MICHOACÁN: AUTODEFENSAS, UN AÑO DESPUÉS | TERCERA PARTE
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Morelia, Michoacán, 26 de febrero (SinEmbargo).– Bien a bien dice no recordar desde cuándo carga el apodo de “Papá Pitufo”, pero asegura que no le molesta y lo lleva con orgullo porque para él es sinónimo de respeto y autoridad entre los suyos.
Estanislao Beltrán, era hasta hace poco el brazo derecho de José Manuel Mireles Valverde, el líder de las autodefensas de Tepalcatepec, en Michoacán. Cuidó de él en el hospital durante los primeros y más difíciles momentos después accidente –el pasado 4 de enero– y se sentaba en una silla toda la noche a esperar las indicaciones del médico de Mireles Valverde, en lo que la familia se preparaba para tomar las riendas.
“Fue difícil y pensé por momentos que se iba a morir”, dice con un gesto serio que le hace fruncir el ceño.
Pero eso fue antes de la ruptura, ahora guardan su distancia y apenas saben uno del otro.
* * *
Hasta la fecha, Mireles llama “Tanilo” a quien fuera su hombre más cercano y su mejor amigo. Ahora le duele hablar de él y a su vez Estanislao Beltrán evade el tema.
Parece ser que apenas se hablan, el distanciamiento se hizo patente después del regreso de Mireles, cuando encabezó solo en Tepalcatepec, sin “Tanilo” ni Hipólito Mora, la conmemoración del primer aniversario del surgimiento de las autodefensas en Michoacán, el pasado 24 de febrero.
Este hombre robusto, pequeño, de barba blanca en candado, barrigón y de lentes gruesos, cobró notoriedad luego de que el gobierno exigiera al movimiento de las autodefensas nombrar un interlocutor confiable que tomará el lugar de Juan Manuel Mireles después del accidente.
Los ojos de la opinión pública voltearon hacia la persona que en ese momento era visto como el sucesor natural de Mireles, por ser su amigo, su allegado y hombre portavoz del mismo Mireles.
Al principio Estanislao le reportaba cada paso que daban, pero después de una reunión con el comisionado para la seguridad en Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, el teléfono dejó de sonar para Mireles y se acentuó el silencio entre ambos.
Estanislao ha tomado las riendas y asumió la vocería y la coordinación de las autodefensas desde principios de febrero y es un trabajo que parece gustarle y como todos le ha encontrado el encanto a salir en la televisión y ser consultado hasta en lo mínimo para la toma de decisiones.
ÉL ES “PAPÁ PITUFO”
Es considerado dentro del movimiento como un hombre mesurado y equilibrado, “muy echado pa’ delante, que le gusta encabezar las tomas de los municipios y lugares que van ganando a Los Caballeros Templarios”.
“Es el primero en echar chingadazos cuando vamos contra ellos, y a su voz todos se cuadran”, reconoce uno de los soldados de “Tanilo”.
Dicen que es de carácter tranquilo, pero fuerte, es afable y nunca grita ni mienta madres. Es uno de los más viejos del movimiento y también uno de los iniciadores.
Nadie le escamotea valor, pero también hay quien critica su tendencia a exagerar las cosas y a veces alarmista de las situaciones.
Algunos reporteros comienzan a tomarse con reserva lo dicho por Estanislao porque aseguran que “lo hemos cachado exagerando. Por ejemplo, si dicen que en un enfrentamiento hubo dos muertos, Estanislao dice que hubo ocho y hay que verificar”.
“Papá Pitufo”, como muchos de los líderes de las autodefensas, es agroempresario, productor de limón agraviado por el crimen organizado. Nació en Ojo de Agua, comunidad de no más de 500 habitantes de Tepalcatepec.
También lo hizo levantarse en armas y unirse a Mireles y el movimiento la violencia, el abuso y la ofensa sufrida en carne propia.
Es egresado de la Facultad de Agrobiología de la Universidad Michoacana y fue en sus años mozos habitante de las casas del estudiante.
En esa época conoció al actual Gobernador Fausto Vallejo Figueroa y el secretario de Gobierno, Jesús Reyna García, y su carácter impetuoso lo llevó a ser líder de movimientos estudiantiles, en el que muchos lo recuerdan como un orador de un discurso incendiario.
Simpatizó y militó siempre con el comunismo y la izquierda.
Fue candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido en el que milita actualmente, a la diputación local y una regiduría.
Siempre le ha gustado el liderazgo y él mismo reconoce que se “agarra quehaceres en donde no lo llaman. Soy presidente de la sociedad de padres de familia de la escuela secundaria de mis hijas; soy secretario general de la asociación de productores de limón; soy comisariado ejidal del Ejido de Guayabitos; soy representante de la comunidad indígena de Santa Ana Amatlán, de Buenavista; y muchos otros cargos”.
Pero también este hombre en su núcleo familiar le gusta saber que tiene el mando.
Ha sido casado dos veces. Hoy vive en unión libre con su segunda esposa y reconoce que tiene dos familias –una en Estados Unidos y otra aquí– y con cada una procreo seis hijos, en su mayoría mujeres.
A la distancia, “Papá Pitufo” dice que el liderazgo ha sido una constante en su vida aunque admite que nunca pensó dirigir un movimiento como éste.
La razón la encuentra en las carencias materiales que tuvo en su niñez cuando dice que en su casa no había ni para comer y él junto con uno de sus hermanos tuvo que sacar la casta y empujar a la familia.
“Recuerdo la voz de mi padre –José Beltrán– diciéndome que tenía que ser alguien en la vida a diferencia de mi madre que asegura lo reprende por andar por ahí en los borlotes”.
Éste es Estanislao Beltrán, el famoso “Papá Pitufo”, y “Tanilo”, para los amigos.