En sólo cuatro años y con 400 millones de prerrogativas anuales se convirtió en un fenómeno nacional e internacional en los comicios del 1 de julio de este año: el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) arrasó y se llevó la Presidencia de la República, la mayoría en el Congreso Nacional, 17 congresos locales, la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y 11 de sus alcaldías, en total 252 ayuntamientos a nivel nacional. El fenómeno Morena sorprendió a expertos y políticos.
Pero el principal desafío aún está por venir, dijeron en entrevista con SinEmbargo politólogos, historiadores y expertos en el sistema electoral mexicano. Morena deberá lidiar en los próximo seis años con ser el partido del Presidente, con afianzarse en el poder, institucionalizarse y decidir si se convierte en un modelo para el mundo al usar el poder para fortalecer la democracia o si se convierte en un partido hegemónico con algunos retrocesos incluidos.
Ciudad de México, 26 de julio (SinEmbargo).- El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) sorprendió al mundo y, siendo apenas un recién nacido, en su primera elección presidencial ganó no sólo la Presidencia de la República, sino el Congreso de la Unión, arrasó en la capital del país, 17 congresos locales, cinco gubernaturas y 252 ayuntamientos, pero el reto para la exitosa fuerza política apenas empieza.
Con el financiamiento público más elevado en la historia de los partidos políticos–que le corresponde por Ley por sus resultados del 1 de julio– Morena tiene en su futuro próximo varios retos importantes, entre ellos institucionalizarse y lograr independencia de Andrés Manuel López Obrador, futuro Presidente de México, su creador y el hombre que lo llevó a convertirse en el fenómeno que es, dijeron politólogos, constitucionalistas, expertos en materia electoral e historiadores en entrevista con SinEmbargo.
El partido-movimiento, el fenómeno nacional e internacional, explicaron los analistas, tiene también como principal reto la disyuntiva sobre qué hará con el poder que el pueblo mexicano le dio en las urnas en el reciente proceso electoral. Y plantearon varios escenarios.
“Depende de lo que haga con el poder: si mantiene a las instituciones democráticas que tenemos y las fortalece, será un partido dominante en condiciones competitivas democráticas, como no hay muchos en el mundo. Si se enfoca en minar la competencia y pasar por encima de los controles y controlar las instituciones autónomas, se podrá convertir en un partido hegemónico como lo fue el PRI [Partido Revolucionario Institucional] y la competencia se va a debilitar. Eso le permite a ese partido anular las variables electorales, es una posibilidad de evolución de Morena”, dijo José Antonio Crespo Mendoza, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
El investigador sostuvo que Morena podrá centralizar el poder a través de los “coordinadores o delegados” que plantea López Obrador para las entidades, como propuesta para eliminar las delegaciones federales. El escenario, advirtió, podría revertir avances democráticos que México ha logrado en los últimos 30 años.
“El peligro es regresar a lo que habíamos intentando superar. En los últimos 30 años el PRI perdió su hegemonía, la perdió en 1997 y eso dio paso a una pluralidad. Logramos tres alternancias. Si se vuelve hegemónico se pierde, mientras sea hegemónico ese partido. No digo que dure 70 años, nos sabemos cuánto: se pierde lo que hemos ganado en competencia abierta, pluralidad, contrapesos, rendición de cuentas, contrapesos políticos y competencia abierta. El riesgo para la democracia es que se clausure con un partido parecido al PRI del siglo XX”, argumentó.
Pero para Lorenzo Meyer Cossío, historiador e investigador de El Colegio de México (Colmex), el escenario de un retorno a los tiempos del PRI es imposible, debido a que son otras circunstancias y la sociedad mexicana ha evolucionado.
“Es una forma de tratar de desacreditar y de ponerle piedras a Morena, desde aquí, obvio no se puede […]. El PRI nació de una revolución, y cuando nació en 1929 por un accidente –porque mataron a [Álvaro] Obregón–, lo que tenía como base de poder era el Ejército. Morena no tiene el Ejército. No tiene ninguna organización armada capaz de imponer como impuso el Grupo de Sonora, ya con el PRI, sus decisiones. El PRI nace en una etapa histórica irrepetible, no se puede volver atrás. Aquí la historia no se repetirá en ese sentido, quizás en otros. Será un partido que puede seguir manteniendo una base electoral que le siga dando fuerza, sí puede ser. El PRI no ganaba en elecciones competidas”, explicó.
SEGUNDO RETO: INSTITUCIONALIZARSE
Un segundo reto para Morena, un partido distinto al resto porque proviene de un movimiento con una base social que no ha tenido ningún otro partido en la historia, será lograr institucionalizarse e independizarse de la figura de López Obrador. Una tarea que en el corto plazo se antoja imposible, coincidieron.
“Aún tiene que consolidarse, es un partido-movimiento. A veces más movimiento que partido. Mi duda es AMLO: él se lo imaginó, lo creó con muchísimo esfuerzo, él es y seguirá siendo por un tiempo, ese es el gran enigma: ¿por cuánto tiempo seguirá siendo su líder? La sucesión, cómo entregar el liderazgo real del partido; es un problema no nada más de Morena, sino de mucho otros partidos en la historia mundial de partidos nacidos al calor de un liderazgo carismático. ¿Cómo institucionalizar? El dilema de liderazgos carismáticos es cómo se transforma para los sucesores, ese será el gran reto de Andrés Manuel y de Morena”, dijo Meyer Cossío.
