Los investigadores hacen un llamamiento a las autoridades para que desarrollen algún tipo de “política obligatoria” de refuerzo” vitamínico en la población.
Ciudad de México, 26 de mayo (RT).- Investigadores de la Universidad de Dublín (Irlanda) sugieren que la correlación entre los bajos niveles de vitamina D y la muerte por COVID-19 es estadísticamente significativa, razón por la que instan al Gobierno irlandés a que cambien las recomendaciones acerca de los suplementos vitamínicos.
El estudio, publicado este mes en la revista Irish Medical Journal, sugiere que la tasa de infección y de mortalidad es más alta en regiones donde la población tienen menor índice de vitamina D.
Para la investigación se analizaron todos estudios europeos de población adulta, completados desde 1999, que miden las concentraciones de vitamina D en la población, y compararon las estadísticas con las tasas de mortalidad de la nueva enfermedad.
Los investigadores demostraron que en países con latitudes más bajas y soleados, como España e Italia, las personas presentan una baja concentración de vitamina D y una alta tasa de deficiencia de la misma. Mientras, en países escandinavos como Noruega, Finlandia y Suecia, a pesar de tener menor exposición a la luz solar, la población presenta niveles más altos de esta vitamina. Asimismo, la tasa de infección y de mortalidad en estos países nórdicos es mucho más baja que Italia y España.
Según el estudio, un nivel óptimo de vitamina D no sólo beneficia la salud ósea y muscular, sino que, además, reduce las complicaciones por COVID-19, por lo que los autores ven la necesidad de desarrolar alguna “política obligatoria de refuerzo” de este tipo de vitamina en la población. “Hacemos un llamamiento al Gobierno irlandés para actualizar las directrices con carácter de urgencia y alentar a todos los adultos a tomar suplementos durante la crisis de COVID-19.”, expresó Rose Anne Kenny, autora del estudio,en un comunicado.
Kenny también explicó que la deficiencia de la vitamina es más frecuente -dependiendo de la edad y de la obesidad- “en hombres, en minorías étnicas, en personas con diabetes, hipertensión y en hogares de ancianos”.