No faltó quien expresamente trató de diferenciar la manifestación del respaldo a brazo derecho de Calderón quien, pese a convocar a ésta, se mantuvo en su escondite en España.
Ciudad de México, 26 de febrero (SinEmbargo).– Ninguno de los animadores pronunció su nombre. Tampoco los dos oradores, la exdiputada priista Beatriz Pagés y el ministro en retiro José Ramón Cossío. Pero no hacía falta: El narcotraficante Genaro García Luna, figura emblemática de los dos gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN), estuvo literalmente presente en la multitudinaria concentración opositora en el Zócalo.
Sí: El rostro anguloso de García Luna apareció, en medio del emblema y las siglas del PAN, en un gigantesco impreso que se desplegó en la parte alta del edificio del Congreso de la Ciudad de México que da al Zócalo, justo cuando empezaban a congregarse los asistentes que se oponen a la Reforma Electoral del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
La gigantesca impresión con el súper policía de Vicente Fox y Felipe Calderón, que tenía la etiqueta #GarcíaLunaNoSeToca, no duró mucho, porque desde las oficinas de ese partido lograron rasgarla y hacerla pedazos, que luego lanzaron frente al Palacio Nacional resguardado por altas vallas de acero.
Otros manifestantes arrancaron con furia otras impresiones con el rostro de García Luna que presuntamente morenistas pegaron en mobiliario urbano, como los puestos de periódicos.
Era como si quisieran exorcizar al poderoso policía declarado culpable de coludirse con el narcotráfico en los dos gobiernos del PAN, cuya dirigencia, en conjunto con las del PRI y del PRD, movilizó a miles para prácticamente llenar la Plaza de la Constitución.
No faltó quien expresamente trató de diferenciar la manifestación del respaldo a brazo derecho de Calderón quien, pese a convocar a ésta, se mantuvo en su escondite en España.
“Vine a defender al INE, no a G. Luna. Entiéndelo, AMLO”, decía una pancarta de una mujer que se resguardaba del sol.
Aunque escasos, también hubo quienes repudiaron esa marcha #MiVotoNoSeToca, liderada por el magnate Claudio X. González y membretes de clara filiación panista.
“Calderón, ya es declarada culpable tu mano derecha, García Luna. ¡Sigues tú, Borolas, no huyas”, escribió Arturo Arroyo, un empleado de una empresa que colocó las cartulinas naranjas en el muro del banco de México, en la esquina del Eje Central y Madero, al paso de los manifestantes que lo miraban molestos y él daba sus razones.
“No estoy de acuerdo con ellos. Estamos en un país libre. Tenemos libertad de expresión, de manera pacífica, yo vengo aquí de esa manera, ellos también. No estoy de acuerdo con ellos, porque yo estoy de acuerdo con lo que está pasando en México. Yo hice esa lona, donde expreso mi punto de vista, que es de mucha gente. Yo no vengo de manera violenta, vengo de manera pacífica”.
Unos metros adelante, tres individuos de “La Lupa AC” hacían uso de los insultos para repudiar al Presidente López Obrador.
—¿Quién es el Kakis?
—El hijo de la chingada que se echó a correr — dijo uno, apuntando a Palacio Nacional.
—¿Quién es?
—Es alguien que tiene mucho miedo — respondió otro— y quiere imponer su pensamiento y que no sabe que todos estos estamos en contra de todo lo que él dice. Él quiere infundir miedo, él gobierna con ignorancia.
Un tercer individuo interrumpió, señalando el nombre de López Obrador: “Este es el ‘Kakas’. Todo lo que toca lo hace pedazos”.
Vaya que estaban enojados los tres. Otro también como lo mostraban con sus pancartas y consignas contra López Obrador, más numerosas que a favor del Instituto Nacional Electoral (INE).
Fue una conocentración multitudinaria que, aunque no estaba previsto, incluyó varias marchas de varios puntos hacia el Zócalo. La más numerosa fue, sin duda, la que avanzó por avenida Juárez y luego Madero.
Y si todas las personas que se transportan en autobuses para acudir a una movilización política son acarreados, como suele postular la derecha, entonces en la protesta de este domingo en el Zócalo proliferaron los acarreados por tantos vehículos contratados por los convocantes.
Cientos de autobuses transportaron a miles de personas para lograr un lleno en la emblemática Plaza de la Constitución, que hoy la oposición de derecha le arrebató a la izquierda gobernante.
Los autobuses fueron estacionados en el Paseo de la Reforma y en las calles del Primer Cuadro del Centro Histórico, donde esperaron al voluntariado que, ahora sí, tuvo la osadía de llegar al Zócalo para respaldar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que será la que resuelva, en definitiva, la constitucionalidad de la reforma electoral.
El acto central, con los dos oradores, no duró ni una hora. No hacía falta más: La oposición llenó el Zócalo, pese al escándalo del narcotraficante García Luna, sus jefes, Fox y Calderón, y aun con sus liderazgos de la talla del priista Alejandro Moreno, el panista Marko Cortés, lo que queda del PRD y los 2 mil banquitos que dispuso en la plaza el exgobernador y presidenciable Silvano Aureoles.