Lucy, nombre del espécimen fosilizado más completo de la especie del Australopithecus afarensis. Descubierto en 1974 en Hadar, Etiopía, por el paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson, es un ejemplar femenino que se cree vivió hace unos 2.6 a 3.6 millones de años. Se sabe poco o nada sobre sus hábitos o costumbres, pero se conserva 40% de su esqueleto, que incluye los huesos craneales y post craneales y la pelvis, lo que ha permitido deducir que se trataba de una hembra.
Josefina Vázquez Mota, descubierta en 2012 y aún en vida, de ella se conserva casi el 100% de sus textos, spots y palabras públicas; por ello no nos hacen falta sus huesos craneales ni su pelvis para saber que: ¡ES MUJER!
Si Lucy viviera, creo que desearía reivindicar un poco lo que ella fue, nos diría que era más que una hembra. Tal vez era demasiado primitiva para poseer ideas complejas o digresiones profundas, pero quizá nos contaría cómo iba a buscar el agua, cómo cocinaba, las tareas administrativas que realizaba en el hogar, que con frecuencia recolectaba algunas bayas o cazaba alguna presa, posiblemente tenía buenas ideas y métodos para reconciliar a los hombres que volvían cansados y enfrentados de una cacería fallida, pienso que también tendría buenas ideas para remodelar su cueva e introducir algunas mejoras que la hicieran más agradable y habitable. Para nuestra mala fortuna, todos los esfuerzos de este grupo de investigadores de hace algunas décadas, fueron insuficientes para echar un poco más de luz sobre este individuo.
Para Josefina no es tarde, creo que puede recomponer el camino y su discurso y hacernos ver que ser mujer es mucho más que eso que quiere hacernos creer. Porque con tanto empeño por parecer mujer, se limita a parecer una hembra; algo mucho más inacabado, perfecto y abarcable que una mujer en plenitud.
Dejo el texto en manos de una mujer, que me gustaría que ahondara en lo que ella cree que debe ser y representar una mujer…
Mariana:
Bueno, no tenía tantos datos de Lucy, pero coincido en el que si tuviéramos la oportunidad de conocerla, probablemente estaría asistiendo a algún mitin o leyendo algún artículo donde Lucy explicara los “cómos” de mejora, sanación, habitabilidad, planeación y reconciliación de un territorio, o en su caso una cueva. En el caso del 1 de julio es de una nación.
Aunque el discurso de Josefina Vázquez Mota, aparte de que siento que se ha ido evaporando últimamente en las redes sociales, predica que es “diferente”, no entiendo qué quiere decir con que es “diferente” a mi mamá, mis tías o cualquiera de las grandes mujeres u hombres que he tenido el privilegio de conocer. Sólo la veo en el debate y en los espectaculares, en la radio, con un eslogan que me suena a Coca Cola versión china.
Cada día que me levanto tengo que preguntarme y cuestionarme si mi trabajo importa, si lo que estoy haciendo lo hago con cariño y para aportar algo a la sociedad, aunque sé que voy empezando. Porque tengo la fortuna de amar lo que hago. Intento en cada junta explicar qué pienso y cómo creo que sería bueno para todos hacerlo. Intento hacer mis pensamientos más irracionales todo lo contrario. Intento imaginarme cómo lograré lo que quiero realizar el día de hoy y en algunas ocasiones, lo que en un futuro me gustaría para los que siguen. No utilizo palabras rimbombantes o simplonas. Sólo me expreso de la mejor manera que puedo para los que me escuchen quieran o deseen entablar un diálogo conmigo.
Hace no mucho tiempo leí un discurso de Luther King y me dio la sensación de esperanza. No vivo en Alabama, no soy afroamericana. Soy mexicana, voy a votar y no tengo la más remota idea de quién es esta mujer que se postula para Presidenta.
Al fin de cuentas, ¿qué es ser diferente para Josefina? Todas y todos nacimos con cualidades y defectos. En su caso me parece que ni lo ha mencionado ni lo hará. ¿Diferente porque tiene otro sexo distinto al de sus contendientes? ¿Y eso qué? Fuera de eso, la veo igual. Es una economista, ciudadana que juega el juego de la política.
Fuente: Enciclopedia Encarta 2001.