Con la convicción de que los afromexicanos deben tener voz en la Cámara de Diputados para visibilizar y empoderar su movimiento, el activista guerrerense Sergio Peñaloza se registró como Diputado plurinominal por Morena. El 23 de agosto el INE le entrega su constancia.
Ciudad de México, 26 de junio (SinEmbargo).– Sergio Peñaloza, uno de los 2.5 millones de afromexicanos del país, fundó en 1997 la organización México Negro. En ese entonces esta comunidad históricamente invisibilizada y discriminada aún no era reconocida en la Constitución ni censada. Ahora, el guerrerense será Diputado plurinominal en la Cámara de Diputados por Morena para la cuarta circunscripción.
“Me registré sabiendo que no iba a quedar”, confesó en entrevista. No tenía relación con partidos ni dinero para comprar candidaturas. Pero quedó. Y, dijo, será dentro de un partido con mayoría otro partido de minoría: el de los afromexicanos.
Se postuló con Morena, explicó, para tener mayores probabilidades y porque en 2019, a diferencia de otros partidos cuando eran mayoría, los legisladores del guinda impulsaron el reconocimiento constitucional de la población afromexicana. El 23 de agosto el Instituto Nacional Electoral (INE) entregará a los plurinominales la constancia para arrancar en septiembre en la 65 Legislatura.
Luego de una lucha del movimiento, México reconoció constitucionalmente a la comunidad afromexicana hace dos años. Una de sus primeras prioridades como legislador, planteó, es impulsar las leyes secundarias para consolidar este reconocimiento a través de presupuesto para políticas públicas que mitiguen el rezago en salud y educación arraigada en esta población concentrada en zonas rurales de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, del Valle de México, Baja California, entre otros estados.
“No voy con la consigna de un partido político, yo voy con el compromiso de un movimiento en el que estamos entregados completamente […] Tengo la tarea de ubicarlos y promover su organización, capacitación y empoderamiento para que sean autogestivos en la entidad en la que se encuentren”, aseguró.
En las elecciones de 2018, las organizaciones de la comunidad afro impulsaron a Peñaloza a que se registrara como candidato independiente a la Presidencia de la República por ser de los iniciadores y más reconocidos del movimiento. Sabían que no ganaría, pero su objetivo era visibilizar y empoderar la lucha.
Para estas históricas elecciones la idea era la misma. Enfatizar que existen; ir contra su negación o desconocimiento. Pero esta vez obtuvo un escaño a través de la figura de acción afirmativa que, por sentencia del Tribunal Electoral (TEPJF), obligó a los partidos políticos a postular 21 fórmulas de aspirantes de grupos indígenas, de la comunidad LGBTTTIQ+, personas con discapacidad y afromexicanos.
“Me decían que si nosotros habíamos estado luchado precisamente para esos espacios donde se toman decisiones, que los iniciadores del movimiento teníamos el compromiso moral y político de inscribirnos como una manera de motivar a las nuevas generaciones a que lo pudieran hacer”, comentó Peñaloza.
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—Usted fue uno de los candidatos en estas elecciones…
—Sí, estoy dentro de la lista de los plurinominales. Soy de Guerrero [Cuajinicuilapa] y pertenezco al distrito 08 federal. Pero los plurinominales están por circunscripción y yo estoy en la cuarta, la cual está integrada por Guerrero, Morelos, Ciudad de México, Tlaxcala y Puebla. Yo voy más por lo de la acción afirmativa que por compromisos partidistas. Estoy en el número siete de 16 y, por las proyecciones, hay muchas probabilidades de que quede.
—¿Otros compañeros de la comunidad afromexicana también tienen posibilidad de haber ganado?
—En Guerrero, en el Distrito 15 local contendió la compañera Jane por el Partido Verde por mayoría relativa. Pero no quedó. Otro caso fue el de Rosa María Castro Salinas que se registró en el proceso interno por Morena y no le dieron la candidatura. Fue un caso bastante sonado porque ella se fue al Tribunal y aún así no se la dieron.
—¿Por qué decidió buscar una diputación federal?
—No fue un proyecto personal. Hace tres años, en el proceso electoral pasado, me registré como aspirante a la candidatura independiente para la Presidencia de la República. Fue un proyecto que salió de varias organizaciones afromexicanas de Guerrero y de Oaxaca para ver si participábamos en el proceso electoral. No con el propósito de quedar, desde luego, sino para fortalecer, visibilizar y empoderar al movimiento afromexicano. Después la discusión se dio a quién tendría que ser. Los presentes dijeron que yo era la persona indicada para registrarme, porque era la persona más visible, de los iniciadores y a quien más invitan las organizaciones a los eventos.
