El fin de semana pasado tuve dos comidas familiares, una el sábado y otra el domingo. En la del sábado no se dijo ni una palabra de política. Se interrogó a un miembro de la familia que estaba a punto de emprender un largo viaje, luego se leyeron chistes que alguien por ahí traía en su Smartphone, y si bien me parecieron pésimos la mayoría de ellos, causaron enorme regocijo entre todos los comensales y eso me pareció muy bueno y me dio gusto. Esto fue en lo que respecta a la familia de mi padre. Al día siguiente tocó con la familia materna y hablamos de muchas cosas, pero un algún momento salió el tema de la política. Éramos creo que 12 ó 13 personas, obviamente no todos participaban con el mismo ímpetu e insistencia, pero las voces cantantes decían que los políticos son un desagradable de corruptos, que las campañas son patéticas, triste y carentes de propuestas. La opinión general era que es importante votar y que hay que hacerlo cuando llegue el día. De los presentes, todos dijeron que de lo único que estaban seguros era que no iban a votar por Peña Nieto, que porque les parece por mucho el peor y más temible de los candidatos. Por esta razón se baraja la idea del “voto útil”, que no consiste en otra cosa que ejercer el voto con el propósito de que el ganador no resulte ser Enrique Peña. Las opiniones sobre los demás fueron que Josefina no tiene carisma, personalidad y que sus propuestas cuando las hay son poco originales e insulsas. “El Peje” creen que pudiera estar un poco “tocadiscos” y por esa razón les despierta algunas dudas. Creo que aquella campaña de descalificación que se le orquestó en 2006 sigue presente en la mente de un gran número de personas. Sus plantones de Reforma y su Presidencia Legítima, de las cuales es directo artífice no contribuyen en ningún modo a aliviar esa carga que lleva sobre sus hombros. Quadri, pues es Quadri, y no hace falta decir más. Es un títere de Elba Esther y no tiene ningún posibilidad de ganar, así que queda descartado. Todo esto termina por establecer la encrucijada de por quién conviene votar.
Mi hermana tuvo una reunión de amigos, que por si es de utilidad saberlo, andan todos rondando los 30 años. Dice que hablaron un buen rato de política, cosa que nunca hacen. El tema de la conversación según cuenta, fue muy parecido al de la charla familiar y las opiniones increíblemente similares. De ocho presentes, nadie sabía con certeza por quién iba a votar, pero seis de ocho sabían que por Enrique Peña no lo iban a hacer. Entienden que hay muchos problemas y muy graves en este país, pero tienen la impresión de que la solución no va a venir de quienes tenemos por candidatos ni de sus partidos.
Creo que las campañas han sido tan pobres en cuanto a propuestas originales, que los debates en torno a la política han ido en sintonía con ellas. Ahora está la corriente del activismo y la necesidad de tomar acciones y ser más protagonistas en la vida pública, pero también me encuentro con estudiantes que me dicen que están en exámenes finales y que no tienen tiempo para activismos, o de plano los que dicen que las campañas les parecen tan patéticas y aburridas, que se cansaron y desinteresaron de ellas tan pronto como empezaron. Ser activista es otro oficio, y mucha gente no tiene tiempo para ello.