Un informe indica que las series turcas están desplazando a producciones latinoamericanas como telenovelas de México, Brasil, Colombia o Venezuela, incluso Netflix ha agregado novelas de Turquía a su catálogo.
Por Ana Mengotti
Miami, 25 de octubre (EFE).- Los hispanohablantes de Estados Unidos no son la excepción: también han caído rendidos ante las “dizi“, las series turcas que tienen a millones de personas enganchadas a sus historias largas, sentidas y con abundantes escenas en exteriores que sirven de reclamo turístico de Turquía.
“Los dramas turcos están escritos y producidos con un agudo sentido de la importancia de las emociones y los sentimientos que provocan. Las emociones son universales, pero la forma en que las expresamos es culturalmente específica”, dice a Efe Carolina Acosta-Alzuru, profesora en la Escuela Grady de Periodismo y Comunicaciones de Masas de la Universidad de Georgia.
Para esta investigadora venezolana, autora de libros como Telenovela adentro (2015), tanto en la cultura hispana como en la cultura turca las emociones se expresan “descaradamente”.
De ahí que los latinos de EU se conecten “inmediatamente con los dramas turcos”, afirma la autora de Venezuela es una telenovela.
EL ENCANTO DE LAS DIZI GENERA NUEVAS PLATAFORMAS
Francheska León de La Barra, responsable regional de mercadeo de Kanal D Drama, que este mes lanzó el primer servicio de streaming independiente por suscripción (SVOD) dedicado totalmente a series turcas dobladas al español, apunta a Efe que Estados Unidos es por ahora el número 1 en suscripciones.
Chile, el país de América donde antes se sintió el boom de las series turcas y que antes las importó y dobló al español, es el número dos y España, el cuarto, según la ejecutiva.
El nuevo servicio, pensado especialmente para quienes no tienen televisión de pago, está disponible en América Latina, España y Estados Unidos y ofrece acceso ilimitado desde múltiples dispositivos a una creciente librería de series completas y estrenos diarios de lunes a viernes en un “español neutro”.
En unas declaraciones a Efe, León de La Barra señala que Turquía es una superpotencia de creación audiovisual, tanto que es la mayor exportadora del mundo después de Estados Unidos, y sus producciones gozan de gran aceptación entre los hispanohablantes.
Cuando se le pregunta por qué es así, la responsable de mercadeo de Kanal D Drama para EUy América Latina afirma que uno de los atractivos principales es el poder conocer una cultura diferente y las bellezas de un país con pocos referentes en el mundo hispano y hacerlo además con imágenes de una calidad audiovisual alta y una abundancia de escenas grabadas en exteriores.
El costo de producción de las “dizi” es mayor a los de las series televisivas de otros países, subraya.
“El importante rol y el respeto a la madre de familia en las series turcas”, reflejo de esa cultura, es algo que también conecta bien con nosotros, agrega.
NADIE SE LES RESISTE
Las grandes plataformas de streaming, como Netflix, también han sucumbido al encanto de las series turcas. 50 m2, Fatma y Masum son algunos ejemplos.
Las “dizi”, que cuentan con una variada temática desde historias de adolescentes hasta dramas de época sobre el Imperio Otomano, se han convertido en el primer bien cultural de exportación de Turquía y su gran impacto ha dado lugar a investigaciones de todo tipo.
En España, estas series levantan pasiones, sobre todo entre las mujeres.
El actor Kerem Bürsin, protagonista de Love in the Air, tuvo que ser protegido por la policía a su llegada a Gran Canaria (España) de las mujeres que con camisetas iguales y armadas con sus teléfonos celulares para obtener una foto con él le recibieron con gritos y aplausos.
CARLOS MATA VE NATURAL EL ÉXITO TURCO
El actor venezolano Carlos Mato, que desataba las mismas pasiones en los años 90, es consumidor de series turcas y dice que están llegando de ese país “algunas cosas muy buenas”.
Mata recuerda que fue el enorme éxito de la telenovela venezolana Cristal en Turquía lo que hizo que la industria audiovisual de ese país se diera cuenta de que la “clave está en el formato”, en las historias por entregas, se llamen folletines, radionovelas o telenovelas, y en tener al amor y las pasiones humanas como centro.
“Es un fenómeno que no se puede negar. A nosotros nos costó luchar contra el prejuicio, pero lo logramos”, agrega.
A una pregunta de EFE, el actor radicado en Miami responde que al éxito de las “dizi” puede haber contribuido que las productoras de telenovelas latinas pueden haber explotado tanto el modelo que lo han “agotado” y el producto turco es “la evolución natural”.
Cada año, según un informe publicado hace unos meses por el diario turco Daily Sabah, el 25 por ciento del contenido de ficción importado en todo el mundo proviene de Turquía, con alrededor de más de cien series que vende a 156 países.
El informe indica que las series turcas están desplazando a producciones latinoamericanas como telenovelas de México, Brasil, Colombia o Venezuela.
León de la Barra subraya que las producciones turcas no han venido a “hacer daño” a las telenovelas latinoamericanas, que tienen “historias y estilos muy particulares”, sino que aportan una nueva narrativa y transportan al espectador a un mundonuevo y exótico.
¿Qué culpa tiene Fatmagul? fue la primera serie turca en llegar a las pantallas latinoamericanas, concretamente a Chile, en 2014.