En promedio, cada día son asesinadas 10 mujeres en México, uno de los lugares más peligrosos del mundo para el sexo femenino. La amenaza de violencia se debe, en parte, a la impunidad de la mayoría de los perpetradores: las autoridades mexicanas resuelven menos de uno de cada 10 casos de asesinato.
Por Amy Githrie y Ginnette Riquelme
Ciudad de México, 25 de noviembre (AP).— Grupos feministas protestaron el domingo en instituciones culturales de la capital mexicana previo al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, utilizando la pintura, el tejido y el amamantamiento para llamar la atención hacia la desenfrenada violencia y el machismo en el país.
Docenas de mujeres pintaron consignas sobre la barricada de madera que protege el monumento del Ángel de la Independencia en la avenida Paseo de la Reforma, una de las principales de la ciudad, mientras que otras tejían corazones de color morado y rosa para colgar en el lugar. El muro fue colocado después de que feministas pintaron grafitis en el monumento en agosto pasado durante una protesta contra supuestas violaciones cometidas por agentes de la policía capitalina y las elevadas tasas de feminicidios en todo el territorio nacional.
En promedio, cada día son asesinadas 10 mujeres en México, uno de los lugares más peligrosos del mundo para el sexo femenino. La amenaza de violencia se debe, en parte, a la impunidad de la mayoría de los perpetradores: las autoridades mexicanas resuelven menos de uno de cada 10 casos de asesinato.
A unos cuántos kilómetros del lugar sobre Paseo de la Reforma, otras mujeres se manifestaron frente al Museo de Arte Moderno por la expulsión la semana pasada de una mujer que daba pecho dentro de las instalaciones. En protesta, las manifestantes ingresaron al lugar para amamantar a sus hijos.
Sosteniendo a su hija Coco frente a su pecho, Fernanda Herranz dijo que sintió que fue discriminada por amamantar a su pequeña, como le sucedió en otra ocasión cuando un empleado de un restaurante le pidió que diera pecho dentro del baño y no en la mesa.
Talia García, miembro del colectivo Restauradoras con Glitter que busca documentar los mensajes sociales que se colocaron en el Ángel de la Independencia, dijo que el ataque con grafiti de agosto introdujo a la fuerza el tema de los feminicidios en la agenda pública. Señaló que también adaptó el monumento que conmemora la independencia de México de España para dar un mensaje relevante en la época moderna. Una de las consignas dice que México es un Estado violador, mientras que otro lo llama “feminicida”.
Las manifestaciones de agosto recibieron el nombre de las “protestas de la brillantina” después de que algunas activistas rociaron brillantina rosa sobre el jefe de policía de la capital mexicana.
“Que hayan rayado el patrimonio, lo lamentamos, pero estamos en una situación sumamente grave”, dijo García, madre de una niña de 2 años. “Estamos levantando la voz por nuestros derechos”.
García se turnó con otras jóvenes para dibujar sus siluetas en las barricadas, siempre en poses de pelea: Puños levantados al aire o con las manos sobre las caderas como superheroínas. Las figuras tenían los brazos entrelazados para demostrar que las mujeres están unidas en su lucha.
Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, emitió esta semana una alerta de género, lo que significa que 20 de las 31 entidades federales del país ya declararon emergencia debido a la situación de feminicidios. Las marchas pacíficas de activistas y familiares de víctimas se han vuelto un evento regular en las semanas posteriores a las violentas protestas de agosto pasado.
Sentada en los escalones que llevan hacia el monumento, Itzel Espíndola tejía corazones de color morado para ser colgados sobre la barricada. Dijo que son “súper simbólicos” debido a que representan el tradicional papel de crianza de las mujeres y los abrazos que las activistas desean darles a las víctimas y sus familiares.
“Hay que reconstruir el tejido social”, dijo Espíndola, quien aprendió a tejer a los 6 años.
En el Museo de Arte Moderno, docenas de mujeres se reunieron inicialmente en el jardín exterior mientras amamantaban a sus bebés, y posteriormente ingresaron a las instalaciones.
Ximena Rueda, quien amamantaba a su hija Julieta, dijo que se sintió “indignada” cuando escuchó la noticia de que guardias de seguridad habían sacado del lugar a una madre que daba pecho a su hijo, con el argumento de que no se podían consumir alimentos y bebidas en las instalaciones.
Se necesita considerar el amamantamiento una práctica saludable y natural, declaró.
“Esta pena que nos da pensar que los pechos son para un tema sexual y no algo tan natural como alimentar”, dijo Rueda en un museo que a menudo exhibe imágenes artísticas de mujeres desnudas.
La directora del museo, Natalia Pollak, señaló que ahora existe una política que establece claramente que se permite el amamantamiento en todas las áreas del museo, lo cual, asegura, pretende un ambiente incluyente que promueva la equidad de género y sirva de inspiración para otros espacios públicos.