José Miguel Domingo, de 53 años, fue encontrado muerto este jueves en el patio interior de su domicilio, en el barrio de la Chana en Granada, España. El País informa que poco después del hallazgo, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía se encontraron con sus compañeros de la Unidad de Prevención y Reacción que iban a ejecutar una orden de desahucio.
Entonces fue que se percataron de que la persona que iban a desalojar era la misma que unas horas antes se había suicidado. La noticia corre por las redes sociales de una España conmovida por los dramas de la crisis económica.
El hallazgo del cadáver se produjo poco después de las nueve de la mañana. La víctima, que se ahorcó, tenía constancia de la orden de desahucio por una deuda pendiente de pago y adquirida cuando hipotecó un local y una vivienda. El proceso de desahucio comenzó judicialmente en 2009, dos años antes le fue concedido un préstamo por 240,000 euros, según fuentes judiciales citadas por El País.
La muerte de José Miguel Domingo conmocionó al barrio, donde era muy conocido ya que regentaba una papelería en la que también vendía prensa. Su hermano, en el local contiguo, tiene una frutería. La víctima vivía sola y no tenía hijos, agrega el diario.
“Su relación era muy buena con los vecinos y gente del barrio. Algunos de sus amigos y conocidos reconocen que, desde el verano, lo veían más ‘triste’ y ‘pesimista’, pero la mayoría de ellos desconocía la orden de desahucio. Tampoco se había puesto el fallecido en contacto con el grupoStop Desahucios de Granada, que tramita más de 60 casos similares, ni había solicitado ayuda a los servicios municipales”, dice el periódico madrileño citando fuentes del Consistorio granadino.
‘Desde hace décadas tenía el negocio y, según algunos de los amigos que lo vieron ayer por última vez, le iba ‘peor’ en los últimos tiempos. En el popular barrio de la Chana, los vecinos han encendido velas ante el local de José Miguel, a quien le gustaba la fotografía. Desde primera hora, la calle Arzobispo Guerrero, donde tenía su domicilio y el negocio, desde el que repartía la prensa a otros comercios de la zona, se llenó de vecinos. La mayoría insistía en que el fallecido era ‘servicial’ y atento. De hecho, ayer mismo, según el relato de otra vecina, le llevó una revista a una mujer mayor con la que tenía relación por la tienda y sabía que no se encontraba bien de salud”, dice El País.