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Con salario de 88.36 pesos, dejen la comida chatarra y vayan por alimentos sanos, dice nutrióloga

25/11/2017 - 10:00 pm

Julieta Ponce Sánchez, especialista en orientación alimentaria, destaca que comer es una acto político de soberanía y libertad, por lo que recomendó dejar a un lado los productos chatarra y preferir alimentos frescos y saludables.

“Cuando el salario es incapaz de cubrir todos los gastos del hogar debe establecerse un mínimo vital donde la comida chatarra es incompatible, debe salir de la dieta para ahorrar, contaminar menos y mejorar la salud”, sostuvo.

Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo).– El reciente aumento al salario mínimo alcanza para que una persona coma saludablemente –con restricciones– pero no para una familia completa, así lo expresó Julieta Ponce Sánchez, directora del Centro de Orientación Alimentaria (COA).

El martes pasado se anunció que a partir del 1 de diciembre entrará en vigor un aumento de ocho pesos al salario mínimo, con lo que se sitúa en 88.36 pesos al día.

“Con 88.36 pesos al día sí podría comer saludable una persona en la Ciudad de México, con criterios más o menos estrictos. Pero sólo una persona, no una familia”, dijo la maestra Ponce Sánchez en entrevista para SinEmbargo.

La especialista destacó que es justamente la pobreza en México la que está generando diabetes y obesidad, ya que las personas en situación de vulnerabilidad optan por productos que únicamente suprimen el hambre y estos son los industrializados, populares gracias a la publicidad.

“Cada vez es más frecuente que las familias más pobres sufran deficiencias alimentarias en la primera etapa de la vida y esto los condiciona a biológicamente a presentar diabetes u obesidad más adelante porque el organismo echa a andar un mecanismo de recuperación de energía”, explicó.

La especialista en orientación alimentaria expuso que tres es el número mínimo de comidas que debe realizar una persona cada día para mantenerse sana, y, de acuerdo a sus requerimientos, para algunas es ideal incluir colaciones.

La pobreza orilla a los mexicano a elegir productos que sólo suprimen el hambre pero no alimentan, dice Julieta Ponce Sánchez, directora del Centro de Orientación Alimentaria. Foto: Sandra Sánchez Galdoz, SinEmbargo

Para determinar si el nuevo salario mínimo es suficiente o no señaló que deben tomarse en cuenta dos enfoques:

En primer lugar, si lo que se busca son calorías, con el aumento de ocho pesos pueden encontrarse varias opciones en el mercado. Por ejemplo, un paquete de papas fritas, galletas o un refresco, disponibles en cualquier puesto o tienda.

“Las verduras aportan vitaminas, minerales, pero un obrero, un campesino o un albañil no va a recibir las calorías que necesita. La gente invierte su dinero en conseguir calorías que les permitan terminar su jornada de trabajo. No es tan simple decir que beban agua aunque sea saludable, porque no aporta calorías”, dijo.

No obstante, en un país que ha reconocido el derecho a la alimentación a nivel constitucional, donde además el Estado se ha comprometido internacionalmente a elevar la calidad de la alimentación de la ciudadanía, reconociéndola como un derecho humano, la situación se complica por el tema de la disponibilidad de los alimentos.

En este punto, recordó que el artículo cuarto constitucional señala que toda persona tiene derecho a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad y que el Estado será quien lo garantice. Pero, de acuerdo con Ponce, con el aumento de 8 pesos, comprar una comida de calidad no es tan sencillo en un país donde la comida chatarra prolifera, mientras las frutas, verduras y proteínas de origen animal no cuentan con la misma disponibilidad.

“¿Dónde está la comida saludable que las familias que viven con un salario mínimo van a poder comprar y preparar? Esa es la pregunta que no se responde”, recriminó. “El salario mínimo debe alcanzar para la salud, la alimentación, educación, recreación y una vida de bienestar. Con 88.36 pesos no podemos hacer ni una cosa ni otra bien”, acusó y afirmó que el nuevo salario es “totalmente” anticonstitucional.

En México, sostuvo, el aporte de calorías es dependiente de los productos industrializados: mientras las verduras, tortillas y frijoles se quedan en el olvido, la venta de yogures, cereales de caja y edulcorantes continúa en aumento.

GOBIERNO EVADE OBESIDAD Y DIABETES

Ante este panorama criticó que durante la administración de Enrique Peña Nieto no se han visto avances sobre la propuesta de Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, a pesar de que hace un año se decretó la emergencia epidemiológica por dichos padecimientos.

“Es una esquizofrenia política la que vivimos en esta administración: Por un lado, el Gobierno federal reconoce que las bebidas azucaradas son dañinas para salud y les pone un impuesto; y meses después la misma administración impulsa plantas y nuevas fábricas de estos mismos productos azucarados, hablando de Coca Cola o Nestlé que son ensalzados”, opinó.

Y añadió que el Gobierno actúa lejano a los derechos humanos, mientras impulsa los intereses mercantiles que son los que “verdaderamente” conducen la distribución y producción de alimentos.

Una estrategia para poner fin a dicha situación, comentó, sería enfocar los esfuerzos en que los alimentos cuenten con cinco características:

-Mexicanos.
-Culturalmente aceptados.
-De producción limpia y justa.
-Disponibles y accesibles todo el año.
-Altamente nutritivos.

Finalmente, subrayó que comer es una acto político de soberanía y libertad; por lo que recomendó dejar a un lado los productos chatarra y preferir alimentos frescos y saludables.

“Cuando el salario es incapaz de cubrir todos los gastos del hogar debe establecerse un mínimo vital donde la comida chatarra es incompatible, debe salir de la dieta para ahorrar, contaminar menos y mejorar la salud”, sostuvo.

La especialista brindó algunas opciones para comer saludablemente con poco presupuesto, mismas que a continuación se comparten.

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