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Jaime García Chávez

26/06/2023 - 12:01 am

Fraude a la ley electoral

No hay Instituto Nacional Electoral que levante la voz resolutiva y ponga orden y se haga valer como autoridad autónoma. Tampoco Tribunal Electoral que despliegue la protección de los derechos y principios electorales.

“¿Quién se va a atrever, desde el Estado, a imponer el laicismo? Nadie.” Foto: Adolfo Vladimir, Cuartoscuro

Aunque parezca arcaico en ocasiones, el uso del derecho romano es aleccionador por la sabiduría que contiene en sus máximas. Del fraude a la ley, y de aquellos remotos tiempos, se desprende que consiste en respetar la letra violando el espíritu de la norma.

En la cultura política predominante en México, la simulación se ha convertido en algo de la vida cotidiana, tolerado como normalidad, prácticamente por todo mundo. Bien se dice que la mentira es aceptada indulgentemente, y no se reclama prácticamente como una norma de convivencia, aunque esto sea altamente dañino en la vida individual y colectiva.

Escribo esto a propósito del espectáculo nacional que se vive en el país entero con las campañas en curso de los aspirantes que Morena y el presidente de la república manejan como cartas, para ocultar lo que en otros tiempos se consideraba como un dedazo en su acepción tradicional y autoritaria. Formas y apariencias cambian, pero todo mundo sabe que hay dedazo y hay tapadismo. Y para eso, ahora, se recurre a la defraudación de la ley.

Hay actualmente una campaña política y electoral de facto. Todos los días se viola la ley, y no hay aparato de Estado que reconvenga a quienes transgreden la normatividad electoral. Los principios electorales, por señalar sólo la equidad en la competencia, están trastocados. La realidad dice que la competencia electoral está exclusivamente en el despliegue de las ambiciones de las llamadas “corcholatas”, que ya recorren el país cual candidatos formales. ¿Por qué lo hacen? Simple y sencillamente porque pueden, porque no tienen respeto por el estado constitucional de derecho.

Este es un tema que muestra a los ojos de toda la república, que esta izquierda morenista, aunque en realidad el término no le acomode muy bien, no tiene compromiso con la legalidad. Y quien transgrede hoy la ley, que simula que la cumple para violarla, lo va a hacer mañana si está en un cargo público, máxime si se trata de una Presidencia de la república, acrecentada desproporcionadamente, si observamos el modelo autoritario que ha puesto en boga Andrés Manuel López Obrador.

No hay Instituto Nacional Electoral que levante la voz resolutiva y ponga orden y se haga valer como autoridad autónoma. Tampoco Tribunal Electoral que despliegue la protección de los derechos y principios electorales. Tampoco Secretaría de Gobernación, menos ahora que la ocupa una obediente figura del presidente, que haga respetar el Estado laico que flagrantemente ha violentado Ricardo Monreal, al mostrarse devoto del Santo Niño de Atocha y de la Virgen de Guadalupe, bajo cuya advocación se ha puesto, para una tarea tan importante como alcanzar la Presidencia de la república.

¿Quién se va a atrever, desde el Estado, a imponer el laicismo? Nadie. Y lo hemos visto con las consagraciones hechas al Sagrado Corazón de Jesús, por gobernadores sátrapas del tipo de César Duarte.

Y como de simular se trata, se quiere hacer creer a la ciudadanía que con cinco millones de pesos se va a sortear el recorrido, la propaganda, la movilización, los viáticos de seis “corcholatas”, cuando es bien sabido que esa cantidad se agota en los espectaculares que se puedan instalar en un solo municipio de mediana densidad poblacional.

Pero además, cuál es el carácter que se muestra ante los ciudadanos, de parte de los partidos políticos, que por disposición constitucional son entes de interés público, si Morena se vale de dos figuras “externas” para aparentar una pluralidad que no existe. ¿Acaso lo que vale es el movimiento lopezobradorista y no los partidos que le dan vitalidad a un sistema democrático? ¿O acaso la ley permite valorar a ciudadanos de todos los partidos como si se tratara de un menú variado y discrecional?

Seguimos en México como la mula de noria: girando y girando en el mismo círculo, sin dirigirse a ningún lado. No tan sólo hay ciudadanos imaginarios, diría Fernando Escalante Gonzalbo, sino que la república misma es imaginaria, tengo para mí. Y si no fuera por los cada vez más reducidos márgenes de instituciones como la Suprema Corte, el Inegi, el IFAI, el INAI, entre otras, estaríamos en el desastre completo.

Por eso algunos piensan que, proponiéndose transitar a la democracia, nos sucedió lo que al que fue por pelo y salió trasquilado.

23 junio 2023

Jaime García Chávez
Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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