En 2014 nació Yo Soy Médico 17 o #YoSoy17, un movimiento de protesta que busca la protección de los trabajadores de salud y que son muchas veces criminalizados por los resultados de un sistema que les niega medicamentos y los instrumentos necesarios para realizar su trabajo, dijo Julio Bueno, médico anestesiólogo del IMSS y quien desde su integración a ese grupo se ha comprometido con la búsqueda de justicia y condiciones de trabajo adecuadas para los trabajadores del sector público de salud.
Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo).– Julio Bueno es médico anestesiólogo desde 2004. Egresado de la Universidad de Guadalajara, entró en servicio convencido del amor por ayudar. Su vocación le ha bastado para desempeñar su trabajo, incluso frente a la continua falta de medicamentos, instrumentos y garantías para los procedimientos con la que ha lidiado desde su ingreso a la Clínica 89 de Jalisco, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Para Julio, el trabajo diario incluye la instrumentación de técnicas que le permitan trabajar “con lo que tiene y no con lo que necesitaría tener”. Sabe que podrían evitarse algunos peligros si contara con los instrumentos necesarios; por ejemplo, distintas opciones de medicamento para el dolor o máquinas que a la mitad de una operación no corrieran el riesgo de apagarse dejando sin respiración a los pacientes.
“Cuando llegué al IMSS primero hubo un choque porque me di cuenta de que no había lo necesario para trabajar, me acoplé y dije: ‘trabajo con esto’. Pero cada vez trabajo con menos cosas. Por ejemplo, las máquinas de anestesia que tienen muchísimos años de uso se apagan solas y hay que estar muy al pendiente de que no se apague porque el paciente respira por ahí. Muchas cosas hacen falta en los hospitales públicos y ya es tiempo de que los médicos contemos con lo necesario. El cuadro básico, es tan básico que se ajusta para nada. La medicina no se ejerce con lo básico. Si tu quieres una buena y corriente atención se necesita lo necesario, no lo básico y eso no lo tenemos”, reflexionó Julio en entrevista para SinEmbargo.
La escasez de medicamento y mantenimiento para la maquinaria van en detrimento de los servicios que reciben los derechohabientes, ya mal acostumbrados a consultas que oscilan entre los 10 y 20 minutos de atención. Un tiempo que los mismos médicos califican como impersonal y que consideran solo quedará resuelto con el aumento de personal.
“A los médicos nos asignan 24 pacientes al día y trabajamos en el IMSS 6.5 horas. Todo esto ha hecho que la medicina sea muy mecanizada, el paciente no recibe el tiempo de calidad para ser atendido. A esto habrá que sumar que no hay inversión ni médicos, y la carga de trabajo es excesiva. Además, la falta de insumos y la propagación de notas sin fundamento han hecho que la sociedad se coloque en contra del IMSS y de las instituciones. ¿Quién se expresa bien del Seguro? La mayoría de los comentarios dicen que somos negligentes y sólo matamos personas”, añadió Julio Bueno.
En el 2010, el Coneval contabilizó que en Jalisco había un total de 14 mil 158 personas trabajando en el sector médico. Un número que parece insuficiente en un estado con una población total de 7 millones 350 mil 682 personas.
El personal es escaso y por lo tanto los tiempos de espera para la atención también se incrementan. En un estudio realizado por el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) en el 2018 se estimó que en el IMSS y en los servicios estatales de salud (Sesa) los tiempos de espera suelen ser hasta 2.3 y 3 veces mayores que en el sector privado.
A pesar de que la distribución de tiempos y medicamentos no dependen directamente de los profesionales de la salud, las quejas suelen ir dirigidas para ellos. Tan solo en el año 2017, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) registró 15 mil 103 quejas médicas, la mayoría de ellas concentradas en el IMSS, con el 64 por ciento de los casos de atención urgente. El diagnóstico y la relación médico-paciente son los rubros que contemplan más inconformidades.
