Si bien se cuenta con una mayor información sobre los síntomas de la COVID persistente en adultos y sus estragos, se sabe que algunos niños también pueden sufrir la enfermedad, pero ¿hasta qué punto? ¿cómo se dan los síntomas persistentes en los menores? Una experta explica todo al respecto.
Madrid, 25 de agosto (Europa Press).- En la mayor parte de los casos la infección COVID-19 en los niños y en los adolescentes es leve o incluso asintomática. En la actualidad no está claro por qué los niños tienen una enfermedad más leve, aunque hay muchas teorías al respecto. Todavía falta mucho por estudiar, analizar y averiguar sobre el tema.
“Entre los síntomas más frecuentes se encuentran los cuadros catarrales, la fiebre, los síntomas gastrointestinales y, en algunos casos, cuadros respiratorios que incluyen neumonías y que son más frecuentes en adolescentes”, según explica en una entrevista con Europa Press la jefa de Sección de Pediatría e Infecciosas del Hospital Infantil La Paz (Madrid) y presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), la doctora Cristina Calvo.
Según precisa, menos del uno por ciento de los niños que se infectan necesita hospitalización y alrededor de un 0.02 por ciento necesita ingreso en Unidades de cuidados intensivos pediátricas (UCIP).
Como sucede en los adultos, hay menores que desarrollan la COVID persistente. Por lo que cuantos más contagios tengan lugar, más probabilidades de desarrollar la COVID persistente: “Sí se ha descrito la COVID persistente en niños. No se conocen las causas. En España, hasta donde yo conozco, no hay estadísticas oficiales. Se está empezando a estudiar y en algunos estudios se habla de que se presenta en un cuatro por ciento de los niños con infección por SARS-CoV-2, aunque otros autores consideran que puede ser más frecuente”.
En concreto, la doctora Calvo indica que las características o síntomas de la COVID persistente en los menores son parecidas a las de los adultos, generalmente cansancio, cefalea, falta de concentración, dolores musculares, si bien insiste en que los síntomas pueden ser muy variados.
La presidenta de la SEIP subraya que en general se trata de niños con síntomas que son duraderos en el tiempo: “Se habla de COVID persistente cuando los síntomas no se resuelven en cuatro semanas y generalmente cuando duran más de 12 semanas”.
EL SÍNDROME INFLAMATORIO MULTISISTÉMICO
Aquí menciona que existen algunos cuadros, como el síndrome inflamatorio multisistémico del que se habló mucho en meses anteriores, que ocurre aproximadamente al mes de haber pasado la infección y esto puede suceder tanto en niños sintomáticos como asintomáticos cuando pasaron su infección aguda.
“Suele haber un intervalo libre de síntomas y es un cuadro que puede ser grave y puede requerir ingreso en cuidados intensivos. Se caracteriza, entre otros síntomas, por la aparición de fiebre, exantema (erupción cutánea), dolor abdominal, etc… Esto es una entidad post-COVID, pero no un COVID persistente”, precisa la jefa de Sección de Pediatría e Infecciosas del Hospital Infantil La Paz.
Uno de los efectos de la COVID persistente en los menores, según prosigue, es que a menudo afecta a su vida diaria, con problemas de concentración, y puede conllevar a que el menor no pueda realizar deporte o incluso no ir a clase, cuando se trata de una etapa de total desarrollo.
La doctora Calvo recuerda en este contexto que actualmente no hay una prueba concreta para diagnosticar COVID persistente, es un diagnóstico por los síntomas y tras descartar otras causas, al tiempo que subraya que el tratamiento depende de los síntomas en cada caso, no habiendo por el momento un tratamiento específico.
La buena noticia ante este escenario, según confiesa la experta en Pediatría y enfermedades infecciosas, es que en general, aunque persisten los síntomas en ocasiones largo tiempo, estos acaban despareciendo.
Sobre vacunar a los menores de esta edad dice que todavía hay un importante debate en la comunidad científica al respecto de aplicarlo por debajo de los 12. “Posiblemente cuando se conozca la verdadera incidencia de COVID persistente en niños y adolescentes (donde es más frecuente), podamos analizar mucho mejor la situación”, sostiene.