Uno de los efectos más seguros y conocidos del cambio climático es la subida del nivel del mar. La escala puede parecer pequeña, una media de 3.6 mm al año, pero no se detiene: “Continúa creciendo a un ritmo ascendente”, sentencian los científicos de la ONU. La aceleración de este fenómeno en las décadas más recientes es debido a “la pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártida, además de la expansión oceánica” al estar más caliente el agua. Todo se conecta.
Para 2100, el crecimiento será incluso diez veces más rápido que en el siglo XX. Esta subida está detrás de un peligro real de devastación en zonas bajas costeras donde viven 670 millones de personas y la multiplicación de episodios hasta ahora raros como son las grandes crecidas marinas cuya probabilidad se multiplica por cien.
Por Raúl Rejón
España, 25 de septiembre (ElDiario.es).– Las emisiones masivas de CO2 provocadas por la acción humana –causa de la crisis climática– están transformando los océanos a una escala nunca vista. A base de absorber gas y calor, los mares se convierten en más cálidos, más ácidos y con menos vida. Se reducen los recursos que ha utilizado la humanidad durante siglos. Océanos cuyo nivel crece constantemente amenazando grandes áreas donde se asientan millones de personas. “Condiciones sin precedentes”, resume el Panel de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) en su informe específico sobre océanos y criosfera presentado este miércoles.
Los líderes mundiales se han dado cita en Nueva York para el Debate General de la @ONU_es.
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“Toda la humanidad depende directa o indirectamente de los océanos y la criosfera [los glaciares, las capas de hielo y nieve y el permafrost]” arranca el informe del IPCC. De ahí la relevancia de la degradación que el calentamiento global de la Tierra está causando en el 80 por ciento de la superficie del planeta. Una mutación radical. “Los océanos y las cumbres pueden parecer lejanas para mucha gente, pero todos estamos influidos por ellos. Para obtener comida, agua, transporte, comercio, salud o recreo”, ha resumido este miércoles el director del panel, Hoesung Lee.
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Sin embargo, la revisión científica del Panel no deja lugar a dudas: el mar es la principal víctima de la producción de CO2. El 90 por ciento del exceso de calor acumulado en la Tierra por el efecto invernadero se ha ido a sus aguas que también se han quedado con la mayoría del dióxido de carbono extra. ¿Consecuencias? Los océanos no paran de calentarse desde la década de 1970. La tasa de calentamiento se ha doblado desde 1993. El CO2 ha derivado en una acidificación del mar (que impide la vida) que, además, pierde oxígeno. Los cálculos del IPCC reiteran que la reducción de la cantidad de gases lanzados a la atmósfera son la clave para paliar estos efectos. “Las medidas que se tomen hoy son críticas para el futuro de los océanos y la criosfera”.
Una de las autoras del informe, la investigadora Carolina Adler, cuenta a eldiario.es que nadie quedará a salvo de estas consecuencias: “El informe demuestra cómo estos sistemas oceánicos y terrestres están intrincadamente conectados a nivel mundial. Y esto nos afecta a todos en la Tierra”.
GRANDES CRECIDAS DEL MAR: DE UNA AL SIGLO A UNA AL AÑO
Uno de los efectos más seguros y conocidos del cambio climático es la subida del nivel del mar. La escala puede parecer pequeña, una media de 3.6 mm al año, pero no se detiene: “Continúa creciendo a un ritmo ascendente”, sentencian los científicos de la ONU. La aceleración de este fenómeno en las décadas más recientes es debido a “la pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártida, además de la expansión oceánica” al estar más caliente el agua. Todo se conecta.
Para 2100, el crecimiento será incluso diez veces más rápido que en el siglo XX. Esta subida está detrás de un peligro real de devastación en zonas bajas costeras donde viven 670 millones de personas y la multiplicación de episodios hasta ahora raros como son las grandes crecidas marinas cuya probabilidad se multiplica por cien.
