ONU hasta 2017 y actualmente es integrante del Consejo ciudadano del Sistema Nacional de Búsqueda, resaltó cómo esta desaparición forzada masiva de los jóvenes normalistas representa un precedente que demuestra que es posible que un Estado (el gobierno mexicano) acuerde con instancias internacionales el apoyo de expertos (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, el GIEI) para investigar éste y otros casos de esta “crisis humanitaria de magnitudes descomunales en México”.
“Solamente con mecanismos internos de justicia transicional (como la Comisión de la Verdad por Ayotzinapa) y la ayuda internacional, podemos lograr dar alguna probada de lo que significa la justicia” para quienes buscan a sus desaparecidos, dijo Corcuera.
La coordinadora del consejo ciudadano del Sistema Nacional de Búsqueda Grace Fernández valoró cómo la desaparición de los estudiantes significó que la sociedad mexicana volteara a ver con otra mirada la crisis de desaparición de personas, que era desvirtuada con un discurso criminalizador de las víctimas por parte de las autoridades, muchas veces cómplices.
“Ayotzinapa hace que nuevamente la sociedad salga, se indigne y pregunte lo que está pasando. Ven que se llevan a muchos de un jalón y no está haciéndose nada, que hay autoridades involucradas. El movimiento social que acompaña a los padres de Ayotzinapa empuja a estos movimientos para la ley (de desaparición forzada)”.
Aunque lamenta que, con todo y ese impacto mundial, México sume al 24 de septiembre un registro de 74 mil 353 personas desaparecidas, de las cuales 11 mil 173 adquirieron ese estatus entre el primero de diciembre de 2018 al 24 de septiembre de 2020, en el actual sexenio.
Esto significa, dijo, “que todo por lo que hemos trabajado en los últimos años sigue sin dar el resultado principal: que no haya más desapariciones, y el segundo resultado más importante: saber dónde están”.
El espeluznante ‘corte’ del Registro nacional dice que hay 857 personas desaparecidas en Guanajuato, “aunque sabemos que hay por lo menos 2 mil. ¿Cuántos muertos de esos desaparecidos? No sabemos, porque tampoco hay reconocimiento de las fosas clandestinas que hay en Guanajuato por la Fiscalía. Y como no hay más que la familia del que están buscando que le reclame, se mantiene la impunidad a la orden del día.
Por esto, la activista y fundadora de colectivos en Coahuila pone la mirada en el acompañamiento e interés de la sociedad civil a las familias y grupos de búsqueda de personas desaparecidas.
“Nosotros solos no lo logramos. Damos pasos, pero al no ser algo de interés público, las autoridades no le dan la relevancia que tiene. Y el problema no es solamente que me pase a mí, sino que cuando te pase a ti, tampoco te van a atender”.