Crespo Mendoza coincidió: “uno de sus retos como partido es institucionalizar, porque ahorita será un partido donde hay un caudillo y no hay reglas internas o existen, pero se puede pasar por encima a la voluntad del caudillo. No está institucionalizado, va a pasar tiempo, todo el sexenio se llevará con la voluntad del Presidente. Será poco a poco si logra institucionalizarse y el Presidente no tenga el control del partido”.
Y en un corto plazo Morena tiene el reto de afianzar el poder que recibió en las urnas y llevar a cabo el programa de López Obrador en los gobiernos que obtuvieron con la coalición “Juntos haremos historia”, dijo Lorenzo Meyer.
“Ahorita lo más importante para ellos es tomar el poder, afianzarse y echar andar el nuevo programa, que es el programa de Andrés Manuel. Lo que se puede esperar a partir del 1 de diciembre no es un cambio de Gobierno, es un cambio de régimen con reglas no escritas pero profundas del juego del poder”, argumentó.
Para poner en marcha el cambio de régimen, explicó el historiador, Morena deberá mantener el apoyo masivo de las bases sociales, para ser capaz de movilizarlas; capacidad que otros partidos no tienen, ni han tenido, ni siquiera el Partido Acción Nacional (PAN) con Vicente Fox Quesada en el 2000.
“Morena puede y necesitará llamar no nada más en el momento de la elección, sino en otros momentos a sus bases sociales”, precisó.
Sin embargo, en los próximos seis años, el partido correrá con los riesgos de las decisiones, éxitos o fracasos de su líder como Presidente de la República.
López Obrador será para Morena, lo que Enrique Peña Nieto fue para el PRI: si su popularidad crece y se fortalece como Presidente, no cómo líder opositor, traerá réditos considerables para el partido.
“Los riesgos del Presidente serán los riesgos de Morena. Así como pasó con Peña Nieto que empezó con una fuerte conexión al PRI, pero los errores de Peña fueron al final de cuentas los del PRI, puede pasar algo similar, los errores de AMLO pueden ser los puntos débiles de Morena”, dijo Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
El experto añadió que será imposible que López Obrador se separe del partido durante su sexenio.
“Su principal fuerza es el partido, sus votantes. En este caso ni ha buscado ni creo que sea conveniente para él mantener una separación con el partido”, destacó.
López Montiel agregó que Morena, a la par que se institucionaliza y consolida en el poder, debe trabajar en su estructura, debido a que actualmente es una suma de “varias estructuras”.
“En el origen es un partido cuyos grupos vienen sustancialmente del PRD, pero también hay que vienen del PAN, realmente buena parte de la estructura con la que ganó Morena es también del PRI. Esta estructura es muy disímbola y se van a mantener unidos en el sentido que los intereses de Morena coincidan con los intereses locales de las estructuras y logren alienarse”, dijo.
Pero Morena se convirtió en un fenómeno mundial con apenas 400 millones de financiamiento. Luego de la elección del 1 de julio y de los resultados obtenidos, el partido que fundó López Obrador tendrá derecho a prerrogativas que ni siquiera el PRI obtuvo como resultado de las urnas. A Morena le tocarán alrededor de mil 500 millones de pesos anuales durante 2019, 2020 y 2021.
FINANCIAMIENTO: RENUNCIE O NO, LE TOCA MUCHO
Roberto Duque Roquero, especialista en sistema electoral y Derecho Constitucional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que el gran reto para Morena será comportarse de manera democrática, con todo lo que ello implica.
“La falta de contrapesos podría facilitar que para apetitos autocráticos y autoritarios pudieran ir degradando la pluralidad democrática del libre ejercicio de las expresiones críticas hacia el Gobierno”, dijo.
El experto explicó que para los próximos años a Morena le corresponden prerrogativas que ni siquiera el PRI ha tenido.
De acuerdo con la fórmula para el reparto de recursos públicos a partidos políticos, 30 por ciento se reparte por igual a todas las fuerzas políticas con registro, y 70 por ciento se otorga dependiendo de los escaños obtenidos.
El 1 de julio Morena obtuvo 219 legisladores para la Cámara de Diputados en las urnas, que le dio derecho a 84 plurinominales. En total serán 303 legisladores en San Lázaro de Morena.
En el Senado de la República la fuerza política contará con una mayoría absoluta con 70 senadores, 54 electos y 16 plurinominales.
Además de alcaldías y gubernaturas. Con esos resultados electorales Morena podría acceder a una bolsa de mil 557 millones de pesos para actividades ordinarias de los 4 mil 680 millones de financiamiento público para los partidos políticos el próximo año sólo a nivel nacional.
De acuerdo con las cifras del financiamiento público de 1997 a 2017 para partidos políticos nacionales publicadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) en el portal anterior del organismo electoral, el PRI fue el partido que más prerrogativas había conseguido para actividades ordinarias con un poco más de mil millones de pesos de 2011 a 2017.
Roberto Duque explicó que en elecciones intermedias la bolsa para los partidos se agranda, pues se les da 30 por ciento más de dinero y en los comicios presidenciables se les incrementa 50 por ciento extra.
Sin embargo, Morena anunció esta semana que renunciará a parte financiamiento público de 2019 para destinarlo a proyectos y programas de Gobierno de López Obrador.