La continua criminalización de la labor médica es una de las razones que llevó a Julio y otros colegas a conformar Yo soy médico 17, una agrupación que se ha convertido en la única ventanilla con la que cuentan los trabajadores del sector salud para objetar las querellas que se presenten en su contra.
“Existen muchos lugares en los que los pacientes se pueden ir a quejar, Derechos Humanos, instancias judiciales, civiles, las propias instancias de las unidades médicas, pero no hay una que atienda las demandas de los médicos. Yo soy Médico 17 se ha convertido en la única ventanilla que existe para defender al gremio de la salud”, confirmó el anestesiólogo.
A través del colectivo se ha buscando defender todo tipo de imputaciones en contra de lo médicos, encargándose de exigir justicia en casos de desaparición y violencia, así como en lo referente a la mejora de condiciones laborales y salariales.
LA LUCHA DE LOS MÉDICOS
“El parteaguas de la manifestación fue la falta de solución a nuestras demandas”, recordó Julio Bueno al explicar que el movimiento busca consolidarse como un aparato crítico y de conexión con el gobierno para que conozca las exigencias de los médicos, alguna veces, relegadas a las peticiones de los pacientes y derechohabientes.
La primera vez que los médicos se manifestaron de manera masiva fue en junio de 2014, cuando buscaban defender a un grupo de médicos al que se señaló como negligente. Se les había culpado del homicidio de un niño de 15 años que había ingresado a un hospital en Guadalajara en un estado muy critico de salud y había muerto tras 55 días de hospitalización.
Los manifestantes denunciaban que los 16 pediatras fueron parte de un proceso irregular, ya que primero habían obtenido un laudo a favor del protocolo seguido y cuatro años después se les arrestó.
El caso que desató las protestas no sería el único por el que actuarían. En abril del año pasado, los paros de labores en los hospitales y las manifestaciones fueron parte de la defensa de Luis Roberto, un médico oaxaqueño imputado por la intervención de un menor de tres años quien murió al finalizar una operación.
La investigación alrededor de Luis Roberto no ha estado exenta de controversia. Luego de que el ortopedista fuera ingresado al reclusorio central de Santa María Ixcotlel, miles de trabajadores del sector salud salieron a las calles de todo el país para manifestarse, logrando que fuera liberado días después para seguir su proceso en libertad.
Julio Bueno afirmó que las violaciones de derechos dirigidas hacia los médicos impactan directamente sobre el modo en el que ejercen su profesión. El desvió de procesos, la falta de medios profesionales y el hostigamiento por parte de las cadenas de mando (que mucha veces se traducen en amenazas de posibles despidos) influyen sobre su decisiones. Es por esto, insistió, “continuara en la denuncia de estas injusticias y en la demanda por la mejora de sus condiciones laborales”.
MÉDICOS, NO DIOSES
Con la consigna “Somos médicos, no dioses”, los trabajadores del sector salud se han reactivado políticamente. A través del movimiento sus miembros han reunido una serie de inconformidades que los apunta como agentes de cambio.
“Desde la integración de Yo Soy Médico 17, el gremio de la salud nos abanderó como sus líderes, yo fui un intermediario entre lo que el gremio solicitaba y lo que se necesitaba para trabajar. En primera instancia lo que hicimos fue dignificar la profesión médica. Por otra parte también comenzamos a denunciar los recortes en salud. El abanderamiento que nos dio la gente nos hizo hacer manifestaciones para exigir recursos, insumos, el alto a la criminalización del personal médico, mejores sueldos, mayor contratación de médicos y enfermeras y más hospitales de segundo nivel”, añadió Julio Bueno.
Dos años después de su conformación, el movimiento tuvo la capacidad para convocar a miles de médicos. A través de una serie de manifestaciones pacíficas en los estados de Jalisco, Ciudad de México, Nuevo León, Michoacán, Colima, Yucatán, Puebla, Sinaloa, entre otros, exigieron ser entendidos como sujetos de derecho. Además, instaron a que no se produjeran más recortes para el sector.