Las grandes subidas de nivel de las aguas han ocurrido, históricamente, una vez cada siglo, pero las proyecciones indican que llegarán a convertirse en habituales y registrarse una vez al año a partir de 2050. “Dependiendo del lugar donde se produzca esa crecida del mar los impactos pueden ser muy severos”, indica el documento.
REDUCCIÓN DE LA VIDA MARINA: MENOS PESCA
La abundancia del mar está en peligro. Ante el deterioro de los ecosistemas marinos, “está previsto un descenso en la biomasa global de especies marinas, así como en el potencial de capturas de los bancos pesqueros. Tanto en la superficie como en el mar profundo”, recoge el informe. Ese panorama pone directamente en riesgo la forma de vida de las comunidades que dependen del mar: “Sus ingresos e incluso el sustento”.
Traducido significa que van quedando menos peces en una combinación nefasta de crisis climática y sobrepesca de las especies comerciales más buscadas. Además, muchas variedades se ven obligadas a cambiar sus áreas de distribución. El aviso indica que la masa de animales marino puede caer un 15 por ciento y reducir en un cuarto el potencial para la pesca de las especies. Ante la pérdida de recursos disponibles, se disparan los “conflictos entre las autoridades, las pesquerías y las comunidades ante la nueva distribución de esos recursos”.
No queda ahí la cosa. Además, el calentamiento global afecta a la seguridad de lo que se come al facilitar la acumulación de tóxicos como el mercurio en los animales y las plantas marinas. Esto afectará tanto a los grupos que se alimentan de productos del mar como a sectores económicos como la industria pesquera, la acuicultura y el turismo.
SE HUNDE EL HIELO Y SE DESCONGELA LA TIERRA HELADA
La criosfera se extingue. La fundición de los polos ha sido uno de los avisos más famosos de la aceleración del cambio climático. Las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, simplemente se están convirtiendo en líquido: 400 mil millones de toneladas de agua al año. La banquisa de hielo sobre el Ártico es un 13 por ciento más pequeña cada verano.
La pérdida de glaciares, la descongelación del permafrost y la caída de la capa de hielo van a aumentar por el incremento de la temperatura del aire “con consecuencias inevitables sobre la escorrentía del agua y los peligros en zonas concretas” como inundaciones o deslizamientos de tierra.
Con menos glaciares, hielo oceánico y nieve se empeora la propia crisis climática. Se reduce la reflectividad de la Tierra, es decir, los rayos del sol no rebotan y su radiación es tragada por ejemplo, por el mar. Además, a medida que se calienta el permafrost se va liberando el carbono y metano ahí acumulando durante cientos de años “acelerando el calentamiento global”.
CAÍDA DE LA VIDA EN EL PLANETA
Un mundo más pobre. La pérdida de hábitats para las especies y su degradación se multiplican a medida que los mares se deterioran y las capas de hielo desaparecen. Es célebre la extinción de la gran barrera de coral en Australia cuya existencia se tambalea: “Los corales de aguas cálidas sufrirán grandes impactos aunque el calentamiento global se limite a 1.5ºC”, dicen los expertos.
Pero el informe sentencia que “de manera global, podrían perderse entre el 20 y el 90 por ciento de los humedales costeros”, según el nivel de vulnerabilidad y los estuarios también afrontan riesgos por la salinización y falta de oxígeno que pueden llevar a migraciones, mortandades o extinciones de especies. La alteración de la criosfera conlleva “cambios en la estructura y funcionamiento de ecosistemas y una eventual pérdida de biodiversidad única”.
El informe de IPCC –que se une al publicado en octubre de 2018 sobre la necesidad de medidas urgentes en la próxima década y el de agosto pasado sobre los cambios en la producción de alimentos– tiene una sentencia sobre las implicaciones globales que acarrea la mutación radical del mar: “La degradación a largo plazo de los ecosistemas marinos compromete el papel de los océanos en su dimensión cultural, recreativa y de bienestar de la humanidad”.