Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo).- “La verdad no sé por qué jugamos bien en casa. Este debe ser el momento de tomar impulso y ganar confianza como un equipo que juega de local”, declaró Carmelo Anthony, emblema de los alicaídos Knicks de Nueva York, previo al partido frente a los Bobcats de Charlotte. El reclamo vestido de incógnita surtió efecto en el cuadro de la Gran Manzana y sobre todo en Melo quien salió a la duela del Mítico Madison Square Garden inspirado como si en un partido se borrase la pésima campaña realizada hasta ahora. Con una barba descuidada, el gesto concentrado y su 7 en la espalda, hizo historia en ese lugar mágico.
Anthony puso de pie a la grada ansiosa de que lleguen mejores tiempos con jugadas a la altura de su nivel, incluida una canasta de media cancha antes de que sonara la chicharra que finalizaba la primera mitad. Ese aviso sería el punto de partida para lo que muchos describirían como asombroso, incluido Lebron James quien desde su cuenta de Twitter escribió, “escuché que Carmelo Anthony está haciendo 50 puntos ¡en el tercer cuarto! ¿qué?”. El aporte abismal de la figura del equipo dibujó una noche especial en un campaña que hasta ahora ha sido para el olvido. Fueron 62 puntos, record en la carrera personal de Melo, en la historia de la franquicia y en el Madison Square Garden.
“Es una sensación increíble. Estoy feliz de pertenecer a este grupo que sabe lo que significa formar parte de este equipo”, declaró emocionado el jugador cuando acabó el partido. La sentencia no solo alimenta la confianza de sus compañeros, sino que demerita mucho los constantes rumores sobre su posible marcha el próximo verano cuando se convertirá en el agente libre más perseguido de la liga. Con 11 años en la liga, aspira a ganar un anillo en tiempos de Lebron James y el Miami Heat. Su aspiración podría quedarse vestido con el emblema del cuadro neoyorkino
Con su nuevo registro de puntos, Melo apuntó la mejor cifra anotadora en lo que va de la campaña, superando los 54 puntos de Kevin Durant frente a Golden State e incluso a sí mismo cuando logró 45 frente a los Rockets de Houston. Autocrítico como cuando declaró que su equipo ni siquiera luchó en el clásico frente a los Nets de Brooklyn, gozó del cariño de su gente en plena época de Superbowl y de tormentas de nieve. “Ver sonreír al público de nuevo es lo que más me emociona. Ver a los muchachos sonreír en el banquillo divirtiéndose de nuevo, es lo único que me preocupa”, declaró feliz la estrella de los Knicks, tomando la estela del gran Patrick Ewing durante los 90.
Un hombre de equipo, con gran talento individual, puso al Madison Square Garden a sus píes con una actuación sobresaliente digna de los tiempos de Michael Jordan (MJ). A diferencia de MJ, el público gozó con su estrella local. En el tablero se veía el marcador final 125-96, una paliza frente al equipo del que es dueño el mejor jugador de todos los tiempos. El recinto de los Knicks no veía una actuación de tanta magnitud desde el 25 de diciembre de 1984, en pleno festejo de Navidad, cuando Bernard King anotó 60 puntos por el equipo local y los 61 que Kobe Bryant logró en 2009. La temporada ha tenido por fin una alegría a la altura de la franquicia. Con el juego de estrellas en puerta, el descanso podría servir para tomar un segundo aire, con Carmelo encendido.