Los trabajadores de salud tuvieron razón. La promesa del ex Presidente Enrique Peña Nieto de ampliar la cobertura concluyó apenas con 83 mil 37 camas para 112 millones de habitantes y tres médicos por cada dos mil ciudadanos. Asimismo, la evolución del Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ramo 13 Salud demuestra que ha ido a la baja. En 2013 se contabilizaban 121 millones 856 pesos, subiendo a 130 millones 264 mil pesos en el 2014, para reducirse en el 2018 a 121 millones 934 mil pesos.
Es por ello que Julio llamó a los profesionales de la salud a involucrarse en las decisiones políticas, para que éstas tengan un impacto.
“Lo que debemos hacer los médicos es defender nuestra profesión porque no tenemos lo indispensable para trabajar. No tenemos salarios dignos y nos tratan mal en los hospitales, el maltrato existe. El médico tiene que acercarse a este rol político del que nos hemos alejado y que ha permitido que tengamos directores que ni si quiera han sido médicos. Pocos médicos están en la Cámara de Diputados, en el Senado y en lugares estratégicos”, declaró Julio.
APUESTAN POR EL CAMBIO
El pasado 3 de enero durante la presentación del Plan del IMSS 2018-2024, Germán Martínez Cázares, nuevo Director General del Instituto se comprometió a trabajar en favor del “personal médico y de enfermería generoso y comprometido con su labor”. La promesa incluye hacer frente a la corrupción y las deficiencias sistémicas que han deteriorado a la institución.
En esta misma tónica, Andrés Manuel López Obrador anunció la eliminación del cuadro básico de medicinas y del Seguro Popular, el programa de la administración foxista señalado por el nuevo Presidente como “ni seguro, ni popular”.
La medidas anunciadas por la nueva administración son bien recibidas por médicos como Julio, quienes denuncian el riesgo de perseverar con viejas prácticas de corrupción.
“El Seguro Popular era la caja chica de todos los estados corruptos que hay en el país. Estoy hablando de Jalisco, Veracruz y Chihuahua, de ahí se robaron dinero porque no había controles. En Guadalajara, el Seguro Popular atendía en hospitales privados y sus dueños, curiosamente, eran los encargados de salud del estado. Se automaquilaban el trabajo. Trabajé en un hospital de uno de esos dueños y veía que llegaba todo el trabajo del Seguro Popular y se facturaba solo.
“Nosotros como médicos veíamos cómo se hacían negocios con el dinero público y cómo se hacían millonarios a costa del dinero público. En otros hospitales se inventaban pacientes, a un hospital de Guadalajara le quitaron la concesión de Seguro Popular porque hacían cesarías a hombres. Con esa desfachatez se estaban robando el dinero. Cuando supimos que iba a desaparecer dije: ¡perfecto, no debe de haber Seguro Popular!”, denunció el médico.
El anestesiólogo reconoció que no “es todo malo ni todo bueno”, sin embargo, consideró el cambio de gobierno como un buen momento para reestructurar las instituciones publicas de salud y para que éstas tengan como prioridad la atención al paciente.
“Esperamos que en este nuevo gobierno las cosas cambien, esperamos dignificar la profesión médica, mayor inversión. Tiene que haber un cambio y una manera diferente de hacer las cosas. Espero no tener que llamar a manifestarnos en mucho tiempo. Yo voté por Andrés Manuel, voté por un cambio porque no me gustó que me vieran la cara. Este es un voto de confianza al nuevo gobierno. Ya tuvimos oportunidad de reunirnos con el Doctor Alcocer [Secretario de Salud] y se escuchan buenas cosas para el sector, se escuchan buenas para el IMSS, pero esto apenas esta empezando”, reflexionó Julio Bueno.