Durante la ceremonia conmemorativa por el 58 aniversario luctuoso del representante de la Escuela Mexicana de Pintura, en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores, su hija Guadalupe Rivera Marín, recordó el amor inigualable que su padre tenía por México, en particular por los pueblos de origen prehispánico.
Este sentimiento lo llevó a nivel internacional a través de su pintura y le hizo coleccionar alrededor de 25 mil piezas originales de los pueblos habitantes del territorio nacional antes de la Colonia, y eso debe ser valorado en su justa dimensión en 2016.
A un costado de la tumba de Diego Rivera (1886-1957), a donde también acudió para recordar al pintor la directora del INBA, María Cristina García, la hija del pintor hizo un breve recorrido por la vida de su padre y recordó una anécdota de cuando era un niño, en Guanajuato.