Ciudad de México, 26 julio (Sin Embargo).- Rebecca Miller, nacida en Roxbury, Connecticut, el 15 de septiembre de 1962, es la hija del enorme dramaturgo Arthur Miller y de la fotógrafa Inge Morath. También es la esposa del famoso actor inglés Daniel Day-Lewis. Lo suyo, sin embargo, no es estar a la sombra de los altos y magníficos personajes de su vida.
Por el contrario, la escritora y cineasta se ha ganado por derecho propio un buen sitio en la cultura contemporánea, gracias a historias como Las vidas privadas de Pippa Lee, que llegó al cine con Keanu Reeves y Robin Wright como protagonistas.
Velocidad personal, publicado por Anagrama en 2001, es su primer libro, un compendio de relatos que la dio a conocer al mundo literario cuando ya tenía 40 años, estaba casada y había formado una sólida familia junto al actor británico protagonista de Lincoln.
Tardó, dijo al periódico El País en 2009, en encontrar y hacer madurar su propia voz. De ninguna manera la intimidó la fama de su progenitor, autor entre otras de Muerte de un viajante y Panorama desde el puente. A él le mostraba sus primeros escritos cuando era niña y para ella no era el dramaturgo de fama mundial, sino su padre.
Aunque sus contactos familiares y sin duda su bella presencia física le permitieron trabajar como actriz en su juventud, la vocación de cineasta siempre fue su norte. Así, estrenó Angela en 1995, Velocidad personal: tres historias en 2002 y La balada de Jack y Rose en 2005.
EL REGRESO LITERARIO DE REBECCA MILLER
La locura de Jacob es la nueva novela de Rebecca Miller y fue dada a conocer en el Hay Festival de Gales en mayo pasado. Todavía no está traducida al español.
Cuenta la historia de un vendedor ambulante judío del siglo XVIII reencarnado como una mosca en la actual Long Island y que sirve de narrador para una novela que explora las cuestiones de la fe, la culpa y la pertenencia.
“Creo que cada vez que escribes un libro terminas siendo algo diferente a lo que eras cuando lo empezaste. En este caso, aprendí y crecí mucho. La locura de Jacob ha ampliado enormemente mi comprensión de las cosas”, declaró Rebecca Miller en una entrevista llevada a cabo por un sitio de libros en inglés.
Para la escritora, su segunda novela representa un paso más en su obra, una etapa en la que se vio obligada a saltar más alto, a mover mejor sus músculos y a sentirse fuerte como para encarar una tarea más compleja que la anterior.
“Así es como se cruza el puente”, dice.
“Fue un proceso muy interesante. Hubo un largo tiempo de aproximadamente un año donde no pude escribir la historia de manera lineal. No sabía lo suficiente, no conocía casi nada a los personajes ni sus mundos. Así que fui formando islas de textos que comencé a conectar en una segunda etapa, hasta que cuando tuve la estructura, pude escribir de corrido”, explica.
La religión, una materia en donde siempre se siente extranjera, la historia, un elemento extraordinario en una autora que siempre se había decantando por los temas de su época y la libertad como sustancia esencial para escribir una novela compleja que los editores no se hubieran desesperado por publicar, dan sentido al regreso literario de una escritora más que interesante.
La locura de Jacob “es mi novela más personal”, ha dicho Miller, otro buen argumento para esperar con ansiedad que llegue a nuestras tiendas.