Este nuevo método aún no lo prueban en humanos, sin embargo apuesta el equipo de científicos que la desarrolló que podría mejorar la calidad de vida de las personas que viven con diabetes tipo 1.
Madrid/Ciudad de México, 25 de junio (EFE).- Los diabéticos dependen de insulina que tienen que inyectarse a diario, pero un nuevo método basado en píldoras y que aún no se ha probado en personas, podría cambiar la forma en que los enfermos mantienen los niveles de azúcar en sangre, según un estudio que publica hoy PNAS.
La administración oral de la insulina no solo puede mejorar la calidad de vida de los más de 40 millones de personas que sufren diabetes tipo 1 en el mundo, sino que podría mitigar muchos de los efectos secundarios de la enfermedad, según el equipo de la Universidad de Harvard que ha desarrollado el método.
La terapia con insulina por inyección normalmente mantiene en orden los niveles de glucosa, pero mucha gente no tiene una buena adherencia al tratamiento, ya sea por fobia a las agujas o por que interfiere con sus actividades habituales, según el director del estudio, Samir Mitragotri.
Hasta el momento ha sido difícil encontrar un método para administrar la insulina por vía oral, pues la proteína no se desarrolla bien cuando se encuentra en ambiente ácido del estómago y es mal absorbida fuera de intestino.
El nuevo enfoque desarrollado por el equipo es llevar la insulina en un líquido iónico compuesto de colina (un nutriente esencial similar a una proteína) y ácido geranico (usado como aditivo alimenticio) que se encierra en una cápsula con una capa entérica resistente a los ácidos.
Se trata, según un comunicado de la universidad, de una elebaoración “biocompatible, fácil de producir y se puede almacenar hasta dos meses a temperatura ambiente sin que se degrade”.
Mitragotri explicó que una vez ingerida, “la insulina debe navegar por una desafiante carrera de obstáculos antes de que pueda ser absorbida de manera efectiva por el torrente sanguíneo”.
La ingestión oral de la insulina, indica la nota, reproduciría de manera más exacta la forma en que un páncreas sano la produce y administra al hígado.
El equipo quiere realizar ahora más pruebas con animales sobre la formulación del compuesto, así como estudios toxicológicos y de biodisponibilidad a largo plazo.
En el caso de que todo transcurra sin problemas, los científicos espera que lograr la aprobación para eventuales ensayos clínicos con personas sea más fácil pues la colina y el ácido geránico ya se consideran seguros.