El escritor chileno Alejandro Zambra hablo sobre el renacimiento de uno de sus cuentos publicado hace más de una década, una historia que transcurre en la dictadura, pero en donde se respira rebeldía y mucho futbol.
Ciudad de México, 26 de mayo (SinEmbargo).– Alejandro Zambra ha traído de vuelta su cuento Camilo, uno de los que forman parte de su libro ‘Mis Documentos’. En esta ocasión el escritor chileno publica esta historia en la colección Vientos del pueblo, del Fondo de Cultura Económica (FCE) con ilustraciones de Mujer Gallina. Se trata de un relato de un joven que va en busca de su padrino y es arropado por su familia.
“¿De dónde viene la historia? De muchas partes, hay un origen anecdótico: en algún momento de los años 80 apareció un ahijado de mi papá que yo no conocía y que fue como a reclamar su lugar, era un personaje muy, luminoso, muy divertido, que para mí fue como un hermano mayor, que aparecía y desaparecía, y portaba también otro otra sensibilidad”, compartió en entrevista Zambra.
Camilo en el cuento es un personaje disidente a pesar de que es cálido y simpático. No le interesa el fútbol y no está exactamente en las mismas coordenadas que el resto de los integrantes de la familia de su padrino, a quienes les cambia la vida hasta que decide reencontrarse con su padre, del mismo nombre, exiliado en París luego de poder liberarse de su encierro por la dictadura chilena que encabezó Augusto Pinochet,
“En los últimos 20 años a muchos chilenos que crecieron fuera de Chile, de mi generación, de las generaciones anteriores y posteriores, o sea, chilenos que como el papá de Camilo se tuvieron que exiliar, o sea, fueron exiliados, más bien, y que tienen una relación muy compleja con Chile, no quisiera generalizar, por supuesto, cada historia es distinta, pero muchas familias rotas, mucha incomunicación, muchas expectativas que no se cumplieron en relación a lo que iba sucediendo en Chile, ganas de volver, o por el contrario, una fobia”, comentó.
Y ahondó: “Quienes crecimos en Chile y tuvimos nuestra infancia en dictadura, entendíamos el exilio de una forma muy heroica, amplia y ambigua, entonces para mí fue muy importante conocer a personas, a exiliados, y a hijos de exiliados que nunca volvieron, o sea, en Holanda, en Bélgica, sobre todo, en Bélgica tuve la oportunidad de conversar largamente con personas que ya podían volver a Chile, pero decidieron no volver, y son historias cada una de ellas muy particular, pero en general hay familias rotas, hay desencuentro radicales con una expectativa de patria y también disrupciones.
En esta historia el protagonista, quien es hijo del padrino de Camilo, se encuentra con el papá de Camilo, quien le platica sobre la reunión con su hijo. “Esa esa situación yo la he vivido muchas veces, ese diálogo con hombres de la edad de mi padre, que incluso hablan un chileno distinto, con un acento distinto, o sea, un español y un español de Chile en particular que tiene para mí la resonancia hermosa de del pasado, no es otro ritmo, pero sí otras palabras, otra música y a la vez completamente reconocible, o sea, un español de Chile muy propio, entonces con todo eso tiene que ver este este cuento”.
–¿Camilo fue construido como una manera de materializar ese espíritu de rebeldía, de libertad, de esa época? –se le preguntó-
Yo creo que podría verse así y, por otra parte, hay una disidencia permanente porque esto se expresa en la vida cotidiana, por ejemplo, su idea de lo masculino es distinta, aunque igual chapucero y medio tonto, pero, por ejemplo, le dice al protagonista bueno, si te gustan otros hombres no importa, o sea que algo que en esa época era muy transgresor, siendo él heterosexual, sobre todo es alguien que mira a los demás, o porque puede ser de pronto extravagante, chistoso, rebelde, pero él se da cuenta de que el narrador pestañea entre los postes de luz, se da cuenta, está mirando a las personas con las que interactúan, no las da por por salida y yo creo que esa es su característica principal que siendo un joven egocéntrico, como casi todos, igual ve a los demás y tiene ese entusiasmo de participar en el mundo.
Otro elemento presente en este cuento, es el futbol que está presente a lo largo de la historia. Uno al que es ajeno Camilo, pero con el cual busca conciliarse a partir del acercamiento con su padrino. “Yo hasta el día de hoy sigo el fútbol chileno que se juega en unas canchas horribles, que está lleno de precariedades, pero me interesa mucho más un partido aparentemente trascendente del campeonato chileno que la Eurocopa, o que el fútbol español, el italiano, me gusta mucho el fútbol, me gusta mucho ver el fútbol, pero el fútbol que suelo ver es el que sucede en mi país, todavía no me integro mucho al fútbol mexicano y cuando lo veo, lo veo porque hay algún chileno ahí”.