LA OPINIÓN

“Cuando estás en la fiesta se te olvida la COVID”. Hombre celebra con 70 personas los 15 años de su hermana

25/11/2020 - 8:36 pm

La política de La Lunada es que los invitados de Enrique Esparza tengan la libertad de llevar a otros. La noche del evento fueron sumando una a una 120 personas, la mayoría de los alrededores; otros, de Sacramento, Arvin, Los Angeles, Santa Rosa y hasta de Atlanta.

Por Gardenia Mendoza

Ciudad de México, 25 de Noviembre (La Opinión).- Hace poco, Mauricio Montes fue parte de una lista de invitados a una fiesta muy especial a la que no podía faltar a pesar de la pandemia, aunque las autoridades recomendaron guardar distancia, evitar reuniones sociales; de los cientos y cientos de contagios de coronavirus en el país y el mundo.

—Eran los XV años de mi hermana — cuenta.

Fue en Tequesquitengo, un sitio de recreación muy popular entre las clases media y media alta de la Ciudad de México debido a su cercanía (a una hora en automóvil) y porque se suelen tener o rentar casas con piscina o jardines o ambas cosas para pasar el fin de semana o para celebraciones de todo tipo como la que tuvieron los Montes con unas 70 personas.

Durante tres días se centraron en celebrar la vida con más gusto que miedo por la COVID-19.

Conforme iban llegando los invitados, Mauricio Montes, se sintió un poco preocupado. “Ninguno lleva mascarilla”, pensó. Excepto los abuelos que se fueron arrinconando de un lugar a otro hasta que quedaron un poco aislados y resignados a cumplir con la obligación familiar.

Pero pronto se le olvidó a Mauricio Montes el estrés de un posible contagio. Hacía tiempo que le pasaba eso, quizás por las distracciones comunes en un adolescente de 17 años, que si el amigo, que si la escuela, las calificaciones. O quizás sólo como una forma de evadir la realidad.

Números más, números menos, hay alrededor de más de un millón de contagios a nivel nacional y cada día se suman unas 250 defunciones a los más de 100,000 muertos que reconocen oficialmente las autoridades.

En la capital mexicana, la Secretaría de Salud informó que en un solo día se detectaron más de 1, 200 casos positivos de COVID-19, sólo mediante pruebas rápidas de antígenos, y la alcaldesa Sheinbaum culpó a las fiestas familiares del incremento de los contagios por lo que impuso una ley seca a partir de noviembre.

La fiesta de XV Años de los Montes se logró porque fue antes de esta ley, aunque de todos modos hubiera podido realizarse porque fue en el vecino estado de Morelos cuyas restricciones no coinciden con las de la capital mexicana.

Hubo mariachi, pastel, cortes de carne, hamburguesas para los niños, hotdogs y mucho alcohol. Vodka, tequila, piñas coladas, carajillos de café con ron, vino. Comenzó un jueves y terminó el domingo temprano después de múltiples bailes de reguetón, salsa, electrónica sobre una pequeña pista donde todos estaban “pegaditos”.

Amigos, quinceañera, tíos, primos, cuñados, concuños, padres, hijos… Todos en una comunión de riesgo. “Cuando estás en la fiesta se te olvida el coronavirus”, concluyó Mauricio Montes.

Durante meses, este muchacho estudiante de preparatoria fue como soldado en la disciplina para sortear la pandemia, pero lo venció el aburrimiento igual que a sus padres, igual que Estudió en línea, vio todas las series y películas de Netflix, “ya no me falta ni una”, escuchó música, entró y salió de su cuarto y monitoreó redes sociales.

No recuerda si fue en Instagram o Facebook o alguna otra. De pronto empezó a ver a sus amigos de fiesta y a él se le antojó. Pidió permiso a sus padres y éstos no pusieron mucha resistencia: después de todo, ellos también habían perdido el temor y se reunían con amigos y compadres a pesar de que la madre tiene cáncer de tiroides. “Yo que ella no me arriesgaría porque tiene más riesgo”, Pero él no es ella y ella no es él.

Después fue la fiesta de XV y nadie se contagio. Ahora hay menos miedo.

LUNADAS Y GUITARRAS

Desde hace cinco años, Enrique Esparza organiza una lunada en Galt, California. Ocurre en noviembre, previo a Thanksgiving, Navidad y Año Nuevo para evitar pleitos o divisiones familiares en las fechas más importantes, que si uno quiere ir aquí y el otro allá.

