Hace como un año y medio –según recuerdo– descubrí que existía Twitter y lo que era. Nunca he descubierto bien a bien cómo funciona. Todas las bondades, maravillas y posibilidades me parecieron pues eso: posibilidades. Desde entonces supe que jamás iba a usar Twitter, es una herramienta y un mundo que no me interesa. A pesar de eso, entendiendo más o menos cómo funcionaba, se me ocurrió que podía servir como herramienta de denuncia. Pensé que sería buena idea abrir un Twitter en el que la gente reportara actos de corrupción en los que fuera víctima, testigo o partícipe. Ejemplo: “El oficial de la patrulla XHR393 me detuvo alegando exceso de velocidad en el crucero de Reforma e Insurgentes, en la Ciudad de México, y me pidió dinero.” Pensé que de esta manera, más o menos quedaría un registro de actos de corrupción menores y mayores a nivel ciudadano.
Así que le escribí a una prima, le compartí la idea y se dispuso a participar. Lo abrimos, le escribí a Sergio Aguayo y le pedí que nos ayudara a promocionarlo. No sé si nos ayudó o no. Una vez que estuvo abierto, jamás volví a entrar a él y hasta se me olvidó por completo su existencia. No sé si ya exista algo similar, pero si a alguien que esté leyendo le interesa, puede revivir esta iniciativa.
Esta misma prima que menciono tiene más o menos un año viviendo en el extranjero, muy lejos de México, volverá en unos días y votará por primera vez. Hoy me escribe y me dice:
“Personalmente yo intento leer lo más que puedo; nunca en mi vida había leído tanto de política como en los últimos cinco días y aún así me siento ajena, lejos e impotente. Unos días sé de qué lado estoy y otros me da igual. No quiero que me dé igual, pero no creo nada. Me gustaría poder creer. Del movimiento, me hubiera gustado poder estar en persona y oír más cosas (ya estaré), pero estoy escéptica. “Los ‘jóvenes’ como siempre he dicho desde mi condición de aislada, son apáticos y siempre pasivos en exceso. Estamos todos dormidos. Que no te engañen, levantar los parpados no es despertar. Seguimos durmiendo.
“Pero también es cierto que cuando hay levantamientos en países, cambios, etcétera. Como sea que se les llame, no es porque la gran mayoría de la población despierta, sino porque despiertan unos pocos que mueven a la gran mayoría. No sé si esto sea un despertar, un capricho, una oportunidad de marcha, o de sentirnos vivos. ¿Malo? No lo sé”.
No quiero decir nada más. Yo hace tiempo tuve una idea que me pareció buena y útil para la sociedad, luego fui incapaz de continuarla y mantenerla viva. No puedo decir si debo atribuir esto a Twitter o a mí mismo.