En un trabajo publicado en la revista Nature Communications, los investigadores describen el descubrimiento y la caracterización de un anticuerpo monoclonal humano de reacción cruzada (MAB) a las proteínas de punta del SARS-CoV-2 que bloquea la unión de los receptores ACE2 en el tejido mucoso del tracto respiratorio.
Madrid, 25 de agosto (Europa Press).- Un nuevo estudio realizado por investigadores de MassBiologics de la Escuela de Medicina de la University of Massachusetts Medical School (Estados Unidos) sugiere que los anticuerpos monoclonales IgA específicos de COVID-19 pueden proporcionar una inmunidad efectiva en el sistema respiratorio contra el coronavirus, una característica potencialmente crítica de una vacuna efectiva.
En un trabajo publicado en la revista Nature Communications, los investigadores describen el descubrimiento y la caracterización de un anticuerpo monoclonal humano de reacción cruzada (MAB) a las proteínas de punta del SARS-CoV-2 que bloquea la unión de los receptores ACE2 en el tejido mucoso del tracto respiratorio, lo que podría prevenir o limitar la infección por SARS-CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19.
Al igual que los científicos de todo el mundo, estos investigadores comenzaron a hablar de lo que se conoció como SARS-CoV-2 a los pocos días de los primeros casos de cuando se informó por primera vez sobre el nuevo coronavirus.
A @NatureComms report on a monoclonal IgA antibody that blocks SARS-COV-2 spike protein interaction with ACE2#COVIDresearch #SARS_COV_2https://t.co/7SWMf8XBI6
— Rachel Burckhardt, Ph.D.? (@RMBurckhardt) August 24, 2020
Los orígenes de este rápido e importante descubrimiento se remontan a 16 años atrás, cuando MassBiologics desarrolló un anticuerpo monoclonal IgG que era eficaz contra un virus similar, el SARS (que era el SARS-CoV, el primer síndrome respiratorio agudo grave causado por un nuevo coronavirus). Ese primer virus del SARS causó una enfermedad alarmante, pero luego desapareció; MassBiologics, que en ese momento estaba lista para iniciar un ensayo clínico, guardó los materiales de investigación relacionados con ese trabajo.
Cuando se reconoció el SARS-CoV-2 y comenzó a propagarse, los investigadores se dieron cuenta de que ese primer MAB podría ayudar con esta nueva infección. Iniciaron el proceso de resucitar el antiguo programa del SARS, recuperando células de hibridoma congeladas que habían sido desarrolladas 16 años antes, descongelándolas y determinando si lo que funcionaba para un nuevo coronavirus funcionaría para otro. Aunque había un 90 por ciento de similitud entre los dos coronavirus, el anticuerpo monoclonal no mostraba ninguna unión con el coronavirus actual. MassBiologics evaluó entonces otro MAB de ese trabajo anterior, que también fue débilmente efectivo.
Los investigadores pensaron en su experiencia con un programa de investigación separado para desarrollar "IgAs secretores (sIgA)", anticuerpos que juegan un papel crucial en la inmunidad de las superficies mucosas. MassBiologics ha estado investigando la sIgA en el tracto gastrointestinal como una posible terapia para prevenir las infecciones gastrointestinales.
"Nos entusiasmó saber que los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 son más eficaces para unirse y neutralizar el virus cuando están en el isótipo de anticuerpo sIgA, en comparación con los anticuerpos IgG circulantes habituales. En la naturaleza, los anticuerpos sIgA cubren las superficies de la mucosa como las vías respiratorias, GI y GU, donde son estabilizados por la capa mucosa de estas superficies. Allí, realizan la importante función de prevenir la unión de un patógeno a las células huésped, previniendo así la infección", explica el líder del estudio, Mark Klempner.
Basándose en estos resultados, encontraron que el MAb362 compartía un marco altamente similar con el MAb 80R, otro anticuerpo del SARS-CoV con una estructura cristalina en complejo con el SARS-CoV. Un modelo molecular reveló un epítopo protector altamente conservado dentro del dominio de unión al receptor de la proteína S. El MAb362 neutraliza el auténtico virus del SARS-CoV-2 compitiendo directamente con la unión de la proteína S a los receptores ACE2.