Igual pasó ahora con la insistencia de varios compañeros de diferentes organizaciones respecto a que si nosotros habíamos estado luchado precisamente para esos espacios donde se toman decisiones, que los iniciadores del movimiento teníamos el compromiso moral y político de inscribirnos como una manera de motivar a las nuevas generaciones a que lo pudieran hacer. También me decían que si estamos luchando por llegar a espacios donde se toman decisiones, y cuando se presenta la oportunidad no lo hacemos, entonces le estamos dejando los espacios a quienes no tienen compromiso con el movimiento. Todo eso me movió porque sí tenían razón.
Me registré sabiendo que no iba a quedar porque había que tener la relación con los dirigentes nacional y estatal de los partidos políticos, y yo tengo muchísimos años que no participo con ellos. Sabía que era una desventaja. Además, se oye —no me consta— que las candidaturas las venden y no tengo el dinero ni la disposición de comprarla porque es ir a hacer justamente lo que nosotros no queremos que se haga. En el proceso interno pasó lo que tenía que pasar: no quedé. Pero seguimos insistiendo y encontramos el camino para reclamar; no vía Tribunal sino directamente con la dirigencia nacional [de Morena] porque no estaban incluyendo a los afros en las candidaturas.
La condición nuestra era que no nos registráramos en un partido que no tuviera posibilidades porque ahora íbamos en serio. Teníamos que buscar un partido que tuviera posibilidades y sobre todo que respaldara el movimiento. Nos acercamos al PRI, no buscando candidatura sino con los legisladores en función para que nos apoyaran para el reconocimiento constitucional cuando estaban en mayoría con el PAN y PRD. Y no obtuvimos respuesta. Nos decían que estaban comprometidos, pero sólo fue de palabra. Cuando llegó Morena [en 2019], a través de la Senadora Susana Harp y el Senador Martín Batres, se presentó la iniciativa. Le echaron ganas para que nos reconocieran en la Constitución. Pero repito, yo no voy con la consigna de un partido político, yo voy con el compromiso de un movimiento en el que estamos entregados completamente.
—Usted fundó la organización México Negro, ahora que ya tenga un lugar en la Cámara de Diputados, ¿cómo ayudará a la comunidad afromexicana?
—Dentro de un partido yo sería otro partido. Entre Morena, más que Morena, seré el Partido Afromexicano. Mi misión está encaminada con ellos. Ahora no puedo citar puntos porque no tengo la experiencia legislativa, pero ya estoy trabajando sobre una agenda legislativa que va encaminada a la población afro, porque ese compromiso es lo que me lleva ahí. Ya tenemos el reconocimiento constitucional, pero a dos años de ello no tenemos las leyes secundarias para consolidarlo y debe haber presupuesto para las políticas públicas. Esa es una tarea fundamental y prioritaria.
—Además de consolidar este reconocimiento, ¿qué otros puntos son urgentes para la comunidad afromexicana?
—Soy de Guerrero, y la circunscripción son cinco estados. Pero mi visión no está sólo en esos estados. Es en más, sobre todo en Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Coahuila, Baja California, Ciudad y Estado de México, donde hay un gran número de afrodescendientes ahí. Mi misión y compromiso es con todos ellos, estén en la entidad donde estén. Primero tengo la tarea de ubicarlos y promover su organización, capacitación y empoderamiento para que sean autogestivos en la entidad en la que se encuentren.
No he vivido la experiencia, pero llego con una agenda bastante amplia. Ya cuando esté en función las condiciones dirán qué es posible y qué no. La mayoría estamos en el medio rural y una de las características es el abandono gubernamental a través de programas de combate a la pobreza. Si nos paramos en una comunidad afro tenemos un centro de salud si bien nos va. Pero sin equipo, sin medicamentos, sin médicos o enfermeras. Si recorremos estas comunidades afromexicanas, nos encontramos con jóvenes que no han podido ingresar a la educación superior por cuestiones estructurales y por los vicios con los dirigentes de las universidades; y por la política educativa misma de no abrir las oportunidades a los jóvenes de las comunidades afromexicanas e indígenas.
—Finalmente, ¿qué le comentan dentro de su comunidad sobre los resultados?
—Desde que me registré como aspirante a la candidatura independiente a la Presidente tuve mayoría de gente que se sumaba, me felicitaba y me decía de qué manera podían apoyar, porque reconocían mi trabajo. Pero hubo dos o tres periodistas que sacaron sus artículos diciendo que ellos pensaban que estaba cuerdo, pero que se habían equivocado porque cómo era posible que yo aspirara a un cargo de esa naturaleza. Pero era para visibilizar y empoderar el movimiento. Y hoy, hasta este momento, no he leído ninguna crítica destructiva. He tenido muchas felicitaciones, confianza y la gran mayoría dice que reconoce mi trabajo. Dicen que haré un buen papel en beneficio de los afros, y eso me alienta, me motiva.