Vacunas, fármacos falsos y suplantación de identidad, las estafas en la red pululan durante la pandemia y se abren paso en los países menos favorecidos, pero el costo, más allá de la pérdida económica, puede ser la salud, advierten expertos.
Por Luis Lidón
Viena, 26 ene (EFE).- Mientras millones de personas han sido ya vacunadas en los países ricos contra la COVID-19, proliferan las estafas en internet con fármacos falsos que suponen un gran riesgo para la salud, alertan expertos de Naciones Unidas.
Estas estafas en internet se han disparado porque existe una demanda que no se cubre por vías legales, y las prisas o la desesperación de algunas personas por inmunizarse les llevan al mercado ilegal.
VACUNAS INEXISTENTES
En la web oscura se ofrecen vacunas falsas con los nombres de distintas farmacéuticas, con precios desde 120 dólares hasta más de mil. Estos productos, en caso de existir, pueden contener material tóxico muy nocivo para la salud.
“Creo que muchas de esas vacunas no existen en absoluto. Es un fraude en sentido estricto: si lo compras, no recibes nada. Es una forma muy fácil de intentar ganar dinero”, explica a Efe el mayor experto de Naciones Unidas en cibercriminalidad, Neil Walsh.
“Y en caso de que se reciba algo se puede estar seguro de que no será la vacuna real. En el mejor de los casos será un placebo y en el peor puede tener elementos químicos perjudiciales”, resume Walsh, director del programa contra la cibercriminalidad de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Incluso en el improbable caso de que fuera una partida de vacunas auténticas robadas, seguramente no se habrán mantenido las condiciones sanitarias para su uso -como la cadena de frío -, subraya el experto.
Walsh asegura que nunca se ha topado en la web oscura con vacunas auténticas, aunque reconoce que su departamento carece de los medios para rastrear en profundidad todos sus foros.
DATOS PERSONALES
Muchos de esos fraudes con productos inexistentes o falsos no sólo pretenden ganar unos cientos de dólares, sino acceder a algo mucho más valioso: los datos personales de los compradores.
“Uno de los productos más fáciles de vender en el mundo cibercriminal son los datos personales. Si alguien tiene tu correo electrónico, nombre, fecha de nacimiento, dirección y número de teléfono, todos esos datos juntos son muy útiles para delincuentes que buscan suplantar tu identidad”, explica.
Más allá del fraude, la preocupación para Walsh es la desinformación y que los efectos negativos de estos fármacos falsos puedan generar dudas sobre las vacunas auténticas.
El consejo: no comprar nunca estas vacunas en Internet y utilizar el sentido común.
“Si incluso Gobiernos no han podido acceder a vacunas o comprarlas, ¿Cómo es posible que yo encuentre una en una web?”, resume el experto de la ONU.
UN PROBLEMA ANTERIOR A LA COVID
El problema con medicamentos falsificados es muy anterior a la pandemia. La ONUDD lleva años denunciando que el crimen organizado logra miles de millones de dólares vendiendo medicamentos falsos. El 80 por ciento de esos fármacos fraudulentos se vende en países en desarrollo de África y Asia. La mayoría de ellos provienen de Asia.
Una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2017 concluyó que una de cada 10 medicinas en los países en desarrollo es falsificada, lo que estaría detrás de la muerte de decenas de miles de personas cada año.
“La COVID ha dado un impulso al mercado de medicamentos falsos, no sólo porque ahora hay más, sino también porque ha abierto nuevos mercados, como el occidental, donde se puede ganar mucho dinero”, explica a Efe Angela Me, investigadora jefe de análisis y tendencias en la ONUDD.
La experta afirma que el crimen organizado siempre aprovecha la brecha entre la oferta y la demanda.
Y recuerda que también proliferaron la primavera pasada los fraudes con productos sanitarios básicos porque entonces escaseaban, pero una vez la industria legal cubrió esa necesidad, esos engaños fueron desapareciendo.
Lo mismo sucede ahora con las vacunas, insiste Me. “Esto estaba destinado a suceder porque las organizaciones criminales actúan muy rápido allí donde pueden ganar dinero”, resume.
Por eso, afirma, el problema irá desapareciendo en los países más ricos a medidas que avancen los programas de vacunación, pero persistirá en los países en desarrollo donde los fármacos llegarán más tarde.
SOLUCIÓN: VACUNAS PARA TODOS
“Una vez que se cubra la demanda (en los países ricos) no habrá mucho espacio para el crimen. Pero en los países en desarrollo esta brecha entre la oferta y la demanda durará más. Y la oportunidad para los delincuentes continuará por más tiempo”, destaca.
Tanto Walsh como Me subrayan que la mejor manera de limitar este fraude es facilitar un acceso global a la vacuna por medio de iniciativas internacionales como la plataforma COVAX, creada por la OMS para distribuir esos fármacos en los países pobres.
Angela Me apunta que los fraudes con medicinas falsas también proliferan porque las penas todavía son muy bajas en muchos países pese a los beneficios multimillonarios que generan.
“Hemos estado diciendo a los Estados que esto iba a venir y que debían dotarse de los mecanismo, no sólo legislativos sino también mejorar las capacidades de sus agencias médicas”, afirma Me, que reconoce que muchos países cuentan con pocos medios.