Desde que todo esto comenzara a principios de octubre de 2017, el mundo se ha despertado cada día con nuevas revelaciones del caso Weinstein que sugieren que el suyo no era un caso aislado, sino un ejemplo de un patrón de comportamiento extendido no sólo en el negocio del cine.
Madrid, 26 febrero (EFE).- El reconocimiento de culpabilidad del tenor Plácido Domingo ante las acusaciones y la investigación llevadas a cabo en los últimos meses por supuesto abuso sexual se suma a una larga lista de profesionales de la industria de la cultura y el entretenimiento que han afrontado denuncias similares.
En las últimas horas, sin ir más lejos, el otrora todopoderoso productor de Hollywood Harvey Weinstein ha quedado a la espera de su condena, un máximo de 29 años de cárcel tras el veredicto emitido por el jurado del “histórico” juicio en Nueva York, posibilitado gracias a la cascada de denuncias que desencadenó el movimiento feminista del #MeToo.
Desde que todo esto comenzara a principios de octubre de 2017, el mundo se ha despertado cada día con nuevas revelaciones que sugieren que el suyo no era un caso aislado, sino un ejemplo de un patrón de comportamiento extendido no solo en el negocio del cine.
Ganador de dos Óscar y considerado como uno de los mejores intérpretes de su generación, Kevin Spacey fue acusado de abusos sexuales ese mismo año, por lo cual fue apartado de la última y quinta temporada de la serie House of Cards de Netflix.
Fueron varios los hombres que lo acusaron por diversos episodios a lo largo de los años. Dos de ellos lo demandaron judicialmente, pero la muerte de uno en septiembre de 2019 permitió que se librara tras una retirada de cargos que también se produjo en el otro caso, en julio, cuando el joven que lo había acusado desistió de manera definitiva de sus señalamientos.
La denuncia más mediática en su contra fue la emprendida por el también actor Anthony Rapp, quien denunció a Spacey por un incidente que ocurrió en 1986 cuando tenía 14 años. Este pidió perdón y aseguró posteriormente que buscaría “evaluación y tratamiento”.
Otro doble ganador del Óscar y elogiado actor, Dustin Hoffman, también fue señalado por la escritora Anna Graham Hunter, quien aseguró que aquel la manoseó cuando era una becaria de 17 años en 1985, mientras que la guionista y autora de teatro Wendy Riss Gatsiounis detalló varios incidentes de acoso sexual ocurridos a comienzos de su carrera.
Su caso se suma a los que están activos contra los actores Jeffrey Tambor, Nicolas Cage o Steven Seagal, así como contra el ya expresidente de Amazon Studios Roy Price; el director y productor Brett Ratner, cuyos contratos con Warner Bros han volado por los aires, y el cineasta James Toback.
James Franco, ganador en 2018 del Globo de Oro por su interpretación en The Disaster Artist, no llegó a disfrutar de las mieles del éxito. Fue acusado por cinco mujeres de conducta sexual inapropiada, en algunos casos aprovechándose de su condición de profesor de interpretación, “incentivando con oportunidades de papeles en sus proyectos” y, apartado de la industria, no llegó a ser siquiera nominado para los Óscar por su alabado papel.
También la edición de las estatuillas doradas de 2019 estuvo marcada por las acusaciones de agresión sexual, esa vez en contra del cineasta y actor Nate Parker y del intérprete Casey Affleck.
No obstante, la dispar reacción en cada caso también trajo polémica: Parker, afroamericano, se hundió en el ostracismo junto a su película The Birth of a Nation, mientras que Affleck, blanco, llegó a ganar el Óscar al mejor actor por “Manchester By The Sea”.
Otros nombres que se han visto salpicados en los últimos años han sido los del director y productor Brett Ratner, el cómico Louis C.K., el ex creativo de Pixar John Lasseter o el cineasta Bryan Singer.
De la controversia no escapó ni la actriz Asia Argento, que había sido una de las primeras mujeres en denunciar públicamente a Harvey Weinstein y que fue acusada de asaltar en 2013 al actor Jimmy Bennet, que entonces contaba 17 años de edad, veinte menos que la actriz.
La sociedad estadounidense ha vivido los últimos años con absoluta perplejidad la riada de acusaciones contra Bill Cosby, quien hasta entonces era un emblema del entretenimiento familiar para todos los públicos. Sentenciado a entre 3 y 10 años de cárcel por agresión sexual, fue el primer personaje público condenado desde el nacimiento del #MeToo.
En el pasado más lejano quedan también casos tan emblemáticos que permanecen frescos en la memoria, como el del cineasta Roman Polanski, quien aún trata de cerrar de una vez su famoso caso de abuso sexual a una menor en los años 70. El pasado agosto una mujer conocida como Robin M. señaló sin embargo al director por un nuevo caso de agresión sexual sucedido supuestamente en 1973.
En la década de los 90, Woody Allen fue denunciado por haber abusado de Dylan Farrow, hija del director y de Mia Farrow, en un caso que se cerró finalmente sin cargos.
La turbia lista de escándalos sexuales de todo tipo en Hollywood, que han retratado libros como Hollywood Babilonia, de Kenneth Anger, incluye asimismo a figuras clásicas del cine como Alfred Hitchcock, a quien Tippi Hedren denunció por abusos, o Errol Flynn, acusado de haber mantenido relaciones sexuales con dos menores.
El del cine no ha sido el único sector contaminado por estos casos de abuso, como ha querido mostrar la reciente película Bombshell, protagonizada por las actrices Charlize Theron, Margot Robbie y Nicole Kidman, en torno a los abusos cometidos en el seno de la cadena Fox News por diversos directivos, incluido su fundador, Roger Ailes.
En el mundo de la música, las denuncias más sonadas son las que enfrentó Michael Jackson, quien fue acusado en diferentes ocasiones por haber abusado presuntamente de menores. En 1994 solventó una de ellas con un acuerdo económico fuera de los tribunales, mientras que en 2005 llegó a comparecer en un juicio por otro caso del que fue absuelto.
Recientemente, sin embargo, dos personas reactivaron las sospechas. En un documental titulado Leaving Neverland, relataban los abusos de los que fueron víctimas siendo menores. Al haber rebasado los 26 años de edad cuando denunciaron los hechos, sus casos fueron desestimados, pero un cambio legislativo en California en enero, en el que se amplía ese límite de edad hasta los 40 años, les habilita para volver a los tribunales.
La sombra de la sospecha se cierne también sobre su compatriota R. Kelly, en prisión por cargos federales en los que se ha incluido además pornografía infantil. El rapero es protagonista a su pesar de otro documental en el que numerosas mujeres, muchas de ellas menores en el momento de los hechos, denuncian haber sido víctimas suyas.
En dicho documental se cita por ejemplo el momento en el que se casó con la estrella del pop Aaliyah cuando esta tenía 15 años. Sobre este episodio, el pasado mes de diciembre se declaró inocente de los cargos de soborno presentados en su contra en relación con dicho matrimonio.
A raíz de todas estas denuncias, Lady Gaga eliminó de su catálogo la canción “Do What U Want (With My Body)” que había grabado con el rapero. Su videoclip ni siquiera llegó a ver la luz, ya que su director, Terry Richardson, también fue acusado de abusos por varias modelos.
No se salva de los escándalos el mundo del fútbol. Señalados por acoso y violencia sexual, otros muchos nombres están aún en distintos momentos procesales, como la denuncia contra el futbolista Cristiano Ronaldo, por ejemplo, que se diluyó el pasado mes de junio cuando su presunta víctima la retiró y algo parecido le pasó a Neymar da Silva.