Todo apuntaba a un triunfo de Roger por la vía rápida ante un Wawrinka que pidió asistencia médica en el descanso. Pero el veterano campeón, curtido en mil batallas, se tomó un respiro cuando vio que la manga se le puso cuesta arriba con un break de Stanimal (1-3), que sumó otro más tarde para acortar distancias en 26 minutos.
HE’S DONE IT! #Federer through to the final! His first #AusOpen final in 7 years! pic.twitter.com/sT4qgvW09b
— #AusOpen (@AustralianOpen) 26 de enero de 2017
Por Nacho Albarrán
Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo/ASMéxico).- Sufriendo, con nervios, agotamiento y muchos errores (hasta 50 no forzados) pero un saber estar y una clase infinita, Roger Federer se ha clasificado este jueves para la final del Abierto de Australia.
Para conseguirlo ha tenido que derribar a su compatriota Stan Wawrinka en un partido épico, no por su duración (apenas 3 horas), sino por su intensidad y su calidad. El Genio de Basilea necesitó cinco sets (7-5, 6-3, 1-6, 4-6 y 6-3) para superar al número 4 del mundo, natural de Lausana, que le presionó hasta el límite y a punto estuvo de remontar el 2-0 con el que se había escapado inicialmente su rival, amigo y maestro. Así ha puesto el 50% para la final soñada contra Rafa Nadal, que para hacerla realidad tendrá que superar este viernes (09:30, Eurosport) al búlgaro Grigori Dimitrov, apodado Baby Federer.
El mejor jugador de la historia para muchos disputará su 28ª final de un Gran Slam (alarga su récord), en busca de extender también el mejor registro de títulos en grandes torneos de la Era Open (18). Casi nada. Hace siete años que no pasaba de las semifinales en Melbourne (ante Tsonga en 2010) y había perdido cinco desde entonces. A sus 35 años, Federer suma algunos registros de prestigio: es el más mayor en alcanzar una final de Grand Slam desde Ken Rosewall (39 años y 310 en el US open de 1974); e iguala a Novak Djokovic en el liderato de presencias en el último partido del Abierto de Australia (6).
El primer set fue maravilloso. Dos jugadores rápidos, casi calcados con ese revés a una mano tremendo, a cuál mejor, no se dieron tregua en ningún momento. Se conocen bien, tanto que a veces adivinaban donde iban a ir los golpes del otro. Federer, superior con los de derecha, fue madurando a Wawrinka a base de passings y subidas a la red con las que contrarrestaba un número inusual de errores. El primer break le sirvió para poner el 7-5 y sacar con ventaja en el segundo set. Ahí el maestro estuvo fino y dos fallos de su rival le pusieron en bandeja otra rotura de saque parea dominar 4-2 y encarrilar el 2-0.
Todo apuntaba a un triunfo de Roger por la vía rápida ante un Wawrinka que pidió asistencia médica en el descanso. Pero el veterano campeón, curtido en mil batallas, se tomó un respiro cuando vio que la manga se le puso cuesta arriba con un break de Stanimal (1-3), que sumó otro más tarde para acortar distancias en 26 minutos. La cuarta manga fue extraña. Wawrinka peligró tras abrir con otro break que recuperó inmediatamente Federer. Después, un error grave en la red en el octavo juego casi le manda prematuramente para casa, pero el suizo francófono se vació para poner el 2-2. Y quizá eso le pasó factura.
FEDERER, INTELIGENCIA CONTRA EL AGOTAMIENTO
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Su amigo, perro viejo, también recurrió a los médicos y salió sin mucha energía pero más sereno. Agotado, sin profundidad con su drive, recurrió a la inteligencia, la técnica y la colocación para sacar de la pista a Wawrinka, que desaprovechó varias oportunidades para romper el saque de Federer. Y con el Maestro no se pueden tener esas deferencias. Una doble falta de Stan inclinó la balanza a favor del exnúmero uno del mundo, que se puso con 4-2 y saque camino de la gloria. Y de su 14ª victoria en otros tantos enfrentamientos con Wawrinka sobre pista dura. El Rey ha vuelto y ahora espera a su enemigo íntimo Nadal (23-11 a favor del español), con permiso de Dimitrov, claro.