El consumo de insectos podría ayudar a disminuir el desperdicio de agua, “los gusanos de la harina, por ejemplo, son más resistentes a las sequías que el ganado”, señala la FAO; además reducirían la emisión de CO2 generado por la producción cárnica, es decir, los cerdos producen entre 10 y 100 veces más gases de efecto invernadero por kilogramo.
Ciudad de México, 26 de julio (SinEmbargo).- Si se trata de comer insectos podemos acordarnos de la famosa frase de Timón y Pumba del clásico de Disney El Rey León: “Viscosos pero sabrosos”. Y es que los insectos se colocan como una importante fuente de proteína que frente a otras fuentes destaca por ser sostenible. En México los insectos han formado parte de la alimentación desde hace años: gusanos de maguey, chapulines, escamoles y jumiles forman parte de la lista de manjares mexicanos.
De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el consumo de insectos por seres humanos recibe el nombre de entomofagia y se practica en muchos países pero principalmente en las regiones de América Latina, Asia y África. “La ingesta de insectos complementa la dieta de aproximadamente 2 mil millones de personas, y se trata de un hábito que siempre ha estado presente en la conducta alimentaria de los seres humanos”, se lee en el texto de la FAO titulado La contribución de los insectos a la seguridad alimentaria, los medios de vida y el medio ambiente.
Cabe destacar que no todos los insectos son comestibles, existen insectos que ya sea por venenosos o alguna otra característica no son aptos para ser consumidos como alimento.
BENEFICIOS PARA LA SALUD
Un estudio publicado en Frontiers in Nutrition y realizado por científicos de la Universidad de Roma reveló que los saltamontes y gusanos de seda tienen propiedades antioxidantes muy parecidas a las de un jugo de naranja fresco, en realidad cinco veces más que un jugo fresco. Los antioxidantes previenen o retardan la oxidación de las células, es decir, son los encargados de reducir las reacciones químicas del cuerpo que generan radicales libres, estas sustancias están relacionadas a enfermedades cardiovasculares o incluso cáncer.
“Al menos 2 mil millones de personas, una cuarta parte de la población mundial, comen insectos regularmente”, reveló el autor del estudio, Mauro Serafini, de acuerdo con PHYS ORGA; agregó que los insectos comestibles son una gran fuente de proteínas, ácidos grasos poliinsaturados, minerales, vitaminas y fibra.
El estudio reveló que la capacidad antioxidante de los insectos hervíboros es mucho mayor en comparación con las tarántulas y los escorpiones.
“Los insectos forman una importante parte de la dieta cotidiana de mucha gente alrededor del mundo. Les proporcionan una cantidad significativa de nutrimentos, principalmente proteínas de buena calidad, así como una importante cantidad de calorías”, escribe la Doctora Julieta Ramos-Elourdy en el libro ¿Los insectos se comen?.
De acuerdo con la FAO, los nutrientes aportados por los insectos dependen de la etapa de vida en la que se encuentren, el hábitat y lo que coman; sin embargo, existen ciertos aportes aceptados entre los que están las ya mencionadas proteínas y altos niveles de ácidos grasos (como los del pescado), son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y cinc. Además el riesgo de transmitir alguna enfermedad como las que pasan de animales a humanos, por ejemplo, la gripe aviar, es muy reducido.
VENTAJAS PARA EL AMBIENTE
El consumo de insectos podría ayudar a disminuir el desperdicio de agua, “los gusanos de la harina, por ejemplo, son más resistentes a las sequías que el ganado”, señala la FAO; además reducirían la emisión de CO2 generado por la producción cárnica, es decir, los cerdos producen entre 10 y 100 veces más gases de efecto invernadero por kilogramo.
De acuerdo con la FAO los insectos puedes convertir 2 kilogramos de alimento en 1 kg de masa de insecto mientras que el ganado requiere de 8 kilogramos de alimento para producir 1 kilo de aumento de peso corporal.
Otro punto a destacar es que los insectos se alimentar de residuos biológicos como residuos de alimentos e incluso abono que transforman en proteínas de calidad.
INSECTOS MÁS CONSUMIDOS
Algunos insectos alcanzan precios elevados al considerarse manjares, como la oruga de la mariposa emperador en África del sur y los huevos de hormiga tejedora en el sureste de Asia, esto según información de la FAO.
Los datos oficiales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura señalan que en todo el mundo se consumen más de mil 900 especies de insectos, cifra que aumenta con cada estudio. Los insectos más consumidos son: escarabajos (31 por ciento); orugas (18 por ciento); abejas, avispas y hormigas (14 por ciento); después están los saltamontes, langostas y grillos con el 13 por ciento; cigarras, saltahojas, cochinillas y chinches (10 por ciento); termitas un 3 por ciento al igual que las libélulas; mientras que las moscas tienen un 2 por ciento del consumo y otros insectos el 5 por ciento.
TRADICIÓN ANCESTRAL MEXICANA
En México contamos con varios insectos comestibles que forman parte de una tradición ancestral, entre los que destacan:
–Gusanos de maguey: Un taco de gusanos de maguey acompañado de una rica y picosa salsa es uno de los platillos tradicionales de Hidalgo. Su sabor salado y crujiente ya forma parte de diversos restaurantes del centro de nuestro país.
–Jumiles: También conocidos como chumiles o chinches de monte, estos insectos se cosechan de noviembre a febrero y es común encontrarlos en los mercados de Taxco, Guerrero, donde puedes probarlos en un taco o llevarlos molidos para combinarlos con una salsa.
–Gusano de Cuchamá: esta oruga de Zapotitlán Salinas, Puebla, suele comerse frito pero también puede degustarse al mojo de ajo, o hervido con chiltepín.
–Chapulines: Tal vez los insectos comestibles más conocidos de nuestro país, son perfectos para comer como botana, en una quesadilla acompañada de unas gotas de limón y salsa, en un sope o hasta en una ensalada. Estos insectos se llevan principalmente de Tlaxcala y Puebla a la Ciudad de México, sin embargo, Oaxaca es uno de los estados con más tradición respecto a incluir a los chapulines como parte de los platillos.
–Escamoles: estos insectos, llamados el “caviar mexicano”, son las larvas de la hormiga y se pueden comer fritas con mantequilla, con aceite o cebolla, además de incluirse en otros platillos. Su nombre deriva del náhuatl azcatl, que significa hormiga, y molli que refiere guiso o salsa y los principales estados en los que se encuentran son Guanajuato, Hidalgo, Puebla y Tlaxcala.