Es un festejo de amistad para dar gracias por un año más de vida, por la armonía y, por el bien de esa concordia, tenía dudas si lanzar o no la convocatoria de este año en medio de la pandemia. ¿Sería más negativo que positivo?, se preguntaba. Su padre, un amigo y un tío le pidieron que no la hiciera, que fuera prudente y no se arriesgara. Otros, lo empujaban en sentido contrario.

Decidió hacerla y que cada uno tomara la responsabilidad de sus actos para asistir a Ponilandia, el rancho que este empresario de los caballos.

De hecho hubo fotografías y videos que dan fe de la felicidad del momento pese a la alarma por los datos estadísticos en Estados Unidos. Foto: Especial.

La política de La Lunada es que los invitados de Enrique Esparza tengan la libertad de llevar a otros. La noche del evento fueron sumando una a una 120 personas, la mayoría de los alrededores; otros, de Sacramento, Arvin, Los Angeles, Santa Rosa y hasta de Atlanta.

Algunos con máscaras, otros sin ella, dispuestos a hacer nuevas amistades entre guitarras, violines y tololoche; tacos, burritos, frijoles, papas y elotes en las brazas. No faltó el pozole y los tamales ni un cerdo vivo que se escapó del corral para retozo de los niños, hilaridad de los adultos y susto de incautos sorprendidos por animal rosado y gordo corriendo entre las sillas.

De ello hubo fotografías y videos que dan fe de la felicidad del momento pese a la alarma por los datos estadísticos en Estados Unidos porque noviembre no ha terminado y ya registró más casos nuevos de COVID-19 que en cualquier otro mes de toda esta pandemia.

Se reportaron más de tres millones de infecciones nuevas entre el 1 y el 22 de noviembre, según datos de la Universidad John Hopkins. Eso es aproximadamente una cuarta parte de todos los casos de COVID-19 en el país desde el comienzo de esta pandemia. Ninguno en la Lunada de Galt para alivio de asistentes como Jesús Espinoza, de 38 años, y su familia, que asistieron desde Santa Rosa, a dos horas en coche.

“Nosotros sabíamos que podía haber consecuencias por el COVID-19 y mi esposa tenía preocupación, pero ya estábamos tan cansados de estar encerrados y la lunada nos motivó para conocer amigos”.

La velada fue particularmente especial para Noemí la hija mayor de los Espinoza porque su fiesta de XV años había sido cancelada. En Santa Rosa, las medidas de distanciamiento social son duras y estrictas. Tan radicales que sólo se puede comprar comida para llevar y ya no hay posibilidades de ir a restaurantes ni salones de baile ni cines.

“¡Todo lo que nos gusta hacer para distraernos está cerrado!”, lamenta Jesús.

Por eso se sintieron cómodos en La Lunada, “como en familia”. Hacía frío, pero la fogata amortiguaba y le daba un ambiente encantador para la buena conversación.

De esas lunadas han salido negocios, trabajos y amigos duraderos entre migrantes mexicanos de todo tipo. Jesús Espinoza tiene una empresa de construcción y así ha logrado enganchar algunos proyectos. Enrique Esparza cuenta que en la lunada de hace tres años se acercó a él un invitado que no conocía porque lo había llevado otro amigo.

Estaba un poco pasado de copas, aunque aún se comunicaba con soltura y así hizo una crítica a los árboles de Ponilandia. “Están llenos de ramas secas”, dijo. “Si me permites vengo mañana y te las tumbo”. Y así lo hizo con tanto esmero que desde entonces Enrique Esparza lo contrata para que renueve sus jardines.

Enrique Esparza no sabe cuántos nuevos negocios, amistades o romances se lograrán gracias a la lunada de este año, pero lo que sí sabe es que si pueden contagiar a otros depende de las medidas de protección de cada quién. Por ahora no se reporta ningún caso entre los asistentes que se fueron con menos estrés y ánimo para otros proyectos.

La velada fue particularmente especial para Noemí la hija mayor de los Espinoza porque su fiesta de XV años había sido cancelada. Foto: Especial

Los Espinoza, por ejemplo, regresaron para hacer maletas. Con vacuna o sin vacuna, visitarán México porque es su país, están sanos y la epidemia no está relacionada con la frontera; el amor por la tierra y la familia sí.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE LAOPINIÓN. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video