Jorge Alberto Gudiño Hernández
25/08/2018 - 12:00 am
¡Ay!, la educación
Elba Esther Gordillo ya fue liberada y, más relevante aún, tuvo su primera aparición pública el día del regreso a clases. Entre otras cosas, dijo que la Reforma Educativa no iría más, aunque con otras palabras. Algo similar sostuvo el presidente electo cuando se encontró, junto con sus equipos de trabajo, con el saliente: tal reforma se echaría para atrás y se haría otra. No queda claro cuál es el alcance de su afirmación, si se revocarán los mandatos constitucionales o sólo algunos reglamentos, el caso es que algo se hará. Así pues, la amenaza o el aviso ahí están. Hasta parece el juego de la cuerda: a veces hay reforma, a veces no; se tensa el mecate, algunos ceden, otros tropiezan y, tras un buen rato, se vuelve a empezar. Esto sería hasta chistoso de no ser porque lo que está en juego es la educación.
Elba Esther Gordillo ya fue liberada y, más relevante aún, tuvo su primera aparición pública el día del regreso a clases. Entre otras cosas, dijo que la Reforma Educativa no iría más, aunque con otras palabras. Algo similar sostuvo el presidente electo cuando se encontró, junto con sus equipos de trabajo, con el saliente: tal reforma se echaría para atrás y se haría otra. No queda claro cuál es el alcance de su afirmación, si se revocarán los mandatos constitucionales o sólo algunos reglamentos, el caso es que algo se hará. Así pues, la amenaza o el aviso ahí están. Hasta parece el juego de la cuerda: a veces hay reforma, a veces no; se tensa el mecate, algunos ceden, otros tropiezan y, tras un buen rato, se vuelve a empezar. Esto sería hasta chistoso de no ser porque lo que está en juego es la educación. Algunas ideas sueltas en torno a ello:
• La educación en México está mal, muy mal. Desde hace muchos años y desde muy diferentes perspectivas. Es probable que no exista método alguno de evaluación que pueda refutar el señalamiento: la educación en México está mal, muy mal.
• Es fácil decir que el responsable es el gobierno y, sin embargo, es real. Sólo que no es sólo el gobierno actual, el entrante o el saliente, sino prácticamente todos desde que existe una secretaría ocupada de la educación pública. Es cierto, ha habido buenos intentos, acercamientos positivos y nobles intenciones. Es evidente que no ha bastado.
• Los sindicatos (el SNTE y la CNTE), son corresponsables de la calidad educativa de nuestro país. Al margen de cualquier discusión en torno al sindicalismo, a sus beneficios, a las luchas sociales y otras aproximaciones, en el muy particular caso que nos ocupa, los más importantes no son los trabajadores sino los estudiantes. Los sindicatos han hecho política de sobra para proteger los intereses (en teoría) de sus agremiados, que han dejado en un segundo plano lo relativo a la educación.
• Es un lugar común escuchar a miembros de generaciones anteriores asegurando que las cosas cada vez están peor. Está demostrado que esto no es del todo cierto. Sin embargo, en asuntos de educación estrictamente elemental, es probable que tengan razón. Esto sólo puede significar que, en lugar de seguir un rumbo claro, cada vez estamos peor. Revertir ese derrumbe suena complicado.
• No hay soluciones fáciles. La educación, a diferencia de otros aspectos de la vida de un país, genera un círculo virtuoso o uno vicioso. Así, la mejora de la calidad educativa sólo puede ver resultados en el largo plazo. Aunque esto no significa doblar las armas, sigue pareciendo poco probable que algún gobierno acepte asumir el costo político que significaría hacer reformas en serio e implementarlas a como dé lugar. De nuevo, la política priva sobre la educación.
• Hay soluciones. Lo han demostrado otros países. Es necesario invertir recursos, tiempo y especialistas. No es una cuestión de demagogia ni de negociación entre el gobierno y las cúpulas sindicales. Es, en cambio, un proceso orientado, con fines claros y precisos, adoptando algún modelo educativo y llevándolo a sus últimas consecuencias a partir de profesores calificados. También es un asunto de paciencia.
• No tenemos tiempo para juegos. Mientras aquí se discute sobre bonos, prestaciones o formas de acceder al magistrado, en otros sitios se hacen reformas sustantivas a los planes de estudio, se buscan métodos innovadores de enseñanza, se adecuan los programas a los días que vivimos. Así, la brecha entre los bien educados y los mal educados, crece cada año. Es un lujo que no nos podemos dar.
• Ya es tiempo de tomar el asunto educativo en serio.
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