El pasado miércoles, con la representación de los sectores obrero y patronal, de la Secretaría de Hacienda y del Congreso, el Gobierno de López Obrador presentó su iniciativa de reforma al sistema de pensiones. En Palacio Nacional dijo que la anterior, del PAN, había “quedado corta”. De acuerdo con especialistas, esta nueva puede ser igual.
Ciudad de México, 26 de julio (SinEmbargo).- La reforma al sistema de pensiones presentada por el Gobierno de México generó un impacto positivo en la mayoría de los sectores implicados y se percibió como un acercamiento de justicia con la clase trabajadora.
Sin embargo, lo presentado por Arturo Herrera Gutiérrez, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), no es el salvavidas de las pensiones ni mucho menos para la generación que vive bajo el yugo de la incertidumbre de qué pasará en su vejez: los millennials.
Esta generación que retrata el drama que se vive en materia de pensiones, con lo presentado el pasado miércoles no cambia el estatus de la situación: tendrán una mala pensión, tienen que ahorrar de manera alternativa y además, buscar más alternativas de ingreso.
El Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) comentaron en entrevista con este medio digital que aunque la iniciativa de reforma es un paso hacia adelante, no soluciona uno de los grandes problemas que aquejan a esa generación.
La reforma es para aumentar un 40 por ciento las pensiones y prevé reducir el requisito de 25 años de cotización a sólo 15 años para el derecho a una pensión garantizada.
Con la reforma, pendiente de aprobar en el Congreso, la aportación de las empresas al sistema de pensiones se elevaría durante un período de 8 años del 5.15 por ciento al 13.8 por ciento y la cobertura de trabajadores con una pensión garantizada para su jubilación aumentaría del 34 por ciento al 82 por ciento.
La Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Consar), tiene estadísticas sobre los millennials –que son los nacidos entre los años de 1981 y 1996– que señalan que el 74 por ciento no cuentan Afore y el 64 por ciento no acostumbra llevar algún tipo de registro de sus ingresos y gastos.
En general, de acuerdo con los datos de la Consar, seis de cada 10 mexicanos no ahorran para su retiro.
NO BAJAR LA GUARDIA
Alejandra Macías Sánchez, directora de Investigación y especialista en Economía en el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), dijo tajantemente que esta iniciativa de reforma no es una luz verde para que los jóvenes descarten un ahorro alternativo.
“La propuesta de reforma tiene puntos positivos pero no soluciona el problema de las pensiones. Estamos hablando de una reforma a las pensiones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), solamente, y no todos los jóvenes están registrados en el IMSS, hay una población en el mercado informal o que se mueven del formal al informal. Estas medidas no van a garantizar que tengan una pensión en la edad adulta”, comentó.
Dijo que en las actuales circunstancias por la crisis económica provocada por la contingencia sanitaria de coronavirus, en el tema de pensiones la siguiente generación tampoco se salva y también estará muy difícil para ellos la situación laboral y la situación de ahorro.
“Para nada soluciona la cuestión, no se garantiza una buena pensión en el futuro porque de acuerdo con lo que presentaron, la mejora en la pensión es de 40 por ciento, estaríamos hablando de una tasa de remplazo del 50 por ciento que sigue siendo baja, comparada con las tasas de remplazo que teníamos con el esquema anterior”, añadió Macías Sánchez.
Enrique Díaz Infante, Director del Programa de Sector Financiero y Seguridad Social del CEEY, coincidió en que la reforma del Gobierno de México se hizo es en la dirección correcta, pero que solo beneficia a quienes tienen trabajo formal, a quienes cotizan en una afore, por lo que no es una reforma que beneficie al universo de todos los trabajadores.
“En ese sentido los millennials tienen un primer problema qué resolver, que es obtener un empleo formal y ese está escaseando. Esta reforma es positiva en cuanto disminuyen las semanas de cotización de mil 250 a 750 para poder pensionarse, pero claramente con cumplir 12 años y medio en un empleo formal, es difícil en la economía mexicana que no crece; es más, el año pasado tuvo un crecimiento marginal de -0.3 por ciento y este año se espera que caiga -10.5 por ciento, y en el 2021 crecerá 3 por ciento”, explicó.
Para el investigador del CEEY, el hecho de que no se estén generando empleos hace más complejo que la gente pueda estar cotizando, por lo que los jóvenes tienen que pensar seriamente en hacer ahorro voluntario y generar otras fuentes alternas que complementen a su pensión.
Díaz Infante ahondó en que se debe insistir en generar una cultura del ahorro voluntario y, además, en la medida de lo posible, que los millennials busquen hacerse de algún activo fijo que puedan rentar para complementar “es una estrategia de pensión que consista en su afore, más el ahorro voluntario, más una renta, todo eso porque será muy difícil”.
EL SIGUIENTE PASO
De acuerdo con Macías, antes de pensar en ahorrar, se debe pensar en cómo generar o reactivar los empleos formales que se han perdido por la COVID-19.
La especialista dijo que trata de cuestiones secuenciales: primero, salir de la crisis; segundo, reactivar el empleo formal; tercero, que no haya estos efectos adversos por encarecer el empleo formal, y cuarto es que durante ocho años que se aumenta esta contribución, es decir: no será inmediata.
“Se tiene que seguir contemplando si está dentro de las posibilidades el ahorro voluntario y también el hecho de como jóvenes hacer esta exigencia al gobierno que revisen los gastos que están haciendo. Si ahora se está gastando más de 1 billón de pesos en pensiones, que además pagan ellos con impuestos, al final van a tener que hacerse cargo de sus propias pensiones a través de las cuentas individuales”, expuso.
Díaz Infante habló sobre las prioridades del gasto de ahora en adelante y sobre una futura reforma fiscal: “la generación 73 se va jubilar con cargo al contribuyente y le vamos a quitar recursos si no se hace una reforma fiscal urgente, para fondear las pensiones de la generación 73 y se le van a seguir quitando recursos a la educación, como se hizo en el sexenio de Peña y en este a la salud, para pagar pensiones”.
Dijo que actualmente pagamos 4.5 por ciento del PIB en pensiones y gastamos en salud 2.4 por ciento “y con la pandemia ya nos dimos cuenta de las consecuencias de ese gasto tan magro”.
“En infraestructura se gasta el 2.9 del PIB. ¿Con ese gasto en capacidades, en activos fijos y humanos tan bajos se van a formar generaciones con suficientes capacidades para tener buenos empleos, para poderse mover de sector, geográficamente a donde hay empleo para generar un ahorro suficiente? Yo lo veo muy difícil. La única solución es generar crecimiento a partir de invertir en las capacidades humanas y en los activos fijos, salud y educación para que este país crezca, tenga empleos y ofrezca a los jóvenes la capacidad para ahorrar para su pensión. Pero mientras tienen que hacerse a la idea de que tienen que hacer mucho ahorro voluntario porque van a estar en un mercado laboral poroso, pasando de la informalidad a la informalidad”, explicó.
También destacó que si no se hace una reforma fiscal saltará la duda de dónde va a salir todo el dinero para poder dar pensiones a toda la gente que trabaje 12 años, aunque sea una pensión mínima garantizada. “El gran secreto de la reforma de pensiones es que se haga una reforma fiscal de verdad", expuso.
"No se puede hablar de una reforma pensionaria si no se habla de una reforma fiscal, es irresponsable fiscalmente […] Se tiene que hablar de una reforma fiscal con miras a 2022, ahorita sería recesiva, pero hacia ese año se debe pensar porque es urgente”, concluyó.