“Los impactos negativos de la ganadería en el medio ambiente no han recibido la importancia que merecen y mientras continuemos dependiendo de la producción animal para alimentarnos, esta larga sombra del ganado nos seguirá cubriendo. Sólo tenemos un planeta y es nuestro hogar”, escribe Ana Ortega de The Humane League.
Ciudad de México, 26 de mayo (SinEmbargo).- El 29 de Noviembre del 2006 el Dr. Henning Steinfeld, director de políticas y análisis del sector ganadero de la Organización de Alimento y Agricultura (FAO por sus siglas en Inglés) de las Naciones Unidas publicó La Larga Sombra del Ganado. Problemas Ambientales y Opciones. El Dr. Steinfeld, de origen Alemán, tiene una larga trayectoria en políticas sobre ganado y agricultura especializándose en temas del medio ambiente, pobreza y protección a la salud pública.
Desde su publicación, este estudio ha sido una fuente muy recurrida para mostrar por qué los humanos deberíamos reconsiderar el consumo de carne como una práctica sostenible al largo plazo debido a sus consecuencias ambientales.
Y es que las razones para analizar de cerca el impacto de la producción de proteína animal son más que alarmantes: la producción animal tiene un impacto en el cambio climático, en la contaminación atmosférica, en la degradación de la tierra, del suelo y del agua, y en la reducción de la biodiversidad. Por ejemplo, este estudio encontró que el sector ganadero es responsable del 37 por ciento de todo el metano producido por la actividad humana, siendo el metano 23 veces más perjudicial que el CO2, y del 64 por ciento del amoniaco, el cual contribuye de manera importante a la lluvia ácida.
Además, genera el 65 por ciento del óxido nitroso de origen humano, que tiene 296 veces el Potencial de Calentamiento Global del CO2. La mayor parte de este gas procede del estiércol. La ganadería ocupa el 70 por ciento de la tierra utilizada para la agricultura y el 33 por ciento de toda la superficie cultivable para producir forraje para alimentar al ganado.
La huella de la industria de la carne es innegable, y aunque la Amazonia se nos haga lejana desde nuestro bello México y su pérdida como algo triste, con las nuevas políticas de agricultura del presidente brasileño Jair Bolsonaro parece que habrá aún más depredación a este denominado pulmón del planeta para ser convertido en zonas de siembra de soya que será destinado a la alimentación de los animales de consumo humano. Actualmente se estima que el 80 por ciento de la deforestación del Amazonas es por la ganadería extensiva.
Hasta hace relativamente poco gracias al uso de drones se han mostrado las lagunas de estiércol, uno de los tantos desechos de la ganadería para darnos cuenta de la magnitud de lo que estamos hablando cuando decimos que la producción de carne contamina el agua. Los principales agentes contaminantes del agua por la ganadería son los desechos animales, los antibióticos y las hormonas, los productos químicos, los fertilizantes y pesticidas para fumigar los cultivos destinados a alimentar al ganado. Un caso ilustrativo mexicano de la destrucción del medio ambiente y del impacto en el agua de la ganadería es el de la mega granja de cerdos en Yucatán, de la empresa Kekén, que está contaminando 160 hectáreas en áreas de los cenotes. Los habitantes de esa área están reclamando a las autoridades que hagan algo respecto a la pérdida de especies endémicas, la degradación de los suelos, la contaminación con materia orgánica de los sistemas acuáticos y todo lo que implica tener como vecino a cerca de 40 mil cerdos.
Pero claro, el Amazonas y Yucatán suenan como lugares lejanos y ajenos y podemos dar un click más en nuestra computadora o en nuestro smartphone y pasar a otra noticia más. Hace unos días eso cambió, ya que la reciente contingencia ambiental en el Valle de México nos hizo vivir por un par de días un mundo irrespirable y con incomodidades vividas en primera persona. Más que nuestro planeta y el daño que le estamos causando, pareciera que lo que molesta a la mayoría es el impacto que la contaminación tiene a su vida cotidiana. Y es en nuestra vida diaria en la que tomamos decisiones que podrían contrarrestar lo que está sucediendo con el medio ambiente. La disminución/eliminación del consumo de productos de origen animal puede ser una de las acciones que tenemos a nuestro alcance, además de pedir a nuestros gobiernos más políticas públicas para aumentar el consumo de productos de origen vegetal y disminuir la ingesta de carne.
Los impactos negativos de la ganadería en el medio ambiente no han recibido la importancia que merecen y mientras continuemos dependiendo de la producción animal para alimentarnos, esta larga sombra del ganado nos seguirá cubriendo. Sólo tenemos un planeta y es nuestro hogar.
Si quieres ayudar a los animales y al planeta únete a la red de voluntarios de The Humane League México enviando un correo a [email protected] ¡Te necesitamos!