El país enfrenta una crisis climática sin precedentes y las consecuencias son cada vez más evidentes. Sin embargo, los principales responsables de provocarla evitan una narrativa que los involucre directamente.
Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo).– El planeta arde. Literalmente.
Hace un par de semanas, por ejemplo, un estudio de modelado dirigido por investigadores de la University College London reveló que el calentamiento más rápido en el ártico provocará que se alcance un aumento de la temperatura global de 2 °c ocho años antes que si la región se estuviera calentando al ritmo global promedio.
Otro estudio, ahora de la Universidad Northwestern y la Universidad de Copenhague, documentó cambios en la longitud de más de mil glaciares groenlandeses durante los últimos 130 años. Pero además encontraron que el ritmo de su retroceso se ha acelerado rápidamente en las últimas dos décadas.
Aquí en México, hemos discutido el caso del Huracán “Otis” y los posibles impactos del cambio climático en la ecuación. y también hemos vivido históricas sequías y también históricas temperaturas altas a lo largo del año. Vivimos, sin dudas entre académicos, expertos, científicos e incluso políticos, en una crisis climática.
Para hablar de este tema, en “GALILEO”, el programa de ciencia de Estudio B, platicó con Francisco Serratos, el académico y escritor veracruzano autor del libro El capitaloceno: una historia radical de la crisis climática y quien ahora trabaja en un libro sobre ecotopías.
Serratos es actualmente profesor en la Universidad del Estado de Washington e investiga temas de crisis climática, animales y literatura.
“El debate del origen de la crisis climática han venido discutiéndose desde los 70, pero a partir del año 2000 se hizo popular el concepto de ‘antropoceno’, donde el agente de la crisis es ‘la humanidad’ en abstracto. Pero varios expertos cuestionamos –y aquí me posiciono ideológicamente– no todos tenemos la misma responsabilidad histórica tanto nacionalmente como en términos de clase social. No es lo mismo la polución que genera Estados Unidos al impacto ecológico de un país africano sin estructura fósil”, explicó en el programa.
“No es lo mismo culpa a los súper ricos que viajan en jets privados que un agricultor en la selva amazónica o en Oaxaca. Hay discrepancias de poder, al atenderlas se genera una nueva conceptología para explicar los orígenes de la crisis climática. En lugar de señalar a un humano abstracto sin responsabilidades históricas y políticas. En ese sentido, adopté junto con otro grupo de pensadores, el término ‘capitaloceno’, porque no es la humanidad sino un sistema económico que demanda crecimiento incesante de la producción. Los humanos hemos estado durante miles de años pero qué casualidad que con el surgimiento del capitalismo industrial es cuando comienza a ascender el calentamiento de la temperatura global. Toda la evidencia científica está ahí.
Serratos además citó el último Reporte de Igualdad Climática de la organización Oxfam. “El impacto de la clase alta en la crisis climática, por ejemplo, es evidente. El 1 por ciento de los súper ricos son responsables del 16 por ciento de las emisiones de carbono globales. Emiten o contaminan tanto como el 66 por ciento más pobre de la población. Una minoría de unos 70 millones de personas contaminan lo mismo que más del 50 por ciento de la población mundial”, indicó.
Además, resaltó que, hacia 2030, el 1 por ciento agotará el presupuesto de carbono permitido para mantener la temperatura a bjo de 1.5 grados de aumento, que es el límite que se busca tener para evitar mayores catástrofes, explicó. “Si ahora vemos las consecuencias con 1.1 grados C, si se supera viviremos en un constante estado de emergencia”.
Serratos insistió en que ese 1 por ciento contamina tanto que, incluso si se colocaran un millón de turbinas eólicas, energía renovable, “se comería” ese consumo y esa forma de vida. “También causaría 1.3 millones de muerte con las nueva solas de calor. El debate ya no es ente emisiones nacionales o territoriales de un país, sino que ahora se enfoca la investigación por clase social. El problema es una minoría, y una minoría que controla el sistema”, aseveró.
Cuestionado sobre si las personas, la sociedad y los estados en general ha enfrentado la crisis climática con la urgenica necesaria, contestó que no. “Las últimas conferencias de Naciones Unidas han sido un fiasco, los países van a negociar cómo contaminar un poquito más y no a disminuir las emisiones”, dijo.
“Además, soy de la idea que la gente no es tonta. La crisis climática ya vive una transición planetaria con efectos más palpables. La gente no ignora esos efectos, pero sí hay una manipulación de jefes de estado para, de cierta manera, no ligar esos fenómenos con la crisis climática. Además, el rol de los medios de comunicación en tener realmente una narrativa que encaje en la crisis climática”, detalló.
“En Acapulco, por ejemplo, tras ‘Otis’ se abordaron dos puntos: la razón de por qué creció tan rápido el huracán. Y está bien, necesitamos esa información. Y segundo: de la reconstrucción. Pero en ningún momento se cuestionó el modelo de desarrollo que de cierta manera es culpable de que la tragedia fuera peor. No se discutió del modelo de turismo, que destroza los manglares; no se habló del cambio de uso de suelo, de la privatización de las playas para construir resorts que hacen vulnerables estas zonas. Es frustrante porque no se abordan los factores sociales”, indicó.