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Jorge Javier Romero Vadillo

25/07/2024 - 12:02 am

Los partidos en crisis: Movimiento Ciudadano

“MC no parece estar aprovechando su notable crecimiento electoral. Parece retrotraído, ensimismado, atado a los cálculos políticos de su caudillo”.

“MC debería ahora estar dando toda la batalla contra la sobrerrepresentación a la que aspira la coalición con pretensiones hegemónicas”. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro

A primera vista, a Movimiento Ciudadano no le fue tan mal en las pasadas elecciones, aunque mantuvo su tendencia de no consolidar sus avances locales, centrados en personalidades más o menos esperpénticas y no en la identidad de un proyecto, a pesar de sus intentos en Ciudad de México. Debo reconocer que me equivoqué sobre las posibilidades de crecimiento de la candidatura de Jorge Álvarez Máynez y menosprecié sus talentos mediáticos. Su resultado no es desdeñable y comprueba que existe un espacio para una fuerza política de corte socialdemócrata en México. Sin embargo, ni él ni su partido lograron transmitir auténtica independencia y, al final, fracasaron en su aspiración a convertirse en bisagra legislativa, especialmente si se consuma el atraco de la sobrerrepresentación inconstitucional.

En alguna parte del electorado, harta de la polarización, el mensaje programático de MC tuvo impacto, mientras que otra parte de su tirón electoral se debe a una estrategia basada en el impacto mediático en tono de farsa, de payasada, de sus jingles pegajosos que cruzaron fronteras. En Nuevo León, sin embargo, donde pudieron haber consolidado un bastión, la frivolidad del gobernador y el desatino de postular a su esposa como candidata a la alcaldía de Monterrey provocaron que se desinflara una burbuja sin estructura y sin otro adhesivo que el ego del fallido candidato presidencial.

El batacazo de la coalición opositora mostró que no era errónea la estrategia de MC de ir solos. Es incluso probable que la mayoría de sus votantes hubiera preferido a Morena si no hubiera existido esta alternativa a la mezcolanza del PRI, el PAN y el PRD, aunque también puede haber atraído muchos votos anti–López Obrador que en última instancia hubieran votado por Xóchitl Gálvez. Los estudios de opinión podrían darnos alguna pista sobre cuáles fueron las fuentes de los votantes de MC, información muy útil para construir una alternativa frente a la intentona hegemónica de Morena.

El hecho es que el relativo buen resultado de MC será irrelevante si se abre paso la sobrerrepresentación inconstitucional que pretende Morena. El partido más afectado por un reparto tramposo y abusivo de las diputaciones y los escaños del Senado sería precisamente MC, que aumentó su porcentaje de votos legislativos de manera sustancial tanto para diputados como para senadores.

MC debería ahora estar dando toda la batalla contra la sobrerrepresentación a la que aspira la coalición con pretensiones hegemónicas. Su diez por ciento, en un sistema proporcional sin sobrerrepresentación, los convertiría en una bisagra relevante, con capacidad de fijar agenda legislativa y con poder de veto, de contención frente a las andanadas de deformación constitucional con las que amenazan Morena y sus aliados. Si se impone, sin embargo, la sobrerrepresentación tramposa no solo quedará por debajo de los escaños en diputados y senadores que ahora tiene, sino que su relevancia será nula en una legislatura secuestrada.

Si la reforma electoral propuesta avanzara y se eliminara la representación proporcional, MC acabaría convertido, si bien le va, en un partido local de Jalisco, Nuevo León y Campeche, mientras que sus votos repartidos en el resto del país, donde no tiene implantación territorial, pero sí cosecha votos, simplemente serían irrelevantes. La posibilidad de consolidación de un partido como MC, que eventualmente ocupare el lugar de un partido socialdemócrata, depende de la subsistencia del sistema de representación proporcional.

Con su resultado electoral, MC debería estar hoy al frente de la resistencia contra la intentona de restauración hegemónica. Sin embargo, han optado por mantener un perfil bajo, una suerte de contemporización con los ganadores, que no contribuye a su consolidación como alternativa. Durante la campaña, MC se mostró propositivo, pero ahora le ha faltado una opinión fuerte sobre el paquete de reformas constitucionales propuestas en el pliego de mortaja de López Obrador y que hasta ahora parecen aceptadas con entusiasmo por Claudia Sheinbaum.

Movimiento Ciudadano debería ponerse a la cabeza de un proyecto de reformas alternativo a los disparates propuestos por el Presidente menguante que se aferra al poder de manera trágica, mientras su sucesora, timorata, no se atreve a enfrentarlo ni parece tener proyecto propio. Reforma a la justicia, sí, pero ¿elección de jueces, fiscalías intocadas, destrucción de la incipiente carrera judicial federal? Reforma electoral, pero no para reducir la representación, sino para ampliarla y hacerla más proporcional. Y, desde luego, el tema de la militarización, que debería ser central en su agenda y aparece soslayado.

MC no parece estar aprovechando su notable crecimiento electoral. Parece retrotraído, ensimismado, atado a los cálculos políticos de su caudillo, sin vocación de poder en un momento en el que se le ha abierto un espacio enorme por la desaparición del PRD y la debacle del PAN y el PRI. Siempre taimado, Dante Delgado sigue tanteando y quien se supone que debería asumir el liderazgo guarda silencio en un momento crucial de definiciones para el país.

El reto de MC es dar el paso de un partido dirigido por un solo hombre a una organización capaz de representar a una parte emergente de la ciudadanía, de manera que le haga honor a su nombre de diseño. Solo si deja de ser un mero éxito de mercadotecnia y se convierte en una fuerza deliberante, con voz clara frente a la crisis de la democracia que vive el país, podrá Movimiento Ciudadano convertir su marca en un proyecto político con vocación de futuro, capaz de contribuir a la reconstrucción una vez que pase el desastre, si es que pasa.

Jorge Javier Romero Vadillo
Politólogo. Profesor – investigador del departamento de Política y Cultura de la UAM Xochimilco.

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