Las visitas ponen de manifiesto el papel central de la migración en la contienda presidencial de 2024, para los republicanos y cada vez más para los demócratas.
Por Seung Min Kim, Colleen Long, Zeke Miller y Jill Colvin
WASHINGTON (AP) — El Presidente, Joe Biden, y el expresidente Donald Trump visitarán la frontera sur de Estados Unidos el jueves, pues ambos precandidatos tratan de sacar provecho político del maltrecho sistema de inmigración del país de cara a su previsible revancha en las elecciones de este año.
Biden viajará a Brownsville, Texas, en Rio Grande Valley, una zona que a menudo registra un gran número de cruces en la frontera, dijo el lunes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. Se reunirá con agentes fronterizos y hablará sobre la necesidad de una ley bipartidista. Será su segunda visita a la frontera como Presidente. Viajó a El Paso, Texas, en enero del año pasado.
“Quiere asegurarse de transmitir su mensaje ahí al pueblo estadounidense”, señaló Jean-Pierre.
Por su parte, Trump se dirigirá a Eagle Pass, Texas, a unos 520 kilómetros de Brownsville —otro punto de fricción entre el estado y el Gobierno federal sobre la seguridad fronteriza—, según tres personas que hablaron con The Associated Press a condición de guardar el anonimato para poder declarar sobre los planes.
En declaraciones en Nueva York el lunes, Biden dijo que había planeado viajar a la frontera el jueves y no sabía que “mi buen amigo aparentemente irá” también. La Casa Blanca hizo su anuncio después de que se informara sobre el viaje que Trump planea efectuar. El Presidente no quiso decir si se reunirá con migrantes en su recorrido.
Las visitas ponen de manifiesto el papel central de la migración en la contienda presidencial de 2024, para los republicanos y cada vez más para los demócratas, sobre todo luego de que se vinieron abajo las negociaciones en el Congreso sobre un acuerdo para frenar la inmigración ilegal.
Biden ha fustigado a los republicanos por abandonar el acuerdo fronterizo bipartidista después de que Trump se opusiera al plan de endurecer las restricciones al asilo y establecer límites diarios a los cruces fronterizos. Trump, por su parte, ha intensificado su retórica antiinmigración, y ha insinuado que los inmigrantes están envenenando la sangre de los estadounidenses.
El número de personas que cruzan la frontera de Estados Unidos de manera ilegal ha estado aumentando durante años por razones complicadas, las cuales incluyen el cambio climático, guerras y disturbios en otras naciones, la economía y los cárteles, que ven la migración como una fuente de ingresos.
El Gobierno estadounidense ha estado combinando restricciones en la frontera con un incremento en las vías legales para recibir a los migrantes, diseñadas para que las personas lleguen en avión y con patrocinadores, no a pie y de manera ilegal a la frontera. Pero la política estadounidense en este momento permite que los inmigrantes soliciten asilo independientemente de la manera en que lleguen. Y el número de migrantes que llegan a la frontera sur de Estados Unidos ha superado con creces la capacidad de un sistema migratorio que no ha sido actualizado sustancialmente en décadas. Los arrestos por cruces ilegales se redujeron a la mitad en enero, pero alcanzaron niveles récord en diciembre.
El equipo de campaña de Trump dice que el plan de Biden de visitar la frontera es un indicio de que el Presidente está a la defensiva en materia de inmigración y que el tema es un problema para su intento de ser reelegido. La secretaria de prensa de la campaña de Trump, Karoline Leavitt, dijo que Biden está detrás de Trump en las preferencias electorales y es responsable de la “peor crisis de inmigración en la historia” de Estados Unidos.
En tanto, el equipo de campaña de Biden señaló que son los republicanos de la Cámara de Representantes los que están a la defensiva, después de que Trump dijera categóricamente que había pedido a los legisladores republicanos que rechazaran el proyecto de ley que habría financiado a los agentes fronterizos y otras autoridades de Seguridad Nacional. The New York Times fue el medio que informó sobre el viaje en primera instancia.
Mientras sigue criticando a los republicanos por la inacción legislativa, Biden está sopesando actuar por decreto para ayudar a disuadir a los inmigrantes de viajar a Estados Unidos. Entre las medidas que el mandatario está considerando aplicar se encuentra la de invocar las facultades previstas en la Sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, que otorga al Presidente amplio margen de maniobra para bloquear la entrada de determinados inmigrantes a Estados Unidos si ello fuera “perjudicial” para el interés nacional.
Pero sin cambios a la ley, cualquier decreto emitido por el Gobierno que adopte medidas enérgicas para frenar los cruces fronterizos probablemente será impugnado en los tribunales. La Casa Blanca ha informado a algunos legisladores del Capitolio que Biden no anunciará una orden ejecutiva sobre inmigración durante su viaje a la frontera el jueves, según una persona al tanto de las conversaciones.
“No hay ningún decreto que hubiera hecho lo que habría logrado la propuesta bipartidista del Senado”, subrayó Jean-Pierre. “La política se interpuso en el camino”.
Según una encuesta de AP-NORC de enero, las preocupaciones sobre la inmigración entre los habitantes de Estados Unidos aumentaron a 35 por ciento, en comparación con 27 por ciento el año pasado. La mayoría de los republicanos —el 55 por ciento— dijo que el Gobierno debe centrarse en la inmigración en 2024, mientras que 22 por ciento de los demócratas consideraron que la inmigración es una prioridad. Eso representa un aumento del 45 por ciento y el 14 por ciento, respectivamente, en comparación con diciembre de 2022.
De nuevo, Trump está haciendo de la inmigración el punto central de su campaña, refiriéndose a fotografías de inmigrantes que duermen en estaciones de policía y hangares como prueba de que las políticas de Biden han fracasado. Ha realizado frecuentes viajes a la frontera como candidato y Presidente.
Durante su campaña para la elección de 2016, viajó a Laredo, Texas, en julio de 2015 en una visita que puso de relieve cómo sus puntos de vista sobre la inmigración lo ayudaron a ganar la atención de los medios y el apoyo de los electores republicanos. Desde que dejó el cargo ha estado en la frontera al menos dos veces, incluida una para recibir el respaldo del Gobernador de Texas, Greg Abbott
Mientras tanto, Biden sólo ha visitado la frontera una vez y no entró en contacto con ningún migrante. Más bien inspeccionó las instalaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y caminó a lo largo de un tramo del muro en la frontera. Durante las negociaciones sobre el proyecto de ley fronterizo dejó entrever que, de tener la autoridad para hacerlo, suspendería el asilo, un giro notable hacia la derecha para los demócratas, que están cada vez más preocupados por las mismas escenas de campamentos de inmigrantes, y le están pidiendo al Gobierno que acelere la entrega de permisos de trabajo a fin de que las familias que han llegado puedan al menos buscar empleo.
El fracaso del proyecto de ley fronterizo este mes ha hecho que el Departamento de Seguridad Nacional —que controla la frontera— evalúe sus prioridades y canalice dinero entre sus agencias para tapar agujeros. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas está estudiando la posibilidad de recortar las camas de detención de 38 mil a 22 mil y reducir los vuelos de deportación. Esto supondrá la liberación en Estados Unidos de más inmigrantes que llegan a